“Serpiente mapana.
Es de hábitos nocturnos, escondiéndose en la hojarasca o entre raíces de árboles durante el día.
Como la mapana escóndete y camúflate, que nadie te encuentre”
–Abdiel tenemos que hablar.
Voy tras el por uno de los corredores del templo, su andar se vuelve cada vez más rápido, se me hace casi que imposible seguirle el ritmo con estos tacones.
–Puedes detenerte por favor.
–Este no es momento de hablar Candela, es momento de actuar – el tono de su voz me desespera es neutro no encuentro nada en él ni un atisbo de importancia por lo que acaba de pasar.
Una chica se atraviesa en su camino, al darse cuenta de la mirada de Abdiel sobre ella palidece, pero por fin lo puedo alcanzar, lo tomo del brazo impidiéndole que huya nuevamente de mí.
–Necesitamos hablar de esto Abdiel, ya lo sabes y necesito escuchar que es lo que planeas para nosotros.
–Ya te lo dije bella – su mano va a mi nuca acercando mi rostro al suyo– es momento de trabajar no de hablar – su otro brazo se enrolla alrededor de mi cintura apretándome más a su cuerpo –. No puedes olvidar que fuera de este templo tengo una compañía de arquitectos la cual dirigir.
–Prométeme que hablaremos de esto cuando regrese de la misión – mis manos se posan a los lados de su cara dándole unas suaves caricias que lo hacen cerrar los ojos por algunos minutos.
Este momento es donde vuelvo a ver al Abdiel de hace unas semanas atrás, al Abdiel que le afectaba mi toque, mis miradas y mis palabras.
El Abdiel al que le preocupo yo.
–Ve y demuéstrales que eres la puta reina de las serpientes– me regala la primera sonrisa genuina, hace semanas no la veía –, y no dejes que te maten porque si te matan voy te revivo y te vuelvo a matar por inepta.
–Voy a regresar– le aseguro antes de dejar un casto beso en sus labios–, cuida a Fuego mientras no estoy.
Lo veo marcharse por el largo pasillo, cuando está lo suficientemente lejos doy vuelta dirigiéndome al salón de juntas de donde acabamos de salir, al ingresar veo los mapas decido así repasarlos, busco las mejores salidas de emergencia, busco los puntos de fuga, y me concertó en especial en divisarme metida en esa jaula destrozando a golpes a la nueva líder de los Flaquidea.
Para llegar a ese líder de un grupo criminal tienes que ser mucho más que bueno en combate, tienes que ser audaz, se tiene que ser astuto; eso me recuerda a Abdiel porque a pesar de no hacer parte de la organización desde antes sé que desde que es pequeño es entrenado por su madre, se con certeza que si alguien nos puede sacar de esto es él.
Lo que no se es cual será el precio a pagar esta vez, porque así es conmigo todo siempre es una maldita tortura no hay algo que el universo me dé sin llevarse algo a cambio, ese es mi maldición desde antes de nacer.
Una maldición que acarrea llevar ese maldito lunar en forma de estrella.
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Cambio de piel
Novela JuvenilCandela, es lo que se enciende en su presencia. Poder, es lo que destilan al caminar. Seducción, esa es su arma mortal. Placer, es ese que no a cualquiera le pueden brindar. Las hijas de Naga, fuertes, valientes, seductoras, pero sobre todo letales...