Capítulo IV- Segundo género

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Omniscente:

Iku estaba desayunando en familia igual que lo hacía normalmente, mientras que sus padres hablaban.

Al terminar de comer, como sus hermanos ya eran lo suficientemente "mayores" para ir solos a la escuela, los tres pelicenizos se despidieron de sus padres y salieron de su casa rumbo a la escuela.

Cuando llegaron, cada uno fue a su respectiva clase para poder empezar su día, aunque a Iku no le sería para nada fácil ese comienzo, ya que como estaba en su primer año, debía hacer varias pruebas para poder saber cuál era su segundo género.

El pelicenizo tenía la ilusión de ser un gran alfa como su padre y hermanos, aunque también le gustaba la idea de ser un omega como su madre.

Luego de terminar las pruebas, sonó el timbre del recreo, y salió a buscar a su amigo pelinegro.
Desde que se conocieron, se habían vuelto totalmente inseparables, algunos alumnos decían que hasta parecían estar pegados con chicle, ya que también solían ser muy empalagosos el uno con el otro.
Aunque ellos no les prestaban atención alguna, estaban muy concentrados en su gran amistad como para darle importancia a las palabras de envidiosos, como decía el heterocromático.

Al encontrarse en su habitual punto de reunión, comenzaron a hablar tranquilamente entre chistes y bromas.

Pero de la nada, surgió un tema bastante inesperado para el ojiesmeralda.

Al final cómo crees que te irá en las pruebas de segundo género?– preguntó de la nada el alfa a su lado.

El menor se quedó pensando por un momento antes de responder.

–La verdad es que no lo sé, pero me gustaría ser un alfa fuerte como mis hermanos y mi padre!– dijo entusiasmado y con un pequeño brillo en sus ojos.

–Yo creo que te verías muy lindo como un adorable y pequeño omega!– soltó con una sonrisa tímida el pelinegro.

El pelicenizo se sonrojó un poco, pero decidió no darle mucha importancia y cambiar de tema.

El pequeño rubio no quería admitirlo, pero cada vez que estaba cerca de Ryuu, era como si su pequeño corazoncito se iluminara de alegría, y cada vez que recibía una de esas tímidas pero a la ves divertidas sonrisas del alfa, se sentía como si su corazón se fuera a salir de su ser para ir a restregarse como un cachorrito en el pecho ajeno; pero el pequeño pelicenizo no quería admitir estos sentimientos por miedo a arruinar su linda amistad, así que simplemente intentaba esconder esos sentimientos muy adentro en su corazón.
Aunque nunca se imaginaría que el mismo alfa que tenía a su lado se sentía exactamente igual a él.

Pero basta de tanta cursilería, porque ya me estoy arrepintiendo de escribir algo tan empalagoso, y mejor vallamos al día en el que se le entregarían sus pruebas de segundo género a los pequeños de primer año.

A varios en la clase del pelicenizo les había salido betas, a algunos alfas y a otros pocos omegas.

Pero en esa clase, ya estaba bastante claro quién sería el nuevo centro de atención, no solo porque era raro encontrar un omega hombre, si no porque éste en específico era ya muy conocido entre sus compañeros desde pequeños como el niño más lindo de su clase.

Iku Bakugou, quién había salido con el resultado de omega, rápidamente comenzó a ser rodeado de algunos alfas quienes intentaban verlo más de cerca.
Aunque esto solo incomodó al pequeño omega pelicenizo quien de un momento a otro comenzó a llorar y a largar inconcientemente feromonas de angustia y miedo.

Y algo que llamó la atención, es que apenas unos pocos minutos después de que uno de los niños abriera la puerta para que las feromonas no inundaran la clase, un joven alfa pelinegro de cuarto año entró rápidamente a la clase liberando muchas feromonas de preocupación.

Bnha-  ||•~Nuevas generaciones~•||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora