🍷 ʜɪsᴛᴏʀɪᴀs ᴄᴏʀᴛᴀs 🍷

Come Back To Gusu

Lan WangJi y Wei WuXian, dos almas destinadas a estar juntas desde su nacimiento, se miraron con una tristeza sin fin junto a la pequeña cabaña de madera donde Wei WuXian había elegido para hacer su nuevo hogar. Un nuevo hogar lejos del pueblo de Gusu y más lejos del corazón desanimado de Lan WangJi.

Lan WangJi nunca pensó que se reduciría a esto. Nunca esperó que Wei WuXian algún día decidiera dejar su lado y eligiera vivir su vida en soledad. Wei WuXian había razonado que sería para mejor, porque se consideraba un inválido indefenso, una carga colocada sobre los hombros de Lan WangJi. Aunque Lan WangJi no estuvo de acuerdo, sus palabras no tenían sentido, ya que Wei WuXian ya había tomado una decisión.

Lan WangJi pudo ver el arrepentimiento por la decisión de Wei WuXian que permanecía dentro de sus orbes plateados. Pero como orgullo, y deberes lo tendría. Ninguno dijo nada.

Por lo tanto, despidiéndose por última vez con un simple apretón de mano, Lan WanJji, con gran amargura, dio el primer paso y se separó del hombre que había estado amando en secreto y anhelando haber confinado en sus brazos durante tanto tiempo como pudo, recuerda.

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Cómo los dos hombres llegaron a ser la pareja predestinada todavía era una pregunta sin respuesta. Eran, desde siempre, todo lo contrario del otro.

Wei WuXian siempre había sido un joven ingenuo que a menudo era mal visto por los demás, debido al hecho de que era bien conocido por vivir en las calles de YunMeng, una pequeña aldea no lejos de Gusu. Con frecuencia causaría problemas. Una molestia y un desvergonzado, diría la gente. Mientras que Lan WangJi se mantuvo más pulido y fue muy honrado y respetado entre sus mayores, un candidato perfecto para mirar hacia arriba también.

Sin embargo, aunque opuestos, se llevaban excepcionalmente bien, como si estuvieran hechos el uno para el otro.

Su historia comenzó cuando eran simples niños, después de haberse cruzado dentro del concurrido mercado de YunMeng una mañana de verano. Fue ese día que Lan WangJi recordó haber notado a un niño hambriento con nada más que túnicas andrajosas, arrugado en un rincón pidiendo comida. Habiendo sido educado para sentir lástima por los menos afortunados, Lan WangJi hizo lo único decente que se le ocurrió; compartir la barra de pan que había mantenido colgada dentro de un saco y ofrecérsela al chico que no era mucho más joven que el propio Lan WangJi. 

Cuando las manos del niño mendigo agarraron el pan ofrecido con impaciencia, sus miradas se encontraron. Duró un segundo, tal vez dos, pero en ese momento, Lan WangJi supo que necesitaba ver esa belleza inmaculada por el resto de su vida en adelante.

Ese día, el joven Lan WangJi le había suplicado a su tío que trajera al niño con ellos. Sin embargo, para consternación de Lan WangJi, sus súplicas no fueron aceptadas. Golpeado por la tristeza, el joven corazón de Lan WangJi se negó a escuchar, por lo que las palabras de su tío pronto cayeron en oídos sordos. Después, Lan WangJi se encontró saliendo a escondidas de Gusu para encontrarse con su nuevo amigo cada vez que las miradas indiscretas no estaban sobre él. Nadie se dio cuenta, y a lo largo de los años siguientes, su amistad floreció involuntariamente en un extraño deseo mucho más atrevido cuando sus años de adolescencia se acercaron a ellos.

Ninguno de los niños admite estos sentimientos extraños, por miedo al rechazo, o peor aún, a ser rechazado por tener algo que ver con el otro. Así que los dos niños tontos, que piensan más parecido de lo que podrían imaginar, mantuvieron sus sentimientos ocultos, esperando que algún día desaparecieran.

Afortunadamente, los sentimientos nunca se desvanecieron. En cambio, floreció, brillante y eterna.

Eran amigos que se amaban mucho. Amigos, que anhelaban el contacto de los demás, y amigos que eran demasiado densos para hacer algo para dar el primer paso.