Tengo ganas

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Tengo ganas

De no hacer nada, de comerte y de escupirte. Lo segundo no literal, no, no. Me intoxicas, te enamoras, te elevo, subimos hasta caer en picado.

¿Me quieres? Afirmo: Te quiero. No me crees pero en el fondo lo sabes, y te aprovechas de la situación lo justo para hacer que pese a todo vuelva.

¿Por qué no puedo dejarme querer? Ya no interesa otra cosa, es cuestión de aparentar. Y yo parezco la nada pero estoy preparada.

Saltaría encima de ti y como me movería si me dejases, cuantos repasos iba a darte. Si te das la vuelta te miro el culo. Y cuánto más perros gritaría: ¡Dame, dame!

Pero me canso de todo eso, pretendes que me quede por algo que podría hacer cualquiera. Valoras más las palabras y todavía no has entendido que donde dije digo, digo Diego. ¿Qué, cómo te quedas? Igual me dejas a mí siempre.

Porque si uno de los dos fuera de otra forma las cosas serían muy distintas.

Por otra parte, no quiero nada. Breve resumen: No hay me aguante. Yo por exceso, tú por defecto. Acabamos teniendo vicio. Soy muy mía y no me dejo, eres muy dependiente y a mí me hace falta espacio.

Echo de menos el cariño y el afecto. El invierno es mi época de caza pero por ahora paso hambre y eso es peligroso cuando vienes tú con ganas. Nos descontrolamos, aún no he aprendido.

Sólo el tiempo dirá si he cambiado. Se está pasando el año y quiero un reembolso por el tiempo perdido. Quiero a uno que me abrace, que me trate como a su igual, que no voy a romperme porque me toques. Si quieres que me quede escucha los silencios.

Tengo ganasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora