Antifaz rosa.

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Era la noche más esperada por toda la escuela, dónde los estudiantes iban a despedir el año con todas las ganas de desestrezarse y dónde podían beber como si no hubiera un mañana porque nadie les diría nada. Una noche para ellos y nada más que ellos, sin adultos supervisando o llamándoles la atención.

Esta vez había tocado una fiesta de disfraces, aunque la mayoría podía verse gracioso llegando al lugar, con sus acolchonados pantalones de payaso, otros con pelucas ridículas y divertidas, los llamativos pero también comunes trajes de superhéroes y hasta las gordas hamburguesas que apenas podían caminar entre la multitud de gente. Aunque así llegaran la mayoría de jóvenes a la gran residencia que alquilaron entre todos, había alguien que caminaba delicadamente con sus zapatos blancos de tacón por el césped recién cortado, desfilando sus perfiladas piernas en un ceda blanca que caía suavemente como una cascada y demostraba cuán bien podía quedar una camisa de tul blanquecino y casi transparente sobre su pecho apenas marcando sus pectorales.

Ese chico que parecía un ángel con su cabello rubio y perfectamente ondulado que él mismo arregló con cuidado antes de salir, caminaba sin compañía y con la mirada en alto, como si no le importara nada pero con una media sonrisa encantadora que mostraba el brillo labial rosado en su boca voluptuosa.

Ese ente despampanante que caminaba como un modelo haciendo pasarela en las nubes y fingiendo inocencia con los toques torpes en su cabello intentando peinarlo tras su oreja y sus entrelazados dedos que se movían entre ellos como si le diera alguna clase de pena que cada persona por la que pasaba cerca, se le quedara mirando con la boca abierta por lo hermoso que se veía trás su antifaz cargado en brillos y perlas color rosa.

— Oye ¿Te invito algo?..

Los coqueteos detrás de su espalda comenzaban a llegar como él esperaba.

¿Vas a nuestra escuela?... No te reconozco de ningún lado.

Tontos acercamientos que interrumpían lo libre de su caminar.

— Te regalo un trago si bailas conmigo.

— Te ves muy guapo... ¿Puedo saber tu nombre?

— Oye, precioso...

— ¿Por qué estás solo? Mis amigas quieren conocerte... ¿Te nos unes?

— Bombón de chocolate blanco ¿Puedo ser tu envoltorio esta noche?

Absurdos intentos de ligar al joven que solo negaba a todo en una gran sonrisa brillante, como todo en él.

¿A qué vienes si no quieres
acercarte a nadie?

Él mismo se criticaba por dentro pero aún así siguió caminando y esquivando los grupos que se habían formado en el enorme patio iluminado y lleno de globos de diversos colores adornando los árboles y paredes.

¿Debería beber
algo?

— Por fin llegaste a la barra, te estoy viendo desde que cruzaste ese portón.

Busca una excusa.

— Oh.. Disculpa ¿Sabes dónde está el baño? Estoy un poco perdido.

— ¿Me estás invitando?... Es muy apresurado pero clar...

— Olvídalo.

Se alejó una vez más de los intentos de conquista que llegaban a él como regalos indeseados.

— Pareces un ángel... ¿Y qué mejor que pasar la noche conmigo, bebé?

¿Recuerdas mi sonrisa? - Jikook/KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora