Cap 1

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Gulf:

El molesto ruido del despertador hace que me despierte. Aún sin abrir los ojos me muevo entre las sábanas hasta llegar a la orilla del cama y alcanzar ese aparato que me ha hecho despertar.

Después de apagar ese molesto aparato me acomodo entre las sabanas, tratando de dormir aunque sea cinco minutos más. La casa se encuentra tranquila hasta que unos gritos me hacen abrir los ojos de manera abrupta.

—¡Papi! ¡Papi!-  el grito de Natasha me hace  levantarme de la cama en cuestión de segundos. No espero a escuchar otro grito de mi hija cuando ya me encuentro corriendo hacia su habitación. Al entrar lo primero que veo es a mi hija tirada en el suelo con la falda del colegio en la cabeza, no puedo evitar soltar una pequeña risa que no pasa desapercibida por los oídos de Natasha, quien se quita la prenda del lugar incorrecto y me la avienta con molestia. Aunque lo que ha hecho tiene algo de gracia, la reprendo de su acción.

—¿Qué te he dicho sobre aventar las cosas?- la pequeña se para y agacha la mirada antes de hablar. 

—Que es de mala educación arrojar cosas cuando nos estamos enojados- toda esa oración salió acompañada de un puchero de sus labios. 

—¿Por qué has gritado?- me acerqué hacia ella, la tomé en mis brazos para dirigirla al baño y darle una buena ducha.

—No me podía poner la falda- es inevitable no sonreír cuando intenta hablar como una persona adulta, cuando tan sólo tiene siete años de edad. 

—Ha hecho mal señorita, porque no se ha duchado y usted ya se quería poner el uniforme del colegio estando toda mugrosita- así como la llevaba en mis brazos comencé a besar sus mejillas y cuello de manera juguetona, mi hija soltaba una que otra risa y súplica porque ya no le hiciera más cosquillas con mis labios. 

Después de media hora Natasha ya se encontraba bañada y arreglada para ir al colegio.

El desayuno era la comida por la cual más peleabamos. Mi hija  por alguna extraña razón todos  los días a esta hora pide un chocomilk, cosa que no le tengo permitido debido a que es mucha azúcar como para que sea su primera bebida del día. Está de sobra decir que todos los días hace un  berrinche por esa bebida chocolatada , pero aunque se tira al piso para chantajearme, no le  doy lo que quiere. 

Ahora mi pequeña se encuentra con los brazos cruzados y la mirada fija sobre su plato de desayuno.

—Anda, come que se nos hará tarde-la pequeña movió de un lado a otro su cabeza en negación.

—No esta mi vaso de chocomilk- ni siquiera se ha dado cuenta que no hay Chocomilk en casa , pero está haciendo berrinche por ello. Estos niños de ahora no tienen lucha, en mis tiempos mi mamá ya me hubiera dado un par de nalgadas y obligado a comer todo lo que se encontrara servido en el plato. Pero yo no soy como ella, yo creo que los golpes no son una buena forma de educar a los hijos; aunque hay acciones que ameritan un buen par de nalgadas, que más que para formar "Carácter" como dicen algunas personas, es para darles una lección y hacerles entender que su comportamiento no es el adecuado. Puedo decir que a Natasha sólo le he pegado dos veces y en esas únicas dos ocasiones me sentí mal por hacerlo, pero por más que se lo advertí no me hizo caso. 

—Natasha, se está haciendo tarde y papi tiene que ir por la mercancía que irá a vender a tu colegio- intenté hacerla entrar en razón, pero ella seguía aferrada a que quería su vaso de chocomilk. Fastidiado por su comportamiento tomé las llaves del departamento e hice como que me iba.  Casi llegando a la puerta los pequeños pasos de mi hija se escucharon. 

—¿A donde vas?

—Papi se va sin ti, porque no quisiste hacer caso, es por eso que hoy te quedaras sola en casa- estaba por abrir la puerta cuando mi hija corrió hacia mí, aferrándose a mi camisa con sus pequeñas manos.

El chico de los globos (MewGulf)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora