Imaginas Michael

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Dos días. Solo dos días quedaban para que se fuera. Pero antes de eso, queríamos quedar una última vez para disfrutar de esos momentos que no volveríamos a disfrutar hasta que volviera…

Michael estaba sentado de espaldas a mi, en el banco de piedra dónde solíamos quedar antes de que todo pasara. Fui cautelosamente hacia él y le tapé los ojos “¿Quién soy?” dije con una sonrisa. Él guardó su móvil en el bolsillo de su chaqueta y puso sus manos entre medio de mis caderas y mis costillas, haciéndome cosquillas. “Sabía que eras tú” dijo sonriendo. “Sabes que odio que me hagan cosquillas ahí” dije acercándome a él. “¿Dónde? ¿Aquí?” Dijo tocando mi punto débil otra vez. Yo retrocedí ante su toque y él se rió, mostrando su preciosa sonrisa. “¡Para!” Dije empujándolo por los hombros. 

Iba vestido con unos pantalones negros, una camiseta de Guns N’ Roses, su chaqueta vaquera y sus converses negras. Llevaba los pelos un poco desenfadados, como siempre, como a mi me gustaba.

“Anda, ven aquí” Dijo acercándose a mi y dándome un abrazo, protegiéndome con sus fuertes brazos. Mi cabeza reposaba en su pecho, y… ¡olía tan bien! Me encantaba el perfume que se echaba. En mi estómago solo revoloteaban mariposas y no podía evitar que me saliera una sonrisa tonta. Quería disfrutar de él tanto como pudiera antes de que se fuera.

No quería admitir mis sentimientos hacia él, pero es que cada vez eran más fuertes. Sabía que lo nuestro no llegaría a ningún sitio con la vida que él llevaba…

Michael se separó de mi y puso uno de sus brazos por encima de mis hombros. “¿Qué te parece si vamos a la playa?” dijo mirándome. “Buena idea” dije sonriendo. Y fuimos caminando hasta allí. Hacía un día soleado, pero nada caluroso. Yo llevaba unos pantalones tejanos altos, con un cinturón marrón, y una camiseta negra de tirantes por dentro, y encima llevaba mi camisa de cuadros roja, arremangada hasta los codos. Por el camino fuimos hablando de diferentes cosas, hasta que llegamos.  Nos paramos en medio del paseo y nos apoyamos en la barandilla de piedra que había, para ver la puesta de sol. “Qué bonito” dije. Michael se me quedó mirando con una sonrisa en sus labios rosados y dijo “No tanto como tú” Yo le saqué la lengua en plan broma, pero en verdad, lo que me dijo, solo me puso más nerviosa. Seguimos caminando hasta unas rocas donde las olas del mar chocaban. Nos sentamos en lo más alto de las rocas para que el agua no llegara tanto a nosotros y empezamos a recordar momentos. Siempre que venía el verano solíamos acabar todos aquí, hablando de tonterías y nos inventábamos cualquier tipo de juego para pasar la noche.

“¿Te acuerdas cuando Calum saltó des de aquí?” “Como para no acordarme, casi lo tuvimos que llevar al hospital…” “Sí. Y luego su madre se enteró de que saltó medio borracho y estuvo no sé cuantos días castigado” Nos reímos ante ese recuerdo.

Nos quedamos mirando hacia el horizonte un buen rato. Disfrutando del momento. “¿Qué harás cuando me vaya?” dijo, aún mirando al horizonte. Yo lo miré, intentando guardar su imagen en mi cabeza. Como si fuera la última vez que lo fuera a ver. “¿Qué quieres decir?” Le dije. No entendía a lo que se refería. “¿Seguiremos siendo amigos?” “¡Claro que sí Michael! ¿Por qué me preguntas eso?” Se giró a mirarme. Los últimos rayos de sol iluminaban su cara, haciendo sus ojos brillar. Se relamió los labios y no pude evitar mirarlos. El negó con la cabeza y sonrió mirando hacia abajo. “Nada… Es que…” se paró un momento y continuó diciendo “Te echaré de menos” mirándome a los ojos.  Me acerqué a él y lo abracé, escondiendo mi cabeza en su pecho.

Levanté mi cabeza hacia arriba. Él se me quedo mirando y con el dorso de su mano acarició mi mejilla. Después cogió mi barbilla, acercándome a él, quedando a escasos centímetros de él. Me tenía embriaga con su olor y su mirada. Pero todo sucedió tan rápido que no puede frenar. Empezó a besarme como si no hubiera mañana y yo le seguí, poniendo mis manos en su cuello y atrayéndole hacia mi. De un momento a otro estaba sentada encima suyo a horcajadas. Él rodeándome con sus brazos la cintura. El beso fue disminuyendo y abrí los ojos para ver los de Michael que seguían cerrados y a partir de ahí supe que las cosas iban a cambiar.

Todo sobre 5 seconds of summer (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora