JISUNG

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Me tomé mi tiempo en la ducha, ese día había tenido que hacer tres exámenes, ir a trabajar y entrenar y después, darles clase a los niños, había sido un día largo y quería relajarme un poco, Jeno y JaeMin se habían encargado de hacer las cosas de la clase mientras yo daba clases así que no había mucho que hacer y cuando llegué ellos estaban matándose en el sofá mientras jugaban a la pley.

Al salir de la ducha me puse unos pantalones de chándal de color verde militar y cogí una camiseta negra, pensé en si ponérmela o no, porque ellos iban por la vida sin camiseta y me sentía un tanto desentonado a veces, pero acabé poniéndomela porque la vergüenza me ganaba.

-Como baje JiSung y vea esto, nos cruje, bro – oí decir a Jeno cuando salí de mi habitación.

-Ahora lo recojo antes de que baj... que miedo – gritó de repente desde la cocina.

Me asomé por las escaleras y vi a JaeMin de espaldas intentando cocinar algo y apartándose cuando salió una llamarada de la sartén.

Jeno, que estaba sentado en la encimera, me miró de reojo y sonrió de lado para después mirar a JaeMin intentando recogerlo todo.

Yo bajé las escaleras y asomé la cabeza por encima del hombro de JaeMin para ver lo que cocinaba.

-Eso se está quemando, ¿eh? – le dije a JaeMin, asustándolo sin querer.

-Jeno, cógelo que si no lo ve aquí no ha pasado nada – gritó JaeMin dándose más prisa recogiendo todo el desastre.

Jeno rió estirando sus piernas hacia delante para atrapar mi cuerpo entre ellas y atraerme a él, cerrando sus brazos alrededor del cuello para pegarme la frente a su pecho desnudo y que no pudiese ver nada.

-Jeno – dije riendo y empujando con mi cabeza su pecho para que me dejase en paz.

-Corre, JaeMin, hijo mío, que eres muy lento – le gritó Jeno apretando más sus brazos y sus piernas a mi alrededor.

-Estáis muy gays así, parecéis los amores de mi vida – comentó JaeMin riendo un poco – perdón, ya me callo.

Yo suspiré y moví mis manos a centímetros del cuerpo de Jeno, sin saber donde ponerlas para no molestarlo.

Las puse en sus muslos cubiertos por el pantalón gris, pero las aparté enseguida y las puse en su cintura, tampoco lo veía adecuado, las subí a sus costados, sintiendo sus costillas moverse bajo mis dedos, pero no me convencía.

Así que acabé agarrándolo de los brazos.

-JaeMin, huele a quemado – dije yo alzándole la voz.

-Está todo controlado, pollito, confía en el papi JaeMin, ostia – se quejó él por la zona de la basura.

-En la cocina confío poco – admití.

-Eso ha estado feísimo, pollito – dijo Jeno soltándome.

Yo me puse bien el pelo mojado y miré la cocina, había sido rápido limpiándola para el desastre que había.

-Venga, siéntate ahí con Jeno – le dije a JaeMin agarrándolo de la cintura para apartarlo de la vitrocerámica y juntarlo con Jeno.

-A mí no me cojas así que me pongo cachondo – me advirtió él.

-Tú te pones cachondo hasta si te da una manzana, tío – le dijo Jeno haciéndole hueco a su lado.

-A ver, si me da plátano mejor, pero me conformo con la manzana – dijo JaeMin pasándole una pierna por encima a Jeno.

Los dos me miraron atentos y con una sonrisa de labios cerrados inocente, esperando a que arreglase el desastre de JaeMin, así que me puse manos a la obra y en un par de minutos tuve eso arreglado y pude seguir con lo demás.

-Que arte este de cocinar – dijo Jeno flipando – yo sé hacer arroz de bote.

-También sabes traerme unas patatas de ese armario, cariño, venga – le dijo JaeMin dándole un golpecito en la pierna a Jeno para que fuese.

Y fue sin rechistar, lo que nos pareció a los dos asombroso y nos miramos sorprendidos.

Jeno abrió uno de los armarios altos de nuestra cocina y se puso de puntillas y de espaldas a nosotros para poder coger la bolsa.

Yo giré mi cabeza para mirarlo, cuanto se estiraba todos los músculos de su espalda y sus hombros se marcaban más y su cintura se afinaba.

-¿Qué miras? – me preguntó JaeMin en el oído y mirando a Jeno también.

-El tatuaje – dije yo volviendo la vista a la sartén.

JaeMin sonrió un poco y miró a Jeno acercarse a nosotros con la bolsa en la mano, dándosela a JaeMin abierta y cogiendo una de dentro.

-Tenéis que probarlo para decirme como está de sal – dije cogiendo un poco de salsa con la espátula para que la probasen.

-¿Qué te pruebe dices? – me preguntó JaeMin haciéndome cejitas.

-La salsa – aclaré yo acercándola a los labios del chico de pelo rosa que seguía sentado en la encimera – espera, que soplo para que no te quemes – dije bufando – que mi padre siempre me lo da sin bufar y siempre me quemo – les expliqué.

Los dos asintieron con la cabeza y se quedaron mirándome mientras yo soplaba, era tan atenta su mirada y su silencio para concentrarse que me estaban poniendo de los nervios.

-Pero una cosa – dijo Jeno – yo también quiero probarlo, ¿por qué se lo das a él?

-Ahora te doy a ti – dije acercando de nuevo la espátula a JaeMin.

-Pero es que yo lo quiero ya, JiSung – dijo agarrándome la mano de la espátula para desviar la trayectoria hacia su boca.

-Jeno, un momento – le dije yo riendo y haciendo fuerza hacia JaeMin, que tenía la boca abierta – no seas impaciente.

-¿Es por qué JaeMin es tu favorito? – preguntó Jeno ofendido – si es así dímelo.

-No tengo favorito – dije yo riendo aun y agarrándole la mano para que me soltase – pero JaeMin sabe reconocer las cosas con y sin sal.

Jeno dejó de agarrarme e hizo un puchero de enfado viendo como JaeMin lo probaba mientras le enseñaba el dedo del medio.

-Está bien – me dijo JaeMin – tú más, pero está bueno.

-Ahora yo – Jeno abrió la boca como un crío y reí.

Adoraba cuando sacaba ese lado, sobre todo sabiendo que solo lo sacaba conmigo, la mayoría de las veces, cuando quería conseguir algo, se me ponía a berrinchear como un bebé y me parecía de las cosas más tiernas que había visto jamás.

JENOxJISUNGxJAEMIN SHOTS (Nothing Like Us)Where stories live. Discover now