Soñando con que algún día te vea

57 3 2
                                    

Cada vez que voy por las calles traficadas y ruidosas, pienso en ti, en lo lejos que estás. Me duele el alma. Me duele la distancia. ¿Por qué no estás aquí? Me pregunto, ¿Por qué es tan difícil el no poder viajar hacia a ti o tú hacía a mí? Odio los kilómetros, estúpidos kilómetros que no me dejan sentirte, que no me dejan besarte. Inclusive odio a la gente que camina por las calles que caminas, a esos desconocidos que pasan por tu lado, ¿Por qué no puedo ser yo?

Todo lo que conocemos es el internet; las llamadas por la madrugada y el reír en silencio; el facetime y apreciar tus expresiones. Cada que te veo a través de mi pantalla, mi corazón duele, te coloco a mi lado y fantaseo con que estás en mi cama. ¡Dios! Me duelen los labios por no besarte. Me arde la piel porque tus dedos no bailan por ella. Me jode la mente el no poder verte.

Y esto es lo que es amar a alguien que vive a mundos de distancia. Y el vivir con la esperanza de que algún día pueda apretar tu mano. No es fácil. No es fácil contar todos tus secretos a alguien que nunca has visto, no cualquiera saltaría a un precipicio contigo. Pero, amor, contigo nunca fue difícil, nos quisimos desde que nos conocimos y estamos aprendiendo a amarnos sin miedo.

Es maravilloso como suavizas mi corazón con tus palabras, cómo es que me desnuda tu voz.

Y yo sé que no somos perfectos, sé que nos hemos lastimado, sé las tantas veces que hemos tocado fondo. Y ha dolido. Mucho. Pero créeme cuando te digo que jamás me había sentido de esta manera, jamás había querido pelear tanto por un amor y para que te quedaras.

Esta tarde estoy viendo las copas verdes de los árboles mecerse con tanta fuerza y mi cuerpo tiembla porque no estoy usando pantalones. Esta tarde, el frío y mi temblar me regresa a aquella soleada tarde que temblaba de miedo. Esa tarde, tu distante voz me pidió un tiempo. No. Por favor, amor. No quiero que todo termine tan pronto, dije. Esa tarde, no pude evitar imaginar no verte, el no poder abrazarte, el no leerte mi poesía. Esa tarde hablamos, sonreímos a la distancia y decidiste quedarte.

Yo sé que llegará el día que me suba a ese autobús y me lleve hacia ti, y te escriba "nos vemos en dos horas". Sé que llegará el día que te vea al otro lado de la calle y te salude con la mano en el aire, corra hacia ti y enrolle mis largos brazos en ti, huela tu perfume favorito. Mi hogar. Bienvenido. Ese día te diré en susurros que valió la pena los largos meses soñando con este momento.

Por ahora solo nos queda esperar que el día llegue. Que llegue el día en que juntos podamos ver el sol desaparecer a través del mar. 

A mundos de distanciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora