- Estoy en casa.
La primera en venir a saludarme fue mi pequeña Lea, un buldog francés de apenas un año. Deje las cosas en la mesa de la entrada y la salude, jugueteando con ella.
Pase al salón, y me encontré a mis dos amigas, en pijama y tiradas en el sofá, viendo una película. Cuando se dieron cuenta de mi presencia, me miraron fijamente.
- ¿Dónde has estado?- Preguntó Vera.
- ¿Esa camisa es nueva?- Preguntó Alex. Sonreí ante la pregunta de ambas.
- Si, es una camisa nueva y carísima, que me he comprado después de que Apolo bajado del cielo me tirara mi café encima.
- ¿Cómo?- Preguntaron a coro cuando las abandone en el salón.
- Ah, y resulta que Apolo es el dueño de una empresa tecnológica carísima, y como no, yo le he insultado. Mucho.- Dije desde mi habitación mientras me cambiaba.
- No me estas aclarando nada.- Dijo una Vera totalmente alucinada.
- Y también tengo una cita con él mañana.
Esas palabras fueron suficientes para que dejaran totalmente su cómoda postura en su sofá y saltaran hasta la puerta de mi habitación con miles de preguntas cada una. Una vez terminaron de gritarme e inventarse mil historias, me senté con ellas y las explique todo lo que había pasado.
- ¿Te ha pedido salir después de todos tus insultos? Eso es amor.- Afirmó Vera, con la aprobación de Alex.
- No sé por qué me ha pedido salir, pero sé que no estoy lo suficientemente loca como para decirle que no a esos ojos.
- ¿Tan guapo es?- Me encogí de hombros.
- ¡Joder!- Vera ya había cogido su portátil y había buscado toda la información de Leo, con foto incluida.
- No es justo, ¿tiene amigos igual de guapos? – Preguntó Alex, y las tres reímos a carcajadas.
.
Habíamos quedado a las 8 en la entrada de su empresa, por lo que iba a llegar tarde. Salí con veinte modelos distintos, y ninguno de ellos me convencía. ¿Iba muy arreglada? ¿Iba muy poco arreglada? Al final acabe decidiéndome por un mono corto negro, con un precioso encaje en la espalda.
- ¿Cómo voy?
- Preciosa.- Dijo Alex
- Y tarde.- Apuntó Vera.
- Gracias chicas, os cuento mañana.
- ¿Mañana?- Ambas chicas comenzaron a carcajearse, mientras notaba como mis mejillas se sonrojaban.
- ¡Porque estaréis durmiendo mal pensadas!- Me queje entre risas, y me fui cerrando la puerta tras de mí.
Llegaba tarde, como siempre, pero mi sorpresa fue ver que en el lugar donde habíamos quedado no había nadie. ¿Se habría marchado? Dude unos minutos antes de entrar a su empresa, y encontrarme de nuevo con la recepcionista borde, pero antes de acercarme, su secretaría me dio dos toques en la espalda, asustándome.
- Señorita Hudson.
- Casi me da un ataque al corazón.- Dije intentando mantener la poca dignidad que me quedará tras el salto acompañado de un gritito que di después de su contacto.
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Mi olor favorito es el del café.
RomanceMi nombre es Emily Hudson, tengo 25 años y mi manía en la vida es llegar tarde a todos los lugares. Y esta vez no iba a ser menos. ¿Por qué mis compañeras de piso no me echaron a patadas la 3ª vez que dije que iba a llegar tarde? Claramente, esto e...