𝙋𝙧𝙤́𝙡𝙤𝙜𝙤 |Okeus y Ahone|

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Analizaban aquel libro que hallaron en el desierto al oeste de México

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Analizaban aquel libro que hallaron en el desierto al oeste de México. Encontrar aquellos escritos fue como el monolito metálico, con el peligro de que sufriera el mismo destino lo sacaron de su entierro, ocultaron el descubrimiento de los medios por temor que el autor lo viera y lo desapareciera.

Eran lecturas inentendibles, un idioma sin registrar.

Ni las lenguas antiguas se le parecían.

¿Acaso era una civilización perdida?

Si era así ¿Dónde estaba o está? En el caso de aún existir, aunque según los científicos, era una entre un millón de que siguieran con vida.

Las lecturas estaba acompañada de dibujos simples donde se representaban humanos trabajando y adorando a un dios y temiendo de otro. Uno de ellos era un gran hombre con la cabeza de plumas que ofrecía prosperidad a las tierras, el otro era dueño del fuego que se posaba sobre las guerras.

Lo asociaron con la famosa Atlantida, aquel mítico continente gobernado por el dios Poseidon.

Era una prueba contundente de su existencia.

Sin esperar más mandaron a miles a excavar donde se halló el descubrimiento, querían buscar más sobre ello. Aunque solo tenían una pregunta:

Si Atlantida estaba al este y bajo el agua ¿Por qué los escritos estaba en el oeste y enterrada en el desierto?

La mujer progenitora lloraba a la vez que intentaba acercarse a su hijo acusado de canibalismo, ella sabía que su primogénito era incapaz de hacer eso, se negaba a aceptarlo

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La mujer progenitora lloraba a la vez que intentaba acercarse a su hijo acusado de canibalismo, ella sabía que su primogénito era incapaz de hacer eso, se negaba a aceptarlo.

─ S-señor ¡Por favor! Debe creerme, yo no hice eso fueron esos hombres diminutos ─ los uniformados lo arrastraron fuerza de la sala de juicio ─ ¡Por favor! ¡Busquen mi cámara y verán lo que digo es verdad!

─ Su testimonio no tiene fundamentos, el cuerpo de su compañero con mordidas y extremidades perdidas es la prueba de su culpabilidad ¿Por qué insiste?

─ ¡Porqué yo no lo hice! ¡Era mi amigo! ¡Mi mejor amigo! ¡Jamás le haría algo! ¡Fueron hombres caníbales quiénes nos atacaron!

─ ¿Por qué no acepta su crimen?...Llevenselo.

─ ¡No por favor! ¡Vayan al oeste! ¡El oeste es el culpable! Por favor...yo no hice nada ─ dijo casi rompiendo en llanto.

Los llantos de la mujer resonaban en el cuarto cerrado, sus familiares también se lamentaban del hecho, recordando como lo encontraron herido en un pequeño barco que de acompañante tenía el cuerpo de su amigo.

Según su testimonio es que habían sido atacados por las fieras olas en su camino en el mar a una de las islas mexicanas con la misión de interactuar con las tribus pacíficas. Por alguna razón estaban con vida y llegaron a tierra fierme, un milagro, en primera instancia creyeron que llegaron a su destino y se pusieron a investigar en busca de los nativos. El menor encendió su cámara para tener un registro de tan increíble experiencia, entre bromas y recolección de frutas de singular apariencia al frente de ellos se hizo presente un hombre de pequeña altura, pensaron que era uno de los miembros de la tribu, intentaron comunicarse con él pero no recibieron respuesta.

Parecía que sólo los observó y desapareció.

No dijeron nada.

Al cabo de unos minutos fueron víctimas de una lluvia de flechas y piedras que los obligó a separarse. El sobreviviente logró escapar con algunos rasguños y golpes llegando a una zona segura en la copa de los árboles, uno de ellos le habían ofrecido refugio, cada tiempo salía en busca de su amigo, sin resultados.

Hasta que se presentó el momento perfecto. Los indios volvían a su tribu después de una revisión y recolección de frutas y verduras, los siguió con las intenciones de investigar si ellos tenían a su compañero, se arrepintió de saberlo.

En efecto, tenían a su amigo pero lo habían matado, le faltaban algunas extremidades y su interior estaba caso vacio, lo que le dió ganas de vomitar fue dichas partes faltantes en cocción y siendo comidas por los nativos. Le daban asco, sin duda tenía que escapar pero antes se llevaría a su compañero.

Lo logró rescatar en la noche distrayendo a los soldados con sonidos y lanzando piedras a diferentes direcciones, si era bueno decirlo, el ahora muerto era bastante liviano al carecer de varias partes.

Esperaba ser libre de cargos y poder estar en el funeral de su amigo, sin embargo fue culpable y condenado a cadena perpetua por mutilación, asesinato y canibalismo. Jamás le creerían si no vieran el contenido de la cámara perdida, para ellos era imposible que exista una tribu canibal. Afortunadamente fue centro de las representaciones, no prometieron liberarlo en su lugar lo protegerian y cuidarian pues lo que sabía era de alto valor, la información que poseía estaba enlazada con lo que hallaron en el desierto mexicano.

 Afortunadamente fue centro de las representaciones, no prometieron liberarlo en su lugar lo protegerian y cuidarian pues lo que sabía era de alto valor, la información que poseía estaba enlazada con lo que hallaron en el desierto mexicano

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Capítulo inspirado en el caso real del Dr. Timothy Darrow, el único sobreviviente de una expedición en la isla indonesia, Flores.

Ya muerto pero siempre mantuvo la versión de que sus dos compañeros fueron atacados por hombres diminutos. Meses posteriores a su muerte hallaron su cámara perdida y vieron que su relato era cierto.

El Tsenacomoco. [[🌹]]» ¦ᵀᵒᵈᵒˢ ˣ ᵁˢᵃ¦ [Reescribiendo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora