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Era más de media noche en Konoha y una peli rosa acababa de llegar de una misión completamente agotada y con ganas de tirarse en la cama por toda la noche. Su misión no había sido nada fácil, tuvo que estar fuera por toda una semana y sin mucho contacto humano, por lo que comenzó a extrañar ciertas necesidades carnales que toda persona necesitaba.

En todo ese tiempo estuvo recordando los momentos vividos con cierto ninja y se prometió que al volver saciaria todos sus deseos.

De pronto, sintió la necesidad de estar con esa persona sin importar lo cansada que se encontraba, después de todo, ya habría tiempo para dormir más adelante.

Tomó su teléfono y llamó a la persona que tanto había extrañado.

--¿Hola? --contestó desde la otra línea.

--¿Estás despierto?

--Si no lo estuviera, entonces no hubiera contestado.

Tenía un punto, él dormía como roca.

--Espera ¿No estabas en una misión?

--Acabo de regresar y quería saber si... Ya sabes... Si puedes venir a mí casa --lo oyó inspirar fuerte.

--¿E-estás segura? --habló después de una pausa-- ¿No quieres descansar...?

--Naruto --lo cortó--. Tengo una comeson que sólo tú puedes rascar ¿Lo entiendes?

--Okay, okay, voy para allá --al parecer entendió la indirecta.

Colgó y después de diez minutos se escucharon golpes en su puerta.

Fue a recibir y ahí estaba el rubio en frente de ella.

--¿En verdad no podías estar tanto tiempo sin mi, Sakura-chan? --preguntó de manera seductora.

--Cállate y entra antes de que me arrepienta.

Lo atrajo hacía si y estampó sus labios en un profundo beso que rápidamente fue cobrando más intesidad hasta convertirse en un torbellino de caricias y pasión imparable.

No se fueron por las ramas he inmediatamente se deshicieron de sus prendas y ni siquiera alcanzaron a llegar a la habitación de lo urgidos que estaban por estar juntos.

Esta iba a ser una noche muy larga.

[...]

A la mañana siguiente, practicaron la misma rutina que habían estado siguiendo desde algunos meses. Despertaban, Naruto trataba de retenerla un poco más, Sakura insistía en que deberían de levantarse, el rubio se rendía, se arreglaban juntos, incluso desayunaban juntos de vez en cuando, y por último ambos se iban a la torre Hokage para que les asignaran una misión.

Así era la vida de los dos. El único problema era que ninguno tenía idea de cuál exactamente era su relación, es decir, tenían encuentros sexuales muy a menudo, pero para la sociedad no eran más que amigos que se llevaban muy bien y eran un excelente equipo para las misiones, incluso ellos no tenían un nombre específico para denominar lo que tenían, simplemente era algo natural que se daba entre los dos.

Para la peli rosa era más fácil de esta manera, pues no tenía que preocuparse por el sentimentalismo y podía satisfacer sus necesidades físicas siempre que quisiera, sólo esperaba que Naruto pensara lo mismo.

Como Sakura había estado fuera por mucho tiempo, el Hokage le había otorgado un merecido descanso, así que no tenía que presentarse en la torre ese día.

--¿Estás segura de que no quieres que te haga compañía más tarde? --preguntó mientras se colocaba los zapatos.

--Estaré bien, además tengo algunos pendientes que hacer, el apartamento ha estado abandonado por bastante tiempo.

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