Harry era un chico con apenas dieciséis años pero con un alma de artista que muy pocos lograban conseguir, aún así teniendo años de trayectoria.
Este joven, había ganado una beca hacía ya dos años para la mejor escuela de arte que había en todo el Reino Unido, sí, Harry había entrado a la famosísima Art School Of Cambridge.
El "pintorsito" como algunos se referían a el usándolo de insulto por su homosexualidad y buen desempeño en las clases, una fría tarde de domingo, ya casi noche va a parar a una cafetería que le servía para concentrarse, cuando en la fila de la caja vio un par de ojos azules. Pero esté no era un azul cielo o un azul mar. Este azul era único y especial, este azul era la mezcla de todos los colores azules que podíamos encontrar a lo largo de nuestras vidas.
Cuando Harry ve este par de ojos, no pudo evitar buscar quien era que los portaba y sí creía que esos ojos eran hermosos, en cuanto vio al chico dueño de aquellos ojos no tardo más de cinco segundos en caer profundamente enamorado.
"—Disculpa, ¿cuál es tú nombre? —el castaño se giro al sentir que tocaban su hombro y alguien hablaba.
—Louis, Louis Tomlinson. ¿Nos conocemos? —Y en ese momento los orbes verdes brillaron, comprendieron que habían encontrado su mitad, que habían encontrado su inspiración."