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No hay vuelta atrás
(final alternativo de “Consecuencia”)

El chico muy concentrado en apreciar la belleza de la chica, se fijo en que como esta alzaba su mano señalando hacia arriba; haciendo que levantará la cabeza observando el semáforo que  estaba en luz rojo, indicando que el paso estaba prohibido, pero antes de que pudiera reaccionar vio una luz cegadora, escuchó un sonido irritante pero constante y gritos, hasta que todo se quedó en negro.

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Abrió de a poco los ojos, encontrándose con un techo blanco, luz fuertemente brillante y blanca, empezó a levantarse pero cayendo en el intento, provocando un dolor muy fuerte en su torso, resignado giró su cabeza viendo unas paredes blancas, luego se miró asi mismo y encontró ese maldito color blanco en las sábanas.

Ugh.. A partir de ese momento odiaría ese color

Intento hacer un vago esfuerzo para intentar levantarse pero volvió a sentir ese horrible dolor que lo llevó a que se tumbar a de nuevo en la camilla, intentó mover su brazo izquierdo pero al ver que no lo sentía se dió cuenta que estaba enyesado. ¿Cómo no se dió cuenta? Genial, ahora la vista le fallaba...

Pasaron varios minutos, en los cuales un doctor y varias enfermeras, entraron para revisar al chico que se encontraba postrado en esa cama y ver si se encontraba en un buen estado, cuando por fin terminaron le dijeron al chico que tenía una visita y que esta misma persona había llamado a la ambulancia, sin despegar un ojo en toda la noche preguntando a los enfermeros sobre su estado.

Le preguntaron si quería que pasara o que le avisarán que ya podía irse. Este rápidamente se negó al escuchar la segunda opción, eligiendo la primera y esperando a que ella ingresara, escuchando como la puerta se abría.

– Hola.

– Hola...

–Y... Em.. ¿Cómo.. Cómo te encuentras?.

– Bien. Supongo, ¿cómo debería de encontrarse una persona que acaba de ser atropellada?.

– Pues.. No lo sé, nunca he sido atropellada — Dejaba salir unas pequeñas sonrisas y risillas —

– Pff.. Comienzo a pensar que tu sentido del humor está mal — Aunque quería parecer serio, no podía evitar que se le formará un sonrisa —

– Mm... Tal vez... Me lo han dicho algunas veces.

– Uy, ya me imagino a tus padres regañandote a cada rato por reírte en momentos inadecuados. Te esto, se me olvido preguntarte como te llamas.

– Wow, estamos hablando como si fuéramos conocidos y ni el nombre nos sabemos — Suelta risas a lo bajo —

– Mi nombre es Lea ¿cuál es el tuyo?.

– Lindo nombre, el mío es Daniel.

– Lo mismo digo Daniel.

Se quedaron en silencio por unos momentos, buscando una forma de seguir la conversación pero no sabían cómo hacerlo. Permanecieron unos minutos más así, hasta que el chico rompió el hielo.

– Oye... Te gustaría... Digo, cuando salga de aquí... ¿Quisieras ir a algún lado? — Empezó a ponerse nervioso —

– Claro! Me encantaría — Sonrió —

[ ... ]

Pasaron los meses, los cuales fueron los más maravillosos para este par de jóvenes, aunque en un principio sus salidas no fueron las esperadas. Como la vez en que se pelearon con un ave por robarle su pan.

✨ 𝐄𝐬𝐜𝐫𝐢𝐭𝐨𝐬 ✨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora