⁰² Calidez ≈ Naoto Tachibana

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𖦹 CALIDEZ Naoto Tachibana 

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𖦹 CALIDEZ Naoto Tachibana 

EN DONDE, desarrollas una admiración hacia tu fiel cliente.

SIENTES CALIDEZ, DE VARIAS FORMAS 

...

Todas las mañanas han sido siempre iguales. Revolvías los granos de café en una taza con agua caliente mientras los servías con una sonrisa brillante, con la que recibías a varios de tus clientes.

Excepto por una persona en particular, que capto tu atención a pesar de todas las personas que entraban y ordenaban cafés, bebidas y algunos postres.

A juzgar por su atuendo cada vez que iba cada madrugada, parecía ser un profesional que trabajaba en una organización importante cuyo trabajo debe ser muy agotador porque pide siempre el café más cargado y amargo en el menú.

Estabas un poco preocupada, debido a las ojeras de un color violeta oscuro debajo de sus ojos. Se notaba por su apariencia la falta de sueño, y como alguien apasionada a su trabajo, memorizabas algunos de los pedidos de tus clientes frecuentes  y casi puedes recordar la mas mínimo de sus pedidos. No de una manera extraña, claro.

¿Pero que podías hacer?, solo eras una persona que trabajaba en una cafetería local, nadie de importancia. No podrías simplemente meter la nariz en los problemas de los demás, en especial cuando son mucho más personales para compartirlos con desconocidos (en el mejor de los casos).

Entonces optas por preguntarle "¿Cómo has estado?" Le preguntaste al joven, tratando de no mirar directamente a sus ojos nublados debido a la fatiga que estaban visibles en sus rasgos, "Estoy bien, gracias ¿y tu?" Las palabras que salieron de sus labios fueron dichas con claridad, lo cual te causo una sorpresa. No esperabas que respondiera de inmediato. 

Todo eso por alguna razón, lo hacia realmente atractivo.

Sonreías subconscientemente, le entregabas el recibo de su orden con una sonrisa dibujada en tu rostro, pero mas amplia mientras lo ves hacerse a un lado para esperar su orden. No pudiste evitar voltear hacia su dirección, manteniéndote atenta a lo que hacia el joven de traje.

Suena el timbre de su pedido, con cuidado recibes la bandeja de su pedido, lo habitual consiste en un croissant y un café arábico, vas y das pasos ligeros hacia su lugar habitual, el sofá que esta junto a el vidrio que enmarca toda la cafetería. 

A pesar de que la gente se va yendo poco a poco, tus ojos se posan en tu cliente favorito una vez más, hasta que sientes un pequeño empujón en tu cintura, giras la cabeza rápidamente hacia esa dirección.

"¿Estas enamora de el?" Pregunta una de tus compañeras de trabajo, una sonrisa ladina se dibuja en sus labios mientras sus ojos con destellos observándote. Temerosa de lo que estaba pasando, decidiste negarlo a pesar de que sabias que seria inútil, ya que no seria fácil deshacerte de esta situación.

Ella te empuja suavemente con el codo una vez más, "No hay nada de malo enamorarse de clientes, ¿sabes?  Es solo que según mi experiencia, son del tipo que te rompen más el corazón".

La miras sin ninguna expresión alguna, sin haber previsto esa respuesta de su parte. Sin embargo, todavía no podías apartar la mirada de el. 

Hay algo que te atrae a el como si fuera un pequeño imán y tu eres solo un pequeño material de hierro o acero, una atracción a la cual no puedes resistirte, sin importar cuanto intentes evitarlo. Es demasiado tarde para dejar de admirarlo.

Esos pensamientos transcurrieron sin problemas, no hasta que derramaste  un poco de café caliente en su uniforme como lo haría una niña torpe, eso fue lo que te devolvió a la realidad. Con los ojos todavía nublados por la inquietud, te ofreciste para ayudarlo mientras el asiente en señal de aprobación.

Inmediatamente caminando hacia el a pesar de varios murmullos dentro de la tienda, dejas a un lado con cuidado su croissant sin tocarlo y la taza no llena en su totalidad. Agarras un pañuelo de papel que estaba en uno de tus bolsillos y limpias la mancha de café que se encontraba en sus pantalones con facilidad. "Señor, se ve muy cansado hoy, déjeme acompañarlo a casa". Le dices en voz baja y lo ayudas a levantarse, colocando su brazo alrededor de tus hombros como apoyo, saliendo para acompañarlo de regreso a casa. 

Te aferrabas con cuidado a su uniforme, y a pesar de verse tan cansado por dentro y por fuera, un leve aroma a vainilla persiste en su cuello. Te mordiste el labio, una sensación de vergüenza se apodero dentro de ti por encontrar pequeñas razones por las cuales retorcerse mentalmente a pesar de la situación. 

¿O fue realmente desafortunado? Aun así, esperaste a que hablara, este no tardo en abrir los labios. "Gracias, estoy en deuda contigo".

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El corto viaje en taxi hasta su departamento fue bastante rápido para tu agrado, ya que no querías que nadie te confundiera con la pareja de el  cuando solamente eras una completa extraña. 

Ahora que lo piensas, ser solamente una extraña deja una punzada de dolor en tu corazón. Tu compañera tenia razón, es inútil enamorarse de un cliente.

Das un suspiro mientras le pagas la tarifa al conductor y una propina, en lo que ayuda al de traje negro a salir del coche de forma rápida. No fue tan fácil indicar su ubicación, ya que le dio acceso gratuito a su casa, incluida su dirección.   Tomabas tu cuello por la parte trasera y bajaste tus brazos provocando que tus manos rozaran con las de el.

"Y, llegamos" Dices con una sonrisa melancólica, millones de emociones congestionadas en tu mente y corazón. Fue bueno mientras duro, ayudar a alguien que admirabas durante tanto tiempo. Como los buenos recuerdos duran tan poco, también debes aceptar la verdad. No serás mas que una empleada de una cafetería local en la que suele pedir un café. 

En sus labios se dibujaba una pequeña sonrisa, sus cabellos como el tronco de ébano despeinados ondeando por el viento. "¿Alguien te lo ha dicho alguna vez?" Pregunto de repente, sus palabras fueron pronunciadas en voz baja, aparte de las otras veces en las que respondía con severidad o indiferencia.  

"¿Perdón?" Dices con una sonrisa nerviosa y seca, gotas de sudor empiezan a correr por tu frente. 

El inhala profundamente y responde "¿Qué sientes esa calidad, en todos los sentidos? Por cierto, mi nombre es Naoto Tachibana".

Mirando hacia otro lado, nerviosa, hiciste todo lo posible por comprender lo que acababa de suceder. ¿Primero te dijo que se siente bien y después se presenta ante ti?

Cualquiera que hayan sido las intenciones, tus ojos brillaron instantáneamente con asombro e interés, sabiendo que no iban a ser simples conocidos a partir de este día en adelante. Así que también te presentaste, *Soy Y/N  Y/S, un gusto conocerte*.

...

𖦹 CALIDEZ,  Naoto Tachibana

𝐒𝐎𝐋𝐀𝐂𝐄.  TOKYO REVENGERS One-shots /  𝑇𝑟𝑎𝑑𝑢𝑐𝑐𝑖𝑜́𝑛Donde viven las historias. Descúbrelo ahora