Ahora estaba sentada frente a la doctora con una cara de confusión y susto, causada por su repentino cambio de actitud.
—Bueno, verás...— comenzó a decir— sé que es difícil de creer pero la prueba ha salido... cómo decirlo...
Vale, tenía que ver con el resultado del test. En ese momento estaba aún más nerviosa y confundida que antes.
La doctora María estaba a punto de seguir hablando cuando de repente un hombre y una mujer vestidos con traje, corbata y unas gafas de sol negras entraron por la puerta.
Yo los conocía, bueno no los conocía personalmente pero sabía quiénes eran, las personas así vestidas llevan una placa en el traje. Me fijé mejor y, efectivamente, tenían esa placa.
Un miedo enorme me invadió. Esas personas forman parte de una organización, no tan secreta, que trabaja para el gobierno. Se llama V.I.D.A. nadie sabe qué significa ni el porqué de ese nombre. Se creó cuando nació el Mortiferus, desde entonces, solo aparecen cuando ocurren cosas malas, por ejemplo, cuando alguien tiene el virus le escoltan hasta el "lugar seguro", donde se supone que intentan controlarlos y encontrar una cura, pero la verdad es que no me lo creo, hay muchas cosas que no nos cuentan. Cosas que yo por aquel entonces ni me imaginaba.
—Hemos recibido una notificación al departamento de V.I.D.A. diciendo que alguien en esta sala ha resultado inmune.
¿Qué?
Me quedé atónita ante las palabras de aquella mujer. ¿Inmune? Imposible. Yo me hice la prueba, por eso se refería a mí, pero ¿qué?
El hombre y la mujer me miraron al igual que la doctora María. Esto era lo que intentaba decirme antes, pero ahora que lo sé ¿qué se supone que debo hacer?
Miré a mi izquierda, a la silla donde estaba sentada María, pero ya no estaba. Pasé mi mirada por la sala buscándola pero no la encontré. ¿En qué momento se había ido? ¿Había desaparecido de la nada dejándome aquí sola? Eso parecía. Se había ido, pero no podía esperar nada de ella, ni siquiera la conocía.
En ese momento miré hacia los trabajadores de V.I.D.A., dispuesta a afrontar la realidad. Pero ocurrió algo que desde luego no me esperaba, la habitación comenzó a llenarse de un humo blanco muy espeso, como niebla.
—Corre— escuché que me decían. ¿Quién? No lo sé, pero esa parecía ser la única opción que me quedaba si no quería que V.I.D.A. experimentara conmigo en un laboratorio.
Así que eso hice, empecé a correr. Corrí en dirección a la salida y la gente se me quedó mirando raro, incluso la recepcionista que antes ni me miró. Pero no paré, seguí corriendo aún sin saber qué haría después, pero de eso ya me preocuparía más tarde, por el momento tenía que escapar.
Ya estaba en la sala de espera, tenía la puerta en frente, solo tenía que correr un poco más y habría salido, pero, para mi mala suerte, unas sirenas comenzaron a sonar y todas las puertas y ventanas comenzaron a cerrarse.
Me fijé en la mesa donde se encontraba la recepcionista temiéndome lo peor, y, efectivamente, mis sospechas eran ciertas, la mujer había conseguido salir de la sala anterior, que estaba llena de humo, y había pulsado el botón de emergencias. Ahora se dirigía hacia mí mientras que el hombre seguía sin aprecer, como la doctora.
—¡Escóndete!— volví a escuchar aquella voz masculina— ¡rápido!
Y una vez más, hice caso a esa extraña voz, volví a empezar a correr buscando un lugar donde esconderme, por lo menos hasta que pudiera salir del edificio.
Al final me decidí por entrar a una pequeña sala donde había unas cajas detrás de las que podía esconderme.
—No grites— una mano me tapó la boca mientras otra me sujetó del brazo, para que no saliera corriendo supongo.
Vale, definitivamente no era una situación para ponerse a pensar el porqué me sujetaba, no había visto a esa persona aún así que debía tener cuidado y estar preparada para escapar.
Espera...
Esa voz...
—Eres tú— dije susurrando medio gritando mientras me giraba para verle la cara a mi misterioso salvador.
Era un chico, de mi edad aproximadamente, con el pelo negro, corto y despeinado, no pude verle mejor puesto que estábamos a oscuras, pero era alto y definitivamente mucho más fuerte que yo. Pero ¿por qué me ha ayudado? No sabía quién era, y además, si me paraba a pensarlo, no había nadie lo suficientemente cerca como para que pudiera hablarme. Entonces ¿qué había ocurrido?
—Sé que tendrás muchas preguntas ahora mismo, pero necesito que te calles y hagas todo lo que yo te diga— me ordenó aquel chico misterioso.
No sabía que hacer, era un desconocido, perfectamente podría ser uno de ellos, o ser un secuestrador, o quizás un alien que ha venido del espacio para exterminarnos a todos, aunque, pensándolo bien, si fuera uno de ellos no me habría ayudado antes, y si fuera un alien seguramente no estaría perdiendo su tiempo aquí conmigo.
Al final decidí hacer lo que dijo, porque siendo sinceros, no tenía nada más que hacer, y él me había ayudado, no perdía nada por hacerle caso.
Fue entonces cuando escuchamos unos pasos apresurados acercándose cada vez más. El chico misterioso me agarró del brazo y abrió lo que parecía ser una especie de compuerta que estaba en la pared justo detrás de nosotros, entramos y él volvió a cerrar la trampilla para que no nos descubrieran. Era una especie de rejilla por lo que podíamos ver ligeramente a través de ella.
Escuchamos los pasos aún más cerca que antes y en ese momento entró alguien. Nos quedamos completamente quietos, incluso aguantando nuestras respiraciones, debido al miedo que habíamos acumulado.
La persona, de cuyo cuerpo solo podíamos ver hasta la altura de sus antebrazos, se paseó por la sala con cuidado, alerta a cualquier sonido que podría delatarnos. Después de observar todo a su alrededor como por dos minutos se dirigió hacia la puerta, probablemente para salir. Pero, para mí mala suerte, una araña empezó a bajar por una telaraña justo sobre nosotros, lo admito, las arañas son uno de mis puntos débiles, así que del susto me eché involuntariamente hacia atrás para alejarme todo lo posible de aquella abominable criatura.
Y así fue como esa persona, que yo pensaba que se había ido, se puso alerta de nuevo y se alejó de la puerta para entrar de nuevo al cuarto. El misterioso chico (o alien) me dirigió una mirada acusatoria, como regañándome, y fijó su vista en la rejilla, por lo que yo hice lo mismo.
Aquella persona se estaba acercando a paso cauteloso hacia las cajas donde segundos antes estábamos escondidos, para seguidamente quitarlas del medio y acercarse a la rejilla.
El miedo me paralizó completamente. Se acabó, me encontrarían y me llevarían a ese extraño laboratorio para hacer quién sabe qué experimentos conmigo, pero no. No podía morir así.
—¿Morir?— escuché la voz del misterioso chico— no te flipes.
Entonces me di cuenta de que no había abierto la boca para nada, de lo contrario estaríamos los dos en manos de V.I.D.A.
Pero...
¿QUÉ?
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Curiosidades
💎1. Las iniciales del nombre V.I.D.A. tienen un significado esencial para la historia, que en un tiempo se sabrá.💎2. Llevaba un tiempo estancada sin saber cómo seguir cone este capítulo, pero hoy a las 12 de la noche me vino la inspiración.
💎3. La frase de "¿Morir? No te flipes" la he sacado de la película Venom.
💫No tengo mucho que decir pero gracias por los 5 leídos💫
-Una Black
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Los Siete
Science FictionPortada hecha por: @metidacomoJude ⚠️ Actualmente estoy trabajando en otra historia, esta estará pausada un tiempo⚠️ ¿Qué harías si vives en un mundo en el que hay un virus convirtiendo a la gente en seres sobrenaturales? Fácil. Huir. ¿Acaso hay más...