Capítulo cuarto

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Capítulo cuarto

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El atardecer llegó demasiado pronto y Sakura Kinomoto no podía dejar de andar de un lado para otro. Se miraba una vez tras otra en el mismo espejo y soltaba una maldición.

- Sakura, si sigues así vas a abrir un boquete en el suelo.

- Pero mira este maldito atuendo, Tomy. ¡No deja nada a la imaginación!

- Tu rostro queda perfectamente oculto bajo ese velo de seda...

- ¡Oh! ¡Por los dioses! Lo que menos me preocupa ahora es mi rostro. Si me ve la emperatriz me expulsará de palacio por desvergonzada. ¿Y que pretende el príncipe al vestirme así? ¿Asentar mi posición como su esclava sexual? Oh, dios, o dios...

- Pues yo creo que la pedrería es hermosa. Además, esa mujer de Nanda dijo que era un vestido muy hermoso y elegante. Digno de una dama noble. Si ella lo dice... Y tiene muy buen gusto con los detalles. La joya del ombligo sólo resalta tu estomago plano.

- ¡Ese es el mayor problema! ¡Se me ve el ombligo! ¡Ni las prostitutas de un burdel van así! No me importan las costumbres desvergonzadas de Nanda. ¡Estamos en Aristía! – Tomoyo rodó los ojos y se cruzó de piernas resignada a oír todos sus reclamos. La puerta se abrió y la marquesa entro en la sala quedándose pasmada con la visión de su protegida.

- No podemos dejar que salga así.

- ¡Gracias! Al fin una mente sensata. – la mujer pidió a una sirvienta que trajera algo y la miró de pies a cabeza.

- Sin duda tiene una belleza exquisita, pero parece vestida para su noche de bodas.

- ¡Es humillante!

- No crea... he ido a la biblioteca imperial para informare de la vestimenta señorial de Nanda, y el vestido que lleva es de los más recatados.

- ¡Oh, vamos! – al fin llegó la sirvienta con un hermoso chal turquesa de cuerpo entero y adornado con un broche dorado – Oh, sí. Gracias. Eso me cubrirá.

Sakura corrió en dirección a su salvación y se enfundó en el chal en menos de medio minuto. Ahora, al menos podría salir sin miedo a que la emperatriz ordenara su asesinato.

- Aunque imagino que deberá dejar el chal a un lado cuando llegue a la cena.

- Voy a morirme del apuro...

- Oh, vamos Sak. Al menos parece cómodo y ligero.

- ¡Y tan ligero! Se me congelara la maldita barriga. Aunque los zapatos son comodísimos. Es como ir en alpargatas. Adiós a esos engorrosos tacones – Tomoyo dejó ir una sonrisa y miró a su prima con cariño.

- ¿Te has informado sobre el marfil rosa y el país de Nanda?

- Por supuesto. Padre me envió un par de informes del duque de Rossier sobre las propiedades del marfil y algunos libros que tratan sobre fauna, en concreto hablan de los elefantes Naumannies – la señorita Daidouji rodó los ojos y levantó las manos, presa de la desesperación.

- Sabes que tienes acceso a los libros de palacio ¿no? La familia imperial posee la mayor biblioteca del reino. No tienes que molestar a tu padre por algo cómo esto – una gota bajó por la frente de la castaña.

- Ah... ¿lo olvidé? - Dos golpes en la puerta anunciaron la llegada del príncipe heredero. Sakura se tensó y miró a su amiga con ansiedad. – Tengo miedo, Tomy... - su prima se levantó entonces para tomar sus manos desnudas con suavidad.

- Oh, vamos Sak. Esto es lo tuyo. Convenciste al duque de Mir de que comprara toda la avena de la finca noroeste en menos de una hora. Y firmó un contrato de compromiso de cinco años con tu familia. ¡Cinco! Puedes con un montón de exóticos duques de Nanda. – Sakura asintió, no muy convencida y le dio un abrazo a su prima y mejor amiga.

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⏰ Última actualización: Jun 25, 2021 ⏰

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