Aprendí a volar, voy directo a California
No supe más na' de la que me dijo "I love you"
Es hora de borrar tu' gigas de mi memoria
Estar triste es más fácil en first class
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Bianca:
Aprieto mis ojos. Mi cabeza me duele al punto que siento que voy a explotar. No sé cuanto tomé anoche pero se ve que bastante. Abro lentamente mis ojos y me encuentro con Tiago durmiendo prácticamente encima mío. Dios, lo único que me acuerdo es de nosotros dos bailando, hasta que tomé un par de tragos más y ya no me acuerdo.
— Dormiste lindo, eh Bianca.
Tapo mis ojos con una de mis manos porque la luz del sol me está matando. Veo a Thomas dejando su ropa ya lavada en el ropero.
— ¿Qué pasó? No me acuerdo de casi nada ¿Cómo llegamos a acá?
— Les pedí un remis y se vinieron con Enzo a las cinco de la mañana después de que esten chapando toda la noche.
— ¿Con Enzo?
— Con Tiago, pelotuda.
— ¿Yo qué?
Me pongo nerviosa al escuchar la voz de Tiago, se acomoda en la cama después de estirarse y me mira. Seguro que tengo todo el maquillaje corrido y el pelo despeinado. Sé que estoy más fea que de costumbre pero él igual me sonrie, como si fuera la cosa más linda que sus ojos vieron hasta ahora.
— Bueno tortolos, me voy al aeropuerto que hoy vuelve Maria.
— ¿La vas a buscar vos?
— Sí porque vos estás bastante ocupada, chau.
— Tarado.
Le tiro con un almohadón y sale corriendo de la pieza. Miro a Tiago, quien no saco en ningún momento su mirada en mí. Corre uno de mis mechones para ponerlo detrás de mi oreja, como siempre hace y me vuelve a sonreir.
— Que hermosa que sos.
— No me mientas, no soy hermosa y menos cuando me levanto.
— Sos hermosa, Bianca. Que vos no puedas verla es otra cosa pero, lo sos.
— ¿Entonces...?
Muerde su labio cuando coloco una de mis manos en su pecho, siempre se hizo el lindo, es tan natural de él porque sabe que con solo una mirada, consigue lo que quiere. Es la magia de Tiago.
— Beso muy bien ¿O no?
— No sé, no me acuerdo.
— Sí queres, te puedo hacer acordar...
Sonrio nerviosa. Tiago se acerca a mí y cuando siento sus labios sobre los mío escucho aplausos. Me separo lentamente del morocho y trago saliva al ver a Mauro parado en el marco de la pieza de Rusher.
— ¡Felicidades a la pareja del año! ¿Quieren que les traiga una sidra para brindar?
