Mirada perdida, mente alborotada, respiración irregular y lágrimas al borde de caer son las pocas palabras que pueden describir la imagen que se reflejaba frente al gran espejo. La luz, proveniente de la lámpara en la habitación contigua a aquel baño donde se encontraba la pálida y débil figura, solamente llegaba con escasez provocando que el pequeño cuerpo frente al objeto reflejante se viera más aterrador y sombrío de lo que ya era.
Ya no le encontraba sentido alguno a lo que pasaba cada noche, simplemente no podía creerlo, trataba de evitarlo de cualquier forma que fuera posible pero sin embargo no podía, era inevitable y no sabía el por qué. Desde hace tres días, luego de que el sol se escondiera, mis miedos aumentaban. No sabía la razón, "Son solo simples pesadillas" decía mi psicóloga, pero yo sabía que no era así. Algo había pasado en el pasado, esas no solo eran simples pesadillas, algo me había dañado en el pasado pero no podía recordar claramente que había sido, o quien.
Mis dedos temblaban como cada noche desde hacía tres días, mi frente sudaba a mares y mi mente estaba vacía... en blanco. Trataba de recordar pero como ya lo dije no podía, el esfuerzo era totalmente inútil y en vano. Mi pálido rostro se reflejaba en el gran espejo frente a mí, no podía reconocerme, esa no era yo. Yo era una persona sumamente alegre en el día pero en la noche me convertía en alguien muy diferente, alguien débil, sumisa al miedo, presa del dolor en mi pecho y del agobio que sentía sin explicación razonable.
Aún recuerdo el día en el que todo comenzó, tenía nueve años de edad era una noche cualquiera o por lo menos eso pensé.
Me recosté en mi pequeña cama y daba vueltas tratando de conciliar el sueño, no lo lograba pues siempre me costó dormir, no podía hacerlo como todas las personas normales que recostaban su cabeza en la almohada y a los pocos minutos ya se encontraban profundamente dormidas. No, ese no era mi caso. Yo lidiaba con insomnio por la noche por lo que me era casi imposible pegar un ojo pero cuando sucedía, todo comenzaba, mis temores convertidos pesadillas venían por mí.
Esa primera vez fue la peor de todas.
Miré mi reloj/alarma que se encontraba en el pequeño escritorio que tenía a no más que quince pasos de mi cama. La hora marcaba las 2:30 de la mañana y yo estaba allí sin poder dormir, sabía que mamá y papá se enojarían conmigo en la mañana por estar agotada debido a mi gran falta de sueño, pero no podía evitarlo, el sueño no venía por mí y me mantenía despierta hasta por lo menos las tres y treinta de la mañana.
Una vez que quede rendida en mi cama, mi visión se puso toda en negro, oía voces que me decían que me quedara quieta o algo malo me pasaría; mi respiración se aceleraba cada vez más a medida que los nervios aumentaban, las voces se escuchaban cada vez más cerca de mí. Trate de mantener la calma pero luego paso... sentía pasos que se aproximaban cada vez más, en ese instante supe que debía correr, correr lejos y lo más rápido que mis pequeñas y cortas piernas pudieran, correr para salvarme. Entonces comenzaba a correr, corría en el oscuro de la noche en aquel lugar sin luces y totalmente desconocido. No conocía ese lugar pero sentía que ya había estado allí antes.
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Cincuenta Sombras Y Las Luces de Phoebe Grey
Fanfiction❝ ¿Crees en la suerte y en la casualidad?... Pues deberías volver a reconsiderarlo❞