01 | LA CONFESION

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Aristóteles

Mi vista estaba totalmente perdida en el paisaje que se encontraba enfrente del edificio Córcega. Cualquiera que me viera al pasar pensaría que disfruto de la vista, cuando realmente la vista es lo de menos. Mis pensamientos están perdidos en un asunto sin concluir. En Temo....

Mi Temo.

Me regaño a mí mismo por decir que es "Mi Temo", porque no lo es. Tuve la oportunidad de que fuera mío, de hacerlo feliz; de yo ser feliz a su lado, pero me negué. Toda aquella esperanza que él tenía sobre nosotros se fue con una estúpida frase que dije:

"Es que Temo no...Yo no puedo corresponderte, yo no soy gay"

¿Cómo carajos no voy a ser gay? Después de que dije esa frase me di cuenta que Temo no salía de mi mente. Que muchas veces lo miraba como enamorado, que amo verlo sonreír o reír a carcajadas.

Ahora que sabía lo que sentia me sentia tan mal, pues Temo ya tenía a Diego. Su novio. El que de seguro lo abraza y lo besa al despertar o al dormir. Al que de seguro le dice todas las cosas lindas del mundo que desearía que fuera para mi otra vez.

Fui un completo idiota y lo afronto de cara. Temo merece a alguien que luche por él. No a un patético niño que no puede ni cuidar bien a su familia.

––Mi Aris––

Voltee mi cabeza hacia donde provenía la voz de mi madre. La mire cargando a Arquímedes con algo de desesperación, pues mi hermano se encontraba llorando a gritos. Joder. Tan distraído estaba que ni atención habia puesto a los llantos de mi hermano.

––Hijo hazme un favor, quede con tu tía blanca en echarle la mano un rato en la panadería, pero tu hermanito no me dejara si sigue llorando, ¿Puedes bajar a la panadería en lo que duermo a Arqui?––

Asentí con mi cabeza. No tenía el humor para hablar, así que solo me lograba expresar con señas. Di un largo suspiro levantándome de la silla donde estaba, vi por última vez la ventana y me fui de ahí.

Baje las escaleras con mis manos metidas de las bolsas de mis pantalones, al dar el último escalón mire esas escaleras y recordé tantas cosas que habían pasado con Temo. Habíamos llorado en ese lugar juntos, lo habia abrazado después de contarle cosas personales; era un lugar nuestro. Y ahora van más de dos semanas que ni nos dedicamos a hablar entre nosotros.

Que estúpido eres. Me digo a mi mismo al recordar mis rechazos hacia Temo.

Continuo mi camino hasta salir del edificio. Cierro la puerta del lugar y me dedico a caminar unos pasos cuando de pronto mi corazón se oprime al ver a Temo llorando. Me acerco con cautela, pero se vuelve innecesaria, pues Temo se dio cuenta de mi presencia y rápidamente se secó sus lágrimas.

––¿Po-porque estas llorando Temo? ––

El solo niega con la cabeza agachada y sus manos limpiando sus lágrimas. ––N-no –– Contesta en la misma posición.

––¿T-tas bien? ¿T-te puedo ayudar en algo? ––

Por fin alza su cabeza y sus ojos rojos con algo de tristeza en ellos topan con los míos.

––No, estoy bien–– Suspiro al sentir que no confía más en mí.

––B-bueno C-cualquier cosa vivo acá arriba en el...–– Mi voz comienza a tartamudear seguido al sentir los ojos café claros viéndome algo desconcertados. ––E-el piso de..Bueno, eso ya lo sabes...A-ahorita voy andar en la panadería, p-para que...––Suspiro al pensar todas las estupideces que estoy diciendo. ––Ya no se ni lo que estoy diciendo...Tú me entiendes––

Fall In Love, TemoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora