Tú identidad

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Sollozos se escuchaban en la suma oscuridad, mostraban terror, quería escapar de aquel lugar pero le era imposible, ese hombre le perseguía quisiera donde fuese.

-¡por favor, vete!- el cuerpo oculto de esa misteriosa silueta lo ignoraba y se aproximaba cada vez más hacia él, era el fin.

Su cuello fue atrapado entre las grandes manos tan desconocidas para él, frías y escalofriantes. Dolía respirar, solo podía llorar sin cesar.

Estaba perdiendo la conciencia absolutamente, solo escuchó un grito muy lejano, que llamaba desesperadamente su nombre, como si le obligase a vivir.

''Lance''

esa voz tan dulce, ahora completamente rota, como si cristales se hubiesen incrustado en sus cuerdas vocales, tan débiles.

De un espabilón, el cuerpo del moreno reaccionó despertando repentinamente. Su cuerpo sudaba y temblaba, no precisamente por el frío que hacia fuera de su hogar.

-Mierda, de nuevo esa pesadilla.- Suspiró soltando así el aire que tanto le costaba respirar en ese momento.

Sus pies tocaron el frío suelo de madera, tenía que prepararse para ir a trabajar, aún con el peso que llevaba encima. No habían buenos días ni un buen desayuno familiar, ahora vivía solo y debía preparar todo, despertarse antes y llenar su estómago con algún alimento que no tuviese que cocinar precisamente, quisiera un huevo frito, pero recordar la tragedia de su sartén al intentar preparar uno hizo que se negase rotundamente a ello. Un bocadillo de salchichón no iba mal en ese momento, por llenarse lo suficiente hasta medio día, le servía hasta un vaso de leche.

Todo preparado para el trabajo, estaba listo para atender a cada cliente, de la chica más linda hasta el anciano más cascarrabias. Cree que es lo mejor que puede tener al ser cajero de una simple tienda de conveniencia. Ya era la hora en la que empezaba el trabajo, realmente al vivir en un pueblo lejano de Estados Unidos, no había tanta clientela, aunque siempre existían excepciones.

Horas moviendo cajas y pasando productos tras una pequeña luz roja, metiendo dinero a la máquina y despidiéndose con amabilidad de cada persona, era agotador aunque no lo pareciera, hasta tuvo que cambiar los productos a nada de caducar por unos nuevos. Era momento de ir a casa y descansar, aprovechó para tomar algo de comida rápida en la misma tienda y comprarla con su propio dinero, encaminandose con tranquilidad a su humilde hogar, donde le esperaba su querida esposa, la cama, oh, su querida y preciada cama.

Se helaba de frío a decir verdad en mitad de camino, aún cuando su abrigo lleno de pelaje lo cubría, haciéndole parecer un pequeño oso de peluche. Sí, en épocas como estas había que abrigarse bien si no quieres acabar con una fiebre alta como la temperatura de un volcán y la nariz más tapada que la tumba de un muerto, justo así lo piensa Lance, una suma tontería pero en ello, cierta verdad.

Las nubes cubrían el precioso cielo, parece ser que iba a llover pronto, y por pura predicción, así pasó. Gotas comenzaron a caer chocando contra el suelo, el moreno ya asimilaba que no llegaría a casa antes de que empezase la fuerte lluvia, así que solo quedaba aguantar en su cálido chaquetón de pelitos y un poco de aguante al agua, tampoco es que fuese un gato, aunque sería su sueño hecho realidad.

Caminaba con cierta prisa, la tienda hasta su casa quedaba a ciertos minutos a pie, así que no podía hacer más que eso, caminar con sus delgadas y perezosas piernas hasta su destino. El viento comenzó a soplar, mierda, <<Lance, corre>> pensó, pero la pereza le podía más que la mente, solo se limitó a mover sus piernas observando como una muchacha corría con prisa delante suya.

-¡Cuidado!- La afeminada voz de la misma mujer le puso algo en alerta, pero no lo suficiente como para evitar el golpe que ambos se dieron contra el suelo. Bravo, sus pantalones, más bien su trasero se había mojado por completo.- Lo siento, ¿te encuentras bien?- cuestionó la misma chica, el moreno solo se limitó a asentir.

𝑨𝒏𝒐𝒏𝒚𝒎𝒐𝒖𝒔 ;; klance au.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora