Bajé del vehículo de papá, después de asentir por décima vez a su petición, me había quedado lo suficiente claro qué vendría a recogerme cuando terminará su turno en el trabajo.
Me despedí de él con la mano, hasta qué lo perdí de vista, fue entonces cuándo giré sobre mis talones y caminé hacía la casa de Gina, mí tía.
Desde que mamá y papá se habían divorciado, no la veía, y al ser su cumpleaños, me pareció una buena idea hacerle una visita sorpresa.
Llamé a la puerta con el puño cerrado, un par de veces, hasta qué la hija de Gina, abrío la puerta, riéndose por algo que estaba ocurriendo allí dentro.
—¡Annabelle!— gritó saltando a mís brazos, relativamente.
—¡Sierra!— grité de la misma manera, y me abracé a ella fuerte.
—¿Qué haces por aquí?— preguntó invitandome a pasar a la casa.
—¿Quién era, Sierra?— preguntó Gina, saliendo de la cocina, antes de que pudiera contestar.
—¡Annabelle!— gritó de nuevo Sierra, señalandome con el dedo.
—¡Annabelle!— respondió con un gritito Gina, acercándose rápida a mí.
—¡Annabelle!— se volvió a escuchar mí nombre en un gritó, desde la cocina.
—¡Annabelle!— grité de vuelta yo, al ver como Cameron salía de la cocina, pringado de, ¿de qué estaba lleno?
—¿Annabelle?— se escuchó a las espaldas de Cameron, que se acercó a mí de la misma manera qué Gina.
—Quieto.— le frene antes de que pudiera tocarme.
—¿Annabelle?— volvió a preguntar alguien a espaldas de Cameron, se trataba de un chico.
Un chico de piel pálida, de pelo castaño y unos potentes ojos azules.
—Ella es Annabelle.— le contestó Sierra, poniéndo los ojos en blanco, tras la insistencia.
—Nash Grier.— se acercó a mí, para tomarme la mano y darme dos besos, cosa que no hizo, por que también iba pringado de aquello que fuera.
—¿Qué os ha pasado?— pregunté, sin pedir disculpas por el desprecio de su presentación.
—Un vídeo para su canal.— me respondió Gina, señalando a ambos de los chicos.
—El food challenge.— prosiguió Sierra, poniéndo los ojos en blanco.
—Sí no es molestia.— miramos todos a Cameron, que se tocaba asqueado.— Me gustaría acabar con esto lo antes posible.— se quitó un poco de lo que pareció ser harina.
Cameron, giró y camino hacía la cocina, seguido por su compañero, Gina paso su brazo por mis hombros y caminó conmigo hasta la cocina.
—Todo esto lo recogereis.— comentó Sierra, señalando todo aquel lío, antes de sentarse a mí lado.
—¿Qué has venido a pasar el fin de semana con tú padre?— me preguntó Gina, sirviéndome un zumo, que antes me había ofrecido.
—No.— negué.— Me he venido a vivir con Christopher.— confirmé.
—¿Por qué?— preguntó Cameron metiéndose en la conversación.
—¡Cameron!— se quejó su amigo, que esperaba sentado en una silla.
—Catherine no estaba nunca en casa.— comencé.— Me parecía un poco denigrante.— continúe hablando, para que Cameron regresa con Nash.
—Sí es así, buena elección.— habló sabia Gina, que me sonrió desde enfrente.
—¡Callaos!— nos mandó el chico que se suponía qué le importaba mi respuesta.
Sierra le saco la lengua, molesta por su comportamiento, y se acomodó en su asiento, para ver qué hacían, e hice lo mismo.
—¿Cual es mi serie favorita?—preguntó Cameron, antes de romper a reír por la cara de Nash.
—Drake y Josh.—contestó no muy convencido de la respuesta.
—Aquellos maravillosos setenta.— le dijo la respuesta correcta, Cameron rió aún más fuerte y le tiró queso molido y otra cosa que no conseguí diferenciar.
Aquello que estaban haciendo era realmente asqueroso.
—Aunch, aunch.— se comenzó a quejar Cameron, antes de mirarse el talón.
Gina, Sierra y yo dirigimos nuestra mirada al pie del chico, qué sangrada, ¿cómo se había hecho eso?
Cameron empezó a cojear hasta llegar al cuarto de baño, y una vez estuvo fuera del plano, Gina le ayudó.
Sierra cogío la cámara un par de segundos más tarde, cuándo Cameron dijo que lo hiciera, y fue detrás de él.
El amigo de Cameron, se quejaba de un molesto picor en los ojos, así que busqué agua para poder ayudarle.
Una vez el chico se quitó de encima toda aquella porquería, fue en busca de Cameron, qué tenía en el pie una toalla enrollada.
Sierra preparó el coche, para llevar a Cameron a urgencias, que se había hecho un corte profundo con una lata de sardinas.
Gina preparó el motor de su coche, para qué después ambas siguieramos al coche de Sierra.
En cuánto llegamos a urgencias, cogieron a Cameron para atenderlo, aquella herida tenía mal aspecto.
Gina y Nash sentaron cómo pudieron en la camilla a Cameron, y yo esperé en un lado, junto a Sierra qué grababa todo lo que pasaba.
Cuándo le terminaron de poner varios puntos a Cameron, volvimos a casa, a la entrada de esta me esperaba Christopher con el teléfono móvil en las manos.
Se acercó rápidamente a nosotros, para ocupar mí lugar y llevar a Cameron hasta la casa.
—¿Qué ha pasado?— preguntó después de haber dejado a su sobrino en el sillón del sofá.
—Se ha cortado con una lata de sardinas.— comentó Sierra divertida llevándose una mirada amenazadora de su hermano.
—¿Se ha cortado con una lata de sardinas en el pie?— preguntó un poco confundido a lo qué reímos.
Christopher comenzó a hablar con Gina sobre mí mudanza con él y sobre un cúmulo de cosas, mientras Sierra escuchaba atenta.
Cameron y Nash, el qué también tenía un canal, entraron en Twitter, para comenzar a escribir y publicar cosas, a las que yo comencé a darle favorito.
Mayoritariamente aquellos mensajes, trataban de lo ocurrido con una lata de sardinas.
Cameron se quejaba del dolor en los mensajes, en cambio Nash, se reía de ello, aunque había llegado a sentir aquel dolor.