Aparcamos mi coche en el parking de la zona de los bares.
No pensaba llevarle a una discoteca, quería algo mucho más tranquilo; un sitio donde se pudiera bailar y hablar. Y claro, la luz se me encendió al recordar el bar al que iba cuando comencé la facultad.
Entramos en aquel bar, hablando de cosas sin contenido, pero que nos hacia conocernos poco a poco un poco más.
El bar seguía como siempre; la luz tenue iluminaba de manera muy frágil la zona de baile. Al fondo, una barra de color marrón, con dos camareros intentando mantener la sonrisa para aguantar a la gente que había bebido demasiado. La música lo suficientemente baja como para mantener una conversación, pero lo suficientemente alta como para bailar como si no hubiera un mañana.
- ¿Vamos a quedarnos mucho?- pregunté. Leo se encogió de hombros.- Es por si pedimos una copa.
- Vayamos a por una.
Leo agarró mi mano, y me condujo entre la gente hasta la barra. Cuando llegamos allí, tiró levemente de mí, acercándome a esta, y poniéndose él detrás.
- -¿Que vas a querer?- dijo demasiado cerca de mi oído, haciendo que mi cuerpo se estremeciera.
- Un ron cola.- Leo afirmó.
El camarero nos atendió rápidamente, y cuando ya teníamos nuestras copas, nos sentamos en una mesa alta, retirados de la zona del baile.
- Esta copa y vamos al centro de la pista.
- No bailo, Emily.
- Entonces tendremos que pedirte otra copa.- dije con media sonrisa.
- ¿Está intentando emborracharme, señorita?
- Si quiero verte bailar, he de hacerlo.
Nuestro coqueteo hacia que nos acercáramos el uno al otro, como si nuestros cuerpos fuera imanes y tuviéramos que estar juntos. De repente, una chica que paso por mi lado comenzó a gritar, y me cogió de los hombros, zarandeándome.
Confundida, cogí sus manos, deteniéndola, ante la atenta -y desconcertada- mirada de Leo, pero cuando mi vista se cruzó con la suya, comencé yo a gritar y a zarandearla.
Me acababa de encontrar con Lisa, una de mis compañeras de la facultad, con la cual tenía muy buena relación.
Nos dimos un fuerte abrazo, y cuando nos separamos, me quede observándola
- Vaya corte de pelo que te has dado, dios mío, estas guapísima.
- Tú sigues como siempre. Mucho más formal y arreglada, madre mía, ¿qué es de tu vida?
- Estoy trabajando en un bufet de la zona, y estoy muy feliz, ¿y tú? ¿Cómo va todo?
- Me fui fuera de la ciudad, y trabajo en el ayuntamiento de un pueblito. Nada del otro mundo, pero estoy cerca de los míos, así que no hay problema.
- ¿Has sabido de alguien más?
- Sí, estoy aquí con alguno. Está Dona, Chloe, Rick, Ray... ¿quieres acercarte?
- No, no, estoy... estoy... estoy en compañía.- dije sonriendo como pude, señalando a Leo.
- Oh, vaya vale, de acuerdo. Lo siento.- dijo con una sonrisa.- tengo tu teléfono; te llamaré.
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Mi olor favorito es el del café.
RomanceMi nombre es Emily Hudson, tengo 25 años y mi manía en la vida es llegar tarde a todos los lugares. Y esta vez no iba a ser menos. ¿Por qué mis compañeras de piso no me echaron a patadas la 3ª vez que dije que iba a llegar tarde? Claramente, esto e...