Saturno

¡Hey, hey, hey! ¿Qué tal? Vengo con un segundo fanfic de Tokyo Revengers, esta vez, basado en una canción que comenzó como broma pero luego me dije "No, es que sí les pega" a Inui y Draken, que inicié, también, shippeándolos leve y ahora son una súper ship que tengo ¡VIVAN LOS NOVIOS! Cada capítulo que pasa del manga lo logro leer por este par sin llorar tanto (?) De hecho, este fic es el primero de 2 fics de una saga a la que llamé "Planetario" que espero les guste.

Hay referencias a cuentos y, claro, TIENE SPOILERS DEL MANGA pero con que hayas leído hasta...¿El 204? Es suficiente, no tiene spoilers de más.

Todos los créditos a Ken Wakui, yo solo tomé sus personajes. Igual el fanart, no es mío y está basado en "Saturno" de Pablo Alborán, pueden oírla mientras lo leen.

Espero les guste tanto leerlo como a mí me gustó escribirlo ¡Gracias por leer!

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Tantos años habían pasado desde ese agridulce adiós que le dio a Kokonoi y, sin embargo, ahí estaba él, despertando en medio de la noche, empapado en sudor frío y lágrimas tibias que templaban la temperatura de su quemada cara, recordando aquellos golpes como si los hubiera recibido hacía solo segundos.

Tardó un rato en superarle, quizá unos diecinueve días pero ya habían pasado más de quinientas noches y él seguía despertando con esos sueños que le dejaban temblando y jadeando con la boca seca, amarga por el sabor de aquel amor que jamás pudo ser y por esos besos que en sueños se quedaron.

Las mil y un sonrisas que dibujó a su lado, las palpitaciones aceleradas de su corazón cada que su mirada se perdía en esos negros cabellos ondulados o en esos rasgados ojos, delineados finamente para exaltar la nata elegancia que Kokonoi portaba con gracia, todas esas dulces memorias que se opacaban con la triste remembranza de momentos que quería olvidar pero le era imposible, estaban marcados al rojo vivo en su piel, tal como la cicatriz en su cara.

Esos bellos días de fotografía se quemaban por la llama de dolor que le acompañaba desde que Koko -como le decía- le salvó por accidente. Si no hubiera sido por el amor que Kokonoi le profesaba a Akane, probablemente él hubiera sido quien agonizara por meses en el hospital, con la piel quemada, envuelto en vendas y cámaras de oxígeno, no su hermana.

Que Koko le salvara fue un error...Básicamente, su vida tras aquel incendio había sido una confusión, igual que aquel beso en la biblioteca donde fingió dormir ¿Por qué, si había estado esperando ese beso por tanto tiempo, ese momento que debía saberle al mismo néctar de los dioses le sabía más amargo que el expreso cargado que Kokonoi tomaba cada mañana religiosamente?

Lo sabía pero quería fingir que no, tal como fingió por lustros ser alguien que no era; responder a "Akane" cada que Koko le abrazaba entre dolorosas lágrimas, cada que le besaba con los párpados cerrados para no perder la imagen de aquella muchacha que Seishu nunca fue.

A ojos del azabache, él solo era "Inupi, el hermano de Akane-san"; él era el recuerdo del primer amor de Kokonoi que no pudo ser. Koko veía al hermano de Akane-san, no a Seishu...A pesar de que él veía en Kokonoi ese amor que alguna vez sintió por Shinichirou cuando lo veía trabajar en las motocicletas con tanta pasión, fumando su cigarro antes de ponerse sus tacones y su chaqueta de los Black Dragons para liderar esa banda ideal a la que Seishu quería pertenecer.

Siempre supo que Koko estaba a su lado, atado por lo que Seishu creía que era el hilo rojo del destino pero que, desgraciadamente, terminó siendo el hilo del recuerdo de esa chica de cabello a los hombros y sonrisa amable que se la pasaba en la biblioteca leyendo libros con ahínco mientras él rodaba los ojos, pensando que jugar en las maquinitas sería más divertido.