La llegada.

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Levanna.

La noche era fría y caminaba por las calles vacías y llenas de humedad; estaba intranquila por lo peligroso que se empezaba a hacer el camino, aún así ya nada de eso me preocupaba, estaba sumergida en mis pensamientos y en lo decidida que estaba esa noche. Esa es una de las noches que más recuerdo, todo se vuelve borroso desde aquel accidente quisiera recordar,  pero por más que quiero no hay nada , sólo pesadillas o eso creo.

Quiero dejar de pensar porque cada vez que lo hago me duele la cabeza, pero aquí estoy donde todo comenzó, frente a la misma cafetería donde conocí a mi desgracia, a la desgracia de la humanidad diría yo... verás todo comenzó en una tarde lluviosa, corría a la estación del tren desesperada púes se me hacía tarde para ir a mi trabajo, cuando apenas logré llegar cerré mi sombrilla y la sacudí levemente para ingresar al tren,  busqué con la mirada mientras caminaba un asiento al lado de la ventana para admirar aunque sea un rato el paisaje lluviso y así adelantar un poco el trabajo pendiente, me senté frente a un joven bien parecido, ojos marrones y cabello algo alborotado que me observaba y sonreía, su sonrisa era de burla más que de amabilidad, lo más seguro era porque estaba despeinada y mojada o era por la facha que traía, pero no era tan importante, así que seguí haciendo mi trabajo.

Al llegar al final de la estación bajé y seguí un par de calles, saludé al guarda de la compañía y me registré para marcar mi hora, ahora si estaba a tiempo, la semana pasada me regañaron por llegar tarde. Me senté y sequé el sudor de mi frente, puse mis cosas en el mostrador y terminé mi trabajo que hacía en el tren.

- Bien Levanna, ¿terminaste el informe que te pedí? -mencionó mi superior asomándose desde el marco de la puerta en su oficina-

-Si señor. -acomoda las hojas dentro de los folders-.

-Bien, esta tarde voy a una reunión importante con el jefe de una compañía y quiero que me acompañes para tomar nota de todo, ¿está bien? -menciona colocándose un cigarro en sus labios-.

El señor Dumount es mi jefe, él siempre tiene la costumbre de fumar cada vez que algo le preocupa o lo pone nervioso, lo más seguro es que hoy haya algo importante que lo preocupe. Es una persona ya mayor, pero siempre vistiendo tan formal, bien peinado, sus ojos marrones que pueden llegar a penetrar tú alma si así lo quisiera él, muy amable eso sí; pero su carácter es fuerte cuando algo no le parece, cuando le toca defenderse de las injusticias.

- Si señor, adelantaré todo para entonces. -sonrío-.

- Gracias. - se dirigió nuevamente a su oficina-.

Como mencioné anteriormente, adelanté mi trabajo, púes no me daré el lujo otra vez de atrasarme con el trabajo y recibir un memorándum a mi curriculum, no señor.

Pasaban las horas y el tiempo de la reunión se acercaba, yo más que lista esperé al señor Dumount para ir al lugar esperado.

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⏰ Última actualización: Nov 03 ⏰

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