Tercera parte

856 10 0
                                    

<<Siempre tendremos parís>>

Empezó el día como lo había planeado, se habían cumplido 89 días, solo uno faltaba para irse. Se despidió de todo lo que conocía. Su habitación, su amiga, su jefe.

Lo que hizo en ese país es muy diferente de lo que pensó. Pero algo que personalmente admiro de María, es que siempre va por la vida sin arrepentimientos. Vino para ser una estrella, fue prostituta; vino para ganar fortuna, tuvo que trabajar duro para sobrevivir y aun así no la obtuvo; vino para buscar un marido, tuvo un amor que no puede, moralmente, tener.

Todo quedaría atrás, se iría de aquel país con la frente en alto llena de experiencia, relatos y la satisfacción de conocer sus límites. ¿Pero eso era suficiente? Se repetía a si misma que sí

Ella estaba en un punto de su vida que estaba muy débil, pero debía ser fuerte. No es una vida que en su país contaría, no se arrepentía de nada. Pero su orgullo no le permitía admitir los estragos que sufrió.

Estaba triste

Fue a ver a Ralf aun con sus maletas en la mano. Y hasta ese momento fue penetrada por él, nunca tuvo tanto placer como el que tuvo en ese frio piso en la entrada de su casa. No le importo nada más que hacer sentir bien al hombre que amaba, que la había salvado de sus propios demonios. Estaba ahí para decirle que sí lo aceptaba, que le permitía ser tan descuidado, que era bienvenido a poseerla y que ya lo estaba esperando.

Hicieron el amor

Fumaron un cigarrillo

Se despidieron

Tiempo de nacer, y tiempo de morir

Tiempo de plantar, y tiempo de arrancar lo plantado;

Tiempo de matar, y tiempo de curar;

Tiempo de destruir, y tiempo de edificar;

Tiempo de llorar, y tiempo de reír

Tiempo de endechar, y tiempo de bailar;

Tiempo de esparcir piedras, y tiempo de juntar piedras;

Tiempo de abrazar, y tiempo de abstenerse de abrazar;

Tiempo de buscar, y tiempo de perder

Tiempo de guardar, y tiempo de desechar;

Tiempo de romper, y tiempo de coser;

Tiempo de callar, y tiempo de hablar;

Tiempo de amar, y tiempo de aborrecer;

Tiempo de guerra, y tiempo de paz.

Me he puesto a pensar en el verdadero significado del cigarrillo. ¿Por qué querrían realmente fumar tantos cigarrillos? Estaban dentro de su casa, acababan de hacer el amor, debía hacer calor. ¿Era ya costumbre? ¿Trataban de calmar sus cuerpos con la nicotina? ¿O sus corazones?

María trataba de olvidar que tal vez esa sería la última vez que lo vería, las últimas veces que lo poseería físicamente. Porque sabía que era más de él que suya.

No quería pensar en el mañana

Pero el tiempo acabo

Al día siguiente María se fue sin avisar, decidida, hacia el aeropuerto.

Casi de manera automática subió y esperó

Debían parar primero en parís, tenía un espacio de tiempo de una hora

María se sintió en tierra de nadie, no había vuelta atrás y este no era un cuento de hadas. Todo quedó atrás, Ralf no vendría a buscarla ya y rezaba a la Virgen para que no lo hiciera, porque si lo hacía no tendría el valor de decirle que no podría detenerla y se marcharía, porque si él se lo pedía no se iría.

Pero el destino se manda solo y le gusta el drama

-Siempre tendremos parís- Ralf apareció

No es necesario describir lo que María sintió cuando vio a ese hombre irremediablemente romántico a un metro de ella con un ramo de flores en su mano

Un final inesperado, irónico y dramático. ¿Quién no querría contar su historia con ese final? Así que se prometió a si misma que si algún día alguien quería escribirla pediría que empezaran como un cuento infantil

Había una vez.

A veces nuestra realidad se puede convertir en un cuento, solo es cuestión de decisión y un poco de valentía.

Once minutos- Paulo Cohelo/ ensayoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora