||Prologo||

1.1K 96 2
                                    

Una explosión seguida de gritos de una pareja es lo primero que vemos en este momento. Bajo todo ese manto negro debido a la explosión de furia podías ver a dos seres, uno masculino y otro femenino.

Ambos se miraban a los ojos con una mezcla de sentimientos, pero la diferencia es que bajo los orbes de la fémina caían gruesas lágrimas dejando un camino salado de dolor y tristeza contenida.

-- ¡No sigas con esto! -- el varón tomo de los hombros a la mujer a pesar de la diferencia de altura -- ¡No quiero perderte otra vez!

Los ojos degradados de ella se encontraron con los verdes de su novio, ambos querían que el contrario entendiera su punto de vista, ella quería romper finalmente aquella cadena que habían cargado por demasiado tiempo, él quería que ella entendiera que romper esa cadena no serviría de nada si su amada perdía la vida, la amaba demasiado como para verla morir por algo que él era responsable.

-- ¿Entonces qué hago con esta tristeza que tengo dentro de mí? -- presiono la parte mencionada sobre la tela y bajo la cabeza -- Si tan solo no hubiera sido tan débil.

Ah~, la culpa, como siempre lo ha hecho desde la creación del mundo mismo, ahogando a sus víctimas en un profundo y oscuro mar lleno de sentimientos negativos que los llevara a ahogarse tarde o temprano.

-- Tú no eres débil -- ella no estaba sola, él estaba a su lado -- Y no tienes la culpa de nada -- negó con la cabeza a la vez que sostenía a su amada que se habia dejado caer a sus brazos por la impotencia -- Elizabeth y yo perdimos el control en aquel momento, cuando creímos que te habíamos perdido, todo se volvió tan oscuro que no nos importaba nada.

-- Y ahora estamos malditos, los tres...

-- Encontrare la manera de que seamos libres finalmente... -- la chica perdió la consciencia y se durmió en los brazos del rubio -- lo prometo -- susurro en su oído.

Hace 3000 años, tres almas fueron maldecidas por dos entidades que almacenaban un poder que era inalcanzable en aquel momento. Aquellos pobres condenados sufrieron de diferente manera las cadenas que eran obligados a cargar.

-- ¿Qué sucedió aquí? -- una tercera persona entra a escena con la respiración algo irregular debido al gasto físico -- ¡¿Qué hiciste ahora Meliodas?! ¡Corrí hasta aquí preocupada y ahora veo a Isabelle en tus brazos! ¡¿Le hiciste algo, pervertido?! -- preguntaba enojada mientras lo señalaba.

El demonio conocía perfectamente esa voz, por lo que no se sorprendió al ver esa melena rosada y esos ojos azules.

-- No pasó nada Liz -- Meliodas cargo a la hechicera al estilo nupcial -- Solo una mezcla equivocada entre las pociones de Isabelle -- le sonrió para calmar el ambiente -- ya verás que luego de una siesta, ella estará como nueva.

La humana enarco una ceja pero lo dejo pasar ya que conocía lo suficiente al enano pervertido amarillo para saber que no haría nada malo a la de mechas purpuras.

-- Está bien, confió en ti -- soltó un suspiro -- ¡Pero no quiero que la estés toqueteando! ¡Pervertido!

Recibió como respuesta una risa característica del rubio, ambos comenzaron a caminar hacia la casa de los tres, Liz iba a la cabeza, mientras Meliodas caminaba con su novia entre sus brazos.

-- Yo romperé nuestras maldiciones... solo espera Isabelle, pronto seremos libres.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
𝐏𝐫𝐨𝐦𝐞𝐭𝐭𝐫𝐞 *Nanatsu no Taizai*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora