¿única parte?

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𓃥 6766 palabras 𓃥

Atsumu deseaba no haberse enamorarse en primer lugar.

Tal vez, de ser así, no se encontraría ahora de esa manera.

Parpadeó un par de veces mientras recuperaba la conciencia solo para darse cuenta en donde seguía; su mejilla pegada a aquella madera, su cabeza girando como un huracán, las lágrimas secas en los costados de sus ojos, sus huesos entumecidos... todo lo indicaba que seguía en el mismo estado deplorable, pero ¿le importaba? Para nada.

Se encontraba vivo, desgraciadamente, sintiéndolo hasta los huesos y aunque morir sonaba como la mejor decisión que podría tomar en su vida, aún estaba en aquel local, en la cúspide de su carrera, con personas que lo amaban y otros sesenta años por delante.

—Ah, es demasiado tiempo— se recriminó en voz alta.

Separando su rostro de la mesa, este movimiento hizo el típico sonido que le indicaba que había dormido al menos un par de buenas horas. Aún a su lado, la botella de cerveza se alzaba orgullosa y posiblemente ya caliente, y, de todas maneras, él tomó. No le importaba nada en ese momento, sonaba muy lamentable para alguien como él, pero así se sentía ser atropellado por la aplanadora de la traición.

—Me alegro que estés vivo, Tsumu—

—No molestes, Samu—

Ni siquiera tenía que volverse para saber que su hermano se encontraba moviéndose de un lado a otro arreglando y limpiando lo que por demás ya estaba arreglado y limpio, y en realidad solo lo observaba para saber si de verdad seguía respirando y no había arruinado el buen nombre de su restaurante.

—Deberías parar... das pena—

Tan delicado como era su hermano.

—Pena es lo único que te puedo ofrecer—

Él le contestó sarcásticamente, aun cuando Atsumu sabía que su hermano se estaba tocando el corazón por él para cerrar temprano un viernes por la noche -por eso de las seis- y lo había dejado también beber y beber hasta desmayarse hasta las... ¿Qué hora era?

Giró su muñeca derecha para observar su reloj, normalmente las personas solían colocar aquellos aparatos en su mano no dominante, pero a él le parecía idiota... dejando el pensamiento vagar, leyó los números.

Hasta las dos del siguiente día.

Como si la conexión de gemelos existiera verdaderamente, Osamu lo fue a decir a voz alta.

—Mierda, son las dos—

—De otro lastimoso día, sí—

—Levanta tu trasero de ahí ¿quieres? — le preguntó —Debimos abrir hace una hora—

—¿No lo está ya? —

—No, Tsumu, no lo está, porque tengo un hermano famoso y borracho en mi local y aunque lo odio, no dejaré que manche su reputación y su carrera dejando que le vean ebrio y hecho una mierda— Osamu lo tomó de los hombros y después lo encaminó al baño, haciendo un movimiento de cabeza para uno de los chicos que suelen ayudarle y este limpiara su mesa.

—Eres buen hermano, Samu—

Por suerte, existía un bendito baño de Onigiri Miya el cual era unisex, individual y lo suficiente grande para que dos personas se movieran sin problema, y ese fue justo donde lo llevó. Obligó a su gemelo a lavarse la cara un par de muchas veces, y luego a lavarse los dientes con un cepillo reciclable y algo de pasta dental que él mismo guardaba para cuando se quedaban abiertos muy tarde e improvisaba un lugar para dormir en el segundo piso asegurando abrir al día siguiente temprano y a tiempo. Una vez Atsumu pareció poder abrir sus ojos lo suficiente, prácticamente le pateó el trasero hasta llegar al inodoro y gritarle que hiciera sus necesidades porque tenía mucho alcohol en su sistema y no quería que orinara en su camino a casa en alguna planta.

𝚃𝚛𝚊𝚒𝚝𝚘𝚛 - SakuAtsuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora