Después de la conversación que tuvo con su hija, Flavia se sentía más relajada, más segura y animada, le gustaba que ella supiese y la apoyase.
Por otra parte, Javiera, se encontraba en la brigada, trabajando en un informe que le había pedido el Jefe, pero no podía concentrarse en su cabeza solo había una persona, Flavia Betancourth. Aún no podía creer la actitud que tuvo la última vez que estuvieron juntas, la frialdad de sus palabras y tampoco podía olvidar el beso que le dio. Ese beso la había traído nuevamente aún atasco emocional, ¿por qué pensaba tanto en ella?, ¿por qué cada vez se le veían a la cabeza sus palabra; "Me entregué a ti...", "me abriste los ojos"? ¿Por qué le daba tanta importancia, ella estaba con Mayra? Javiera, miraba de un lado a otro, hasta que de un suspiro se hecho hacia atrás apollandose en el respaldo de la silla con todo su cuerpo y puso sus dos manos en la cabeza, como intentando contener todos sus pensamientos.
Javiera, no había querido llamarla ni preguntarle, ¿cómo estaba? pensaba que sí lo hacía, ella no le respondería.
El sonido de la puerta abriéndose, la saco de sus pensamientos, era uno de sus compañeros pidiéndole el informe, que ella aún no había terminado: -5 minutos y te lo llevo- le responde.
Javiera, escribió unas cuantas palabras en ese informe y se lo llevo a su compañero, luego se dirigió a la oficina del jefe, y le pidió permiso unas horas para hacer un trámite persnal, a lo que esté le responde un poco preocupado: - Javiera, ¿todo bien? Ella para tranquilizarlo le dice: -sí, es que necesito hacer algo, es importante.- Leiva, la mira y accede a su petición sin antes advertirle: -cuidado, Javierita, esa cabeza cuando anda así comete muchos errores- La aludida lo mira sorprendida y me menea la cabeza, -Nada que ver, Jefe- dice, y sale antes de que el otro pudiera decir algo que la hiciera arrepentírse.Flavia, se encontraba hablando con Martita en la cocina de su casa.
-Necesitamos, verduras frescas, Frutas y pescado, puedes ir al mercado por estas cosas, por favor, Martita- Le pide Flavia a la nana, Quién responde: -claro, señora... ordeno aquí y voy.- Habiendo dicho esto Flavia, se retiro hasta su habitación a dormir un poco y Martita se quedó limpiando la cocina. Esta última, acababa de terminar cuando sonó el tiembre de la puerta, así que aporvecho de tomar el bolso y la tarjeta que le había dejado encima la señora y se dispuso a salir, cuándo ve a la impectora Cáceres, quién pregunta: -¿La señora está?- A lo que Martita, responde si está en su habitación, -Gracias- le dice Javiera, entrando a la casa como si de su propiedad se tratará. Martita no alcanzó a decir nada, pero ya estaba acostumbrada a este tipo de escenas en la casa de los señores, así que mejor fue por los encargos de la señora.
Javiera, subió las escalera corriendo cuando llegó a la habitación, abrió la puerta de golpe asustando a Flavia, quién se levantó de un salto de la cama. Al darse cuenta de quién se trataba no lo pudo creer y soltó -¿qué haces entrando así a mi habitación? ¿acaso no tienes modales?- Javiera, por su parte impulsada por un sentimiento avasallador, le dice con la respiración entre cortada y acercandose a ella: -Hoy no Flavia, hoy no, ya no puedo- le dice antes de sorprender a Flavia con un beso, quién se intenta liberar diciendo: -Javiera, para, no, no- entre golpes en los hombros, pero Javiera no se dejó y siguió el beso entre jadeos, Flavia quién ya había sucumbido al beso y se estaba dejando llevar, la rodea con sus brazos, cuando escucha las palabras suaves de Javiera que chocan con sus labios, -ya no puedo, no puedo estar lejos de ti, no quiero, me haces falta de una manera en que duele- Flavia, le responde: -Para, para por favor... no quiero sufrir, ya no quiero llorarte, tampoco quiero vivir solo de los recuerdos- Ambas seguían abrazadas apoyando su frente con la de la otra, Javiera volvió a besarla, a sentirla, el calor de su cuerpo se elevaba con cada caricia que le propinaba, Flavia y en cada segundo que estaba cerca el deseo crecía, era tanto que temia no poder controlarse.
Ahora, era Flavia quién se debatía en sus pensamientos, mientras sentía el calor del beso de Javiera, no quería caer de nuevo, no quería sentirse vulnerable frente a ella pero tampoco quería separarse, pero luego recordó a Mayra. Y con una fuerza que hizo que Javiera se desquilibrara aunque no llegó a caerse, pero sí se sorprendió del cambio tan brusco y repentino de la situación y pregunta: -¿Qué pasá? ¡Qué no entiendes que estoy muriendo por ti!- le dice, entre cortadamente, por la forma en que respiraba.
-Es momento de que se vaya, impectora, antes de que pase algo de lo cuál se pueda arrepentír o ser una equivocación en un futuro.- dijo, recordando las palabras que Javiera, le había dicho la noche que su corazón se partió y que aún dolían. -¿O acaso no hay alguien esperandole en casa, impectora?- Dice, Flavia con sentimiento.
-No, no por favor, no hagas esto- se acerca nuevamente, acción que Flavia rehuye... -Por favor, te vine a decir que no puedo más, que estar lejos de ti me mata día a día, que te tengo presente cada minuto del día, que no te puedo quitar de mi cabeza, que cada vez que te pienso, sonrió cómo una pendeja, me haces feliz, Flavia, eres quién ilumina mi camino.- Le dice mirandola y con los ojos llenos de lágrimas, -No, te quiero perder.- Camina hacia Flavia, algo que esta parece aceptar, le toma las manos y las besas mientras susurra: -No sé que me hiciste, pero aquí me tienes, soy tuya y...- Esta vez fue Flavia quien la calló con un beso, un beso lleno de pasión un beso que Javiera, acepto mientras caminaban hasta la cama abrazadas.
Flavia comenzó a sacarle la chaqueta, paso sus manos por sus hombros, era ella quién comenzó a dominar la situación mientras Javiera, se dejaba. Flavia, beso su cueyo y comenzó a bajar hasta sus pechos que aún estaban cubiertos por una sudadera gris. La respiración de ambas se sincronizaba al son del latido de sus corazones, que acelerados se encontraban.
Flavia, siguió el camino que marcaba desde el pecho de Javiera hasta su ombligo con su dedo indice, hasta llegar al límite del pantalón, comienza a levantarle la polera la cuál termina en el piso de su habitación. Luego, vuelve a jugar con sus dedos recorriendo el cuerpo de la mujer que tenía enfrente era tan bella, era perfecta la observó completamente por delante y por detrás, llegando a su espalda Flavia, se acerca, le mueve el pelo con una suavidad impresionante, que hizo temblar a Javiera. Mientras Flavia posaba su rosto en en el hueco que hay entre la cabeza y los hombros, sus manos desabrochaban el pantalón que traía Javiera, quién intentaba contenerse mordiéndose los labios, ese juego la estaba volviendo loca, cuando los pantalones cayeron, Javiera estaba completamente desnuda. Flavia, seguía rosando con las llemas de sus dedos el cuerpo de Javiera, porvocando en ella pequeños orgasmos, que liberaba con pequeños jadeos... nunca se había sentido tan desnuda como ahora.
Flavia, por su parte nunca se había sentido tan atrevida hasta ese momento. Esta guío a Javiera entre besos hasta la cama, donde lentamente se posicionó encima de ella, ambas estaban en medio de una habitación que se impregnaba con su olor, y comenzaba a sentirse el calor.
Flavia con su mano acariciaba la parte humeda del cuerpo de Javiera, quién sentía qué su cuerpo iba a estallar, ambas se estaban besando, cuando Javiera, -susurra, ya no puedo más- A lo que Flavia, responde con una sonrisa y comienza a bajar con besos en su abdomen, hasta llegar a la intimidad, ahí comienza a jugar con la nariz, luego, su lengua comienza a hacer movimientos circulares, los que hacen que Javiera comience a estremecerse, Flavia, conciente de que Javiera estaba llegando al límite, mueve su lengua con más seguridad y más lentamente, esto impresiona a Javiera, quién termina susurando el nombre de Flavia.Esa tarde ambas se entregaron a la pasión, ambas jugaron a ser felices...

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I can't anymore
FanfictionFlavia y Javiera, llevan días sin hablar, luego de la última discusión que tuvieron y que acabó con un beso, ninguna de ellas se atrevía a llamarse el orgullo, las estaba matando. ¿Qué pasará? ¿se atreverá una a descolgar el teléfono?