Roma; Italia. 25 de Junio de 2012Los sueños derribados antes de ser siquiera construidos, era la demencia. La revelación de lo imposible era un prejuicio. Su libertad era corrompida.... Su vida, básicamente, era un desastre. Pero no derramaría una sola lágrima más. Demasiado sufrimiento, demasiado dolor.
Su corta felicidad había expirado el mismo segundo que su madre firmo el contrato de matrimonio. ¿Qué culpa tenía? ¿Qué había echo mal?
Solo tenía tres años. Tres simples e inocentes años. Cuando su vida dejó de brillar.
Limpió la última lágrima mientras en la calle, Shawn hacía rugir el motor de su costoso, cromado y rojo ferrari.
El excepcional prometido, con la hermosa sonrisa y con la perfecta cualidad para no entender el sarcasmo, odio e ira que Camila exhalaba por cada poro de su piel en su presencia.
Un vestido descubierto de la espalda, un elaborado peinado y sus zapatos altos. Tomaría la cartera, caminaría a la puerta, bajaría las escaleras y pondría esa horrenda sonrisa hipócrita que estaba tomando posesión de su rostro... pero una voz femenina interrumpió su procedimiento mental.
—Creo que he muerto y he llegado al paraíso... porque comienzo a ver ángeles. –dijo la voz de una mujer en un asqueroso italiano mal modulado.
Camila Cabello se dio vuelta, esperando ocupar su tan ansiado -y poco practicado- lenguaje vulgar. Pero no había nadie.
—¿Tendría piedad por mí y decir su nombre, oh hermosa princesa?
Y ahí la vio.
En una esquina del balcón, contra aquella pared que daba a la casa de su vecino, se hallaba la cabeza dueña de aquellas palabras.
—Mala pronunciación. Indebida interrupción. –respondió Camila fríamente, mientras se acercaba a la desconocida.
—Lo siento mucho, bella ragazza. –escuchó la castaña desde atrás, mientras aparecía el señor Jauregui. —es mi nieta, ha venido a visitar a su abuela enferma. –Le contó el anciano hombre, dando un golpe en la nuca de su nieta.
—Bella ragazza. –dijo la joven pensativa. Examinando a la castaña de pies a cabeza sin ningún disimulo. —un excelente nombre.
Camila la miró directamente a los ojos. No sabría identificar si era por la luz o la falta necesaria de ella, pero aquellas esmeraldas fluctuaban entre el verde oscuro o un gris diáfano.
Aquel cabello, no tan largo para parecer molesto, pero si demostrando su espesa cabellera, tampoco poseía un color definido. Era demasiado oscuro para clasificarlo como castaño, pero un hermoso tono negro.
—Lauren, preséntate como corresponde. –dijo el anciano, intentando no causar mala impresión con la elegante vecina. Lamentablemente, la tos hosca de su esposa provocó la retirada del mediador entre ambas jóvenes.
—Lauren Jauregui. –dijo ella, estirando su mano, bordeando la muralla entre ambas.
Camila observó su mano. Imponente, una piel que demostraba suavidad y confort... todo lo que la mano de su prometido no expresaba.
Se acercó demostrando seguridad y la tomó.
—Camila Cabello. Un gusto. –dijo la chica, más por cortesía que otra cosa.
—El gusto sería conocerla, preciosa. –respondió Lauren en español.
Camila, conocedora de lenguas teniendo en cuenta que sus padres solo eran dos simples extranjeros cuando llegaron a esta tierra, entendió perfectamente lo que la "señorita" había dicho.
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Contigo, imposible (Adaptación Camren)
RomanceCamila está comprometida con un hombre que no ama. Shawn Mendes. Pero el destino de su familia depende de este compromiso. Lauren, su vecina extranjera, ajena a esta información, se ha propuesto enamorar a su frívola, altanera y prepotente vecina. ...