Just Let Me In (solo déjame entar)

Solo déjame entrar...

Miles Tails Prower... Un niño zorro huérfano de apenas 8 años... Fué acogido por una familia adinerada, nadie lo quiso allí, sólo hacen un favor a un amigo que lastimosamente murió en un accidente junto a su esposa, por esa vieja amistad fue que accedieron en cuidarlo.

Vive en un castillo junto a sus "padres" que más parecen sus verdugos desde los 5 años, siempre siendo despreciado por sus dos colas y su inteligencia, testigo de infinitos apodos e insultos, poco a poco aprendió a soportarlo y aceptar su triste destino... desde que tiene memoria no a conocido más allá de las murallas tan altas y prisioneras... A las cuales se acostumbró llamarlo "hogar".

Tiene miedo del exterior, tanto su padre como su madre le advirtieron que era una estúpida idea dejarse mostrar al mundo, sobre todo los peligros que existen afuera.

Su única conexión con lo desconocido era una ventana que le dejaba ver un inmenso bosque, aveces sueña poder salir y adentrarse, no le parece una mala idea vivir ahí entre la naturaleza.

Pero sus sueños se hacían añicos cuando algún sirviente le recuerda que el bosque es el lugar más peligroso, que ahí se ocultan varias criaturas en la oscuridad... Muchos valientes se adentraron para desmentir esas historias... Hasta el día de hoy ninguno regresó...

No le quedaba más que obedecer, tenía miedo aún al mundo exterior, solo seguiría soñando y creando historias mágicas en su cabeza, tal vez así pueda alejar un poco su soledad y tristeza.

Cierto día hubo una visita especial, al castillo llegó un erizo azul como invitado, era un príncipe y dicha reunión era para una boda arreglada entre él cobalto y su "hermanastra".

La eriza rosada llamada Amy prefería llamarlo "arrimado" porque eso es lo que era, un indeseado en su familia.

Todo el día se la pasó limpiando los inmensos pasillos del castillo o ayudando en la cocina junto a los cocinero, su única alegría era la convivencia con los demás sirvientes, porque así se consideraba, un sirviente más.

Para su desgracia, mientras limpiaba las escaleras, un poco agotado del inmenso trabajo que realizó desde que el sol salió hasta el atardecer, sin querer se le resbaló el balde con agua sobre el invitado especial.

Los gritos no se hicieron de esperar, sobre todo de una enojada e indignada Amy quién no tuvo corazón en ningún momento, lo insultó hasta el cansancio y de paso lo abofeteo delante de todos.

Adolorido derramó unas cuantas lágrima antes de pedir disculpas de rodillas, los presentes le miraban con odios... Excepto uno y los demás sirvientes.

Sin decir nada más, se levantó y caminó a paso lento devuelta a su habitación, a mitad de camino aceleró el paso hasta convertirse en una carrera... Cuando llegó a su destino, cerró de inmediato la puerta y se recostó sobre ella.

Sin dejar de llorar de dejó caer hasta quedar sentado, ocultó su rostro entre sus temblorosas piernas mientras se abrazaba con sus colas.

Estaba destrozado... ¿Cuanto más debe soportar? ¿Cuando podrá ser libre? ¿Cuando terminará su tortura? ¿Qué hizo mal?

Deseo con fuerza poder salir de ahí...

Deseó que alguien le ayude a ser libre por fin...

Cuando las lágrimas se acabaron, se acercó a la ventana mirando nuevamente hacia el oscuro bosque, le temía a lo desconocido pero si no se armaba de valor, estaría condenado para siempre.

Esa misma noche tomó una lámpara y a escondidas recorrió los inmensos pasillos con la tenue luz siendo su guía, supo muy bien ocultarse para que nadie le vea, ya estaba cerca de la salida principal... Su única salida.