La fuente de los deseos

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Ana rompió con Richie,estaba muy triste y confundido,pensaba que había hecho algo mal o que no le dedicaba el tiempo suficiente,Ana explicó que estaba muy ocupada y que no había sido su culpa,todo en buenos términos al final,le agradeció y continuaron con su camino acordando ser amigos.
Al fin llegó el viernes,era 15 de mayo día del maestro,las clases se suspendieron temprano debido a un evento que organizaron para los profesores del campus,la universidad parecía vacía, David y Ana quedaron de encontrarse en la cafetería pero estaba cerrada,el la espero a que llegara y caminaron a la salida,recibió una llamada donde le informaban que también las clases de inglés se suspenderían,David miro a Ana y sonrió,estaba por decirle algo importante pero un alumno llegó a interrumpir el momento,Ana se despidió,pero el fue detrás de ella en cuanto termino con el alumno
+Ana,puedes esperarme 15 minutos por favor?Iré a la oficina del coordinador,te parece si nos vemos en Villa?
-En serio,no tendrás problemas?
+No te preocupes, déjamelo a mí (guiñandole el ojo)
Pasaron solo 5 minutos Ana estaba realmente nervisosa,sentía que las piernas le temblaban y una especie de opresión en el estómago.
David llegó al acceso en su auto,la busco con la mirada y se encontraron,tenía las mejillas rosas, tomó su celular y le dijo a Ana que caminara un poco hacia el camino de la izquierda,al ver qué no había nadie más,estacionó su auto y la espero,cuando llegó la ánimo a subir a su auto.
-Pero Villa esta del otro lado.
+Pues iremos hacia tu casa,dicen que hay buenos lugares para comer,bueno si me lo permites
-Ok, conozco algunos lugares donde preparan comida rica,puedo indicarle el camino(subió al auto tímidamente)
David en seguida le ofreció una paleta de cereza,sabía que Ana compraba habitualmente esa marca.
-Gracias!
+ He visto que te gustan esas paletas
-En realidad... Esas paletas son para evitar que me mareé,tengo baja de azúcar,desde pequeña no me gustaban los dulces ni postres,mi cuerpo me exige glucosa,por eso siempre las traigo conmigo,solo que casi nadie sabe porqué.
+De ahora en adelante siempre traeré algunas conmigo por si te sientes mal.
-No es necesario pero gracias,es muy amable.
+Podrías dejar de hablarme tan formalmente? Me siento un anciano,además ni siquiera estamos en la escuela.
-Es difícil para mí pero lo intentaré...David.
Esbozando una tímida sonrisa,inclinando un poco su cabeza y entrelazando sus dedos tiernanmente.
Llegaron a un pequeño restaurante local muy famoso en la ciudad por servir antojitos mexicanos,aunque la ciudad era pequeña había muchos turistas,el restaurante estaba lleno de firmas y buenos deseos al lugar y a los colaboradores,la comida era deliciosa,cuando terminaron de comer Ana sugirió ir al pueblo vecino,ahí casi no había alumnos que asistieran a su universidad,así se sentirían más cómodos.
El día era perfecto,soleado pero fresco con una pequeña brisa húmeda,al llegar recorrieron el pequeño pueblo en auto,no les tomó mucho tiempo así que decidieron bajar en el jardín central,David tomo a Ana de la mano y la llevo a una tienda de helados que vio al pasar,a Ana le iba a reventar el corazón pero no quería que la soltará,ambos pidieron paletas heladas,Ana con una paleta verde de limón y David una de nuez.
Se sentarón a la orilla de la fuente del jardín central a deleitar su postre,conversaron un poco,cuando de repente David volvió a tomar la mano de Ana la miró directamente a los ojos y se acercó a ella para besarla.

Tardes De VillaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora