Empujo suavemente las alas de la ventana que cedieron con facilidad dejando entrar una corriente de aire nocturno, una hoja de la rama de roble que se extendía hasta ella le acarició la nariz, en su mayoría le desagradaba la posición de su cuarto, estaba al final de todos, pero había una sola razón por la que se negaba a mudarse de ahí, y esa era su ventana. La única y qué daba directamente al bosque detrás de la residencia.
Debes olvidarlo todo.
¿Olvidar? ¿Cómo podría?
"Una piedrecilla había chocado contra el cristal, fue durante una noche a principios de otoño, aún recuerda el olor dulce de los insiencios que quemaba su madre, "Ayudan a la concentración", la habilidad nata de su clan requería de eso, y sí ella quería ser la mejor líder debía de tener mucha, así que volvió a cerrar los ojos continuando con su meditación, pero ¿a quién engañaba? Salio de la cama arrastrando las cobijas a su paso que se deslizaron con un sonido áspero, tenía ocho años en aquel entonces, tuvo que ponerse de puntillas y otra piedra casi la golpea cuando abrió la ventana. Apoyando los brazos había usado todas sus fuerzas para treparse al alféizar y poder mirar hacia abajo.
-Pssst, Ino-chan, Ino-chan.
Todo estaba oscuro, pero por alguna razón, esos ojos brillaron sobre las sombras y cómo cosa mística su rostro se volvió tan visible como si fuera medio día.
-¿Naruto? ¿Qué haces aquí?
El niño agacho la cabeza buscando algo dentro de su abrigo, antes de volver a mirarla con una bolsita lila colgando de su mano.- ¡Te traje algo!
Llevo un dedo a sus labios al escuchar pasos fuera de su habitación, sin embargo estos no se detuvieron y sólo siguieron adelante con un pac-pac sumamente rápido. Cuando apenas fueron audibles, hizo una señal al pequeño rubio para que prosiguiera, Naruto volvió a sonreír-. ¿Puedo subir?
La mirada encantada de Ino le dio la respuesta.
-Ten cuidado -Le suplicó en voz baja al verlo comenzar a trepar el árbol de roble-. Las ramas son débiles.
-No te preocupes Ino-chan, ya casi llegó...
Entonces se sentaron en aquel pequeño tejado, la bolsa lila estaba repleta de semillas pulidas de diferentes frutas y árboles. Considerado como un signo de prosperidad, el rubio se había gastado sus ahorros en ese regalo, así que a ella no le peso bajar a escondidas a la cocina para robar pan y leche, habían compartido una noche bonita y cuando el sueño fue pesado, le tomo la mano invitándolo a quedarse con ella, cada uno al extremo opuesto de la cama. Cuando estuvo dormido, los ojos de Ino no perdieron ni un detalle, si bien el amuleto traía prosperidad... en el fondo deseaba que les trajera prosperidad a ambos, su mano se había extendido hasta tocar las mejilla de Naruto, juntos, siempre juntos.
-¿Ino? -Su madre apareció sin previo aviso rompiendo su momento íntimo.
Claro, haciéndola casi gritar, parpadeó varias veces, la mirada inquisitiva de la mujer le decía que probablemente se había quedado catatónica mucho tiempo.
-Y-ya voy.
Cerró la ventana con prisa, pero esos recuerdos no lo hicieron.
***
El atardecer podría llamarse la hora más bella del ciclo diario, ese instante en qué pronto sería de noche. De pequeña solía trepar al techo de su casa y quedarse ahí, quieta y en silencio mientras el sol caía.
Apoyo los antebrazos sobre la barandilla mientras el aire se colaba por debajo de su blusa, el calor de verano podía volverse insoportable fácilmente, detrás las voces y risas familiarizadas volvían el ambiente calmado, estaba fuera de la casa, sola, pero de alguna manera se sentía parte de esa armonía sin estar anexada de verdad, quizá era porque después de perder su propia chispa se conformaba con ser testigo de la de los demás, pronto las sombras recaían con más pronunciación sobre los árboles volviéndolos de un verde oscuro algo siniestro, las luces provenientes del interior iluminaron su pálida espalda descubierta en matices dorados, quizá era hora de irse, ya sería noche y tenía trabajo...
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La Otra.
FanfictionLa vida de Ino se ve turbada por enredos pasionales y mentiras. Su amor por Naruto puede atravesar barreras y derribar torres, pero jamás imagino que la llevaría a interferir en ese matrimonio. Los sentimientos hacia él se vuelven tan fuertes obligá...