Prólogo

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Waverly Swan tiene una mala reputación, ni siquiera importa si lo que se dice sobre ella es verdad, las personas inmediatamente asumen que es cierto porque es esa clase de chica. Ella nunca ha sido del agrado de las madres, incluso de los padres, sus profesores siempre encuentran algo malo en su forma de actuar o de vestirse, su nombre esta sucio, ya sea porque a los trece fue descubierta escapándose de clases con un grupo de chicas con cigarrillos y latas de cerveza en las mochilas o porque todos los chicos en la secundaria aseguraban haberse acostado con ella.

Nada de eso importaba realmente, no cuando volvía a casa y se encontraba la cena lista y su hogar limpio porque Bella y Elí se encargaron de dejar todo listo para cuando ella volviera después de estar todo el día en la calle; eventualmente preguntarían sobre la escuela, donde estuvo metida y finalmente la dejarían ir a dormir después de que lavara los platos sucios, un trato justo que no le agradaba del todo. Lavar trastes le resultaba muy repulsivo, le generaba una serie de ascos que casi la habían hecho vomitar un par de veces en el pasado.

Ahora nada de eso importaba, en realidad, ninguna de las cosas anteriores la había preparado para aquel día en especial.

Charlie Swan, su padre, estaba de visita aprovechando los últimos días del verano por lo que sentía más atención sobre su persona y, por ende, no pudo llevar a cabo lo que se proponía. Pedaleo en su bicicleta hasta la tienda más lejana de su casa, asegurándose de que nadie la reconocería e iría con el chisme a su madre antes de que ella supiera que hacer realmente; acomodo la bicicleta en el área designada a estas y entro al pequeño supermercado, busco el área de la farmacia después de dar un par de vueltas intentando distraerse de su objetivo hasta que finalmente se hizo con tres pruebas de embarazo.

Casi treinta minutos después y tres pruebas con el signo de más, la hicieron sentir ganas de vomitar. Era oficial, su retraso menstrual no fue por estrés o un cambio hormonal, era porque un esperma había fecundado un óvulo.

Waverly no sabía exactamente como reaccionar o sentirse con las novedades, sin embargo, hubo algo que gano dentro de todo ese caos. Ella quería ser madre, anhelaba tener a alguien que le perteneciera completamente y tal vez de ese modo, nunca más tendría que estar sola; ella no sería la clase de madre que tuvo.

Más tarde, mientras se encontraba en un pequeño lugar de comida rápida en compañía de su padre y sus dos hermanos mayores, ella sintió el impulso de huir del país y hacerse con otra identidad, tal vez Europa, pero sus escasos recursos la dejarían llegar tal solo a Ohio, no más allá; sus hermanos la miraban cada cierto tiempo por lo que Waverly optaba por darles leves encogimientos de hombros y sonrisas que no llegaban a sus ojos en un intento de desviar la atención, pero eran Elí y Bella, quienes prácticamente de habían hecho cargo de criarla tras el divorcio de sus padres.

No podía ocultarles nada.

Los siguientes días no mejoraron, sus hermanos se paseaban a su alrededor acechando como un león a su presa. Ella intento fingir que nada malo ocurría hasta que vomito justo después de beber el licuado habitual que Bella le hacía por las mañanas, todo proteína y nutrientes.

𝐒𝐓𝐈𝐓𝐂𝐇𝐄𝐒 ❪JASPER HALE❫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora