Capítulo 67

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No te preocupes, te perdonaré.

Las raíces de los árboles penetraban en el suelo de la montaña, dejando que sus manos verdes llegaran hasta el cielo. Los gruesos y sólidos troncos de los árboles se enfrentan entre sí, lucían similar a través de las distancias. Las exuberantes ramas y hojas se entrelazaban en el aire.

Bajo los alrededores de estos árboles había una casa de madera.

La casa de madera estaba hecha totalmente de cortezas gruesas y sólidas, que desprendían un tipo de olor genuino y firme. La casa de madera no era una casa nueva, había acumulado muchos años. Así que, la superficie de la casa tenía musgo verde creciendo por todas partes, y de algunos de los troncos de los árboles habían empezado a brotar pequeñas y tiernas ramas.

Alrededor de la casa de madera había una alta y gran valla construida con bambú verde. El área de atrás y adelante eran todos campos de vegetales, y en medio de los campos había un pozo hecho por el hombre.

En ese momento, una joven y hermosa dama estaba sacando agua del pozo.

Aunque usaba ropa sencilla y simple, aun así, era difícil enmascarar su tez. Tenía dieciséis años, y tenía un gran par de ojos negros, el blanco y negro de sus ojos estaban claramente definidos, eran puros como cristales.

La luz del sol penetraba a través de las superpuestas y lujosas hojas de los árboles, brillando en su rostro, dejando que su piel reflejara la luz como si fuera nieve blanca, mostrando también una especie de rubor rojo transparente y suavidad en ella.

Su pelo negro colgaba rebeldemente y cubría a medias sus bonitos lóbulos de las orejas.

Sus labios rosados estaban fruncidos en ese momento, ella apretaba sus dientes blancos perfectos, su cara mostraba una expresión de plena concentración.

Usó todas sus fuerzas para sacar el cubo lleno de agua del pozo. Con otro aliento, movió el cubo al suelo fuera del pozo.

"!Uf!" La joven se limpió la frente y exhaló, usando su pálida mano para abanicarse la cara.

Al oír que el cubo golpeaba el suelo, la puerta de la casa de madera se abrió, y un anciano salió.

El pelo del viejo era una mezcla de blanco y negro, su cara tenía capas de arrugas. Aunque sus ojos se veían cansados, a veces mostraban un poco de brillo. Como un tigre viejo, aunque viejo, la autoridad del tigre era todavía evidente.

"Chica, ese cubo es demasiado pesado, te dije que me dejaras cargarlo. ¿Por qué estás regando en secreto las plantas a mis espaldas otra vez?" El anciano miró a la joven y mostró una expresión de afecto cariñoso.

"¡Padre!" La joven llamó dulcemente: "Estuviste cazando hasta tarde en la noche de ayer, quería que durmieras hasta más tarde hoy. Es sólo un cubo de agua, mira, pude levantarlo, ¿Verdad?"

"¡Tú, siempre te gusta hacerte la dura!" La voz del viejo estaba llena de impotencia, pero sus ojos volvían a mostrar cariño.

Dio un gran paso y llegó al pozo, extendiendo su mano y agarrando fácilmente el cubo, "Ven, pequeña, vamos a regar las plantas juntos".

El aire estaba lleno de olor a hierba y flores silvestres, el viento del verano soplaba cálidamente y pasaba junto a los árboles, convirtiéndose en una ráfaga de viento refrescante.

La casa de madera de la montaña tenía un campo de vegetales, y la chica usaba el cubo, agachando la espalda para regar las plantas. El padre se encargaba de sacar el agua, turnando dos cubos de agua. La atmósfera de una familia amorosa era evidente en este pequeño espacio.

Reverend Insanity (Gu Daoist Master)Libro I " La naturaleza de un demonio ..."Donde viven las historias. Descúbrelo ahora