Capítulo 1

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Regina se levantó temprano como era habitual y escuchó a su padre tocar a la puerta.

-Pasa.- Dijo Regina poniéndose su bata negra.

-Buenos días. ¿Cómo estas, cielo?- Preguntó su padre dejándole el café sobre la mesa.

-Mejor, la verdad es que estos vértigos me van a pasar factura.- Dijo sonriendo a su padre.

-Es que trabajas demasiado.- Aseguró el hombre que se había sentado al borde de la cama mirando a su hija.

-Lo sé pero estamos a final de año y debo cerrarlo todo.- Se justificó Regina aunque sabía que no iba a convencer a su padre.

-Aún queda casi un mes para final de año, tómatelo con calma o me arrepentiré de haberte dejado Wines Mills.- Dijo en tono de broma su padre.

-Sabes que nunca te arrepentirás de eso.- Le dijo marchándose al baño para cambiarse.

-¿Esta noche vienes a dormir?- Preguntó Henry que ya se marchaba.

-No puedo papa, tardo más de tres horas en llegar desde Los Ángeles, además Bob me debe estar echando de menos.- Aseguró saliendo ya con un vestido ajustado negro.

-Está bien, pero no te tires un mes sin aparecer como la última vez.- Henry se acercó a ella y le dio un beso en la frente.- Yo me marcho al club, despídete de tu madre.- Le advirtió haciendo sonreír a Regina.

-Sí.- Dijo con cansancio.

Regina se terminó de arreglar y bajo a la cocina donde se encontró con su madre metida en la cocina, nunca la había visto cocinar pero desde que hacía unos años que había dejado de ejercer la medicina casi ni salía de la cocina.

-Buenos días, madre.- Dijo Regina sentándose esperando su desayuno.

-Hola.- Cora se giró y puso un plato de frutas y unas tostadas delante de ella.- Deberías reducir tu ingesta de cafeína.- Le regañó al ver que se servía el segundo vaso de café.

-Sabes que eso es imposible, madre.- Aseguró comiendo un poco.

-Bueno... tú sabes, ya eres mayorcita.- Dijo Cora dándose por vencida.

-¿Dónde está Zelena?- Preguntó Regina que no había visto a su hermana pequeña desde que había llegado a la mansión.

-Se fue de fin de semana con una amiga, no sé cuándo volverá.- Soltó Cora con resignación.

-Esta niña es incorregible.- Dijo Regina con tono jocoso.

-De niña nada, que tiene 25 años y no madura.- Espetó Cora molesta por la actitud de su hija menor.- Ojalá se pareciera un poco a ti.

-Venga madre, siempre dices que yo debería parecerme un poco a ella.- Aseguró Regina que se río por la mala cara que puso su madre.- No te enfades, además Zelena va muy bien en la universidad, sólo le quedan unos meses para graduarse como abogada.- Le dijo y Cora sonrió ligeramente.

-Espero que consigas convencerla de que trabaje contigo.- Cora se sentó al lado de la morena para desayunar juntas.

-Lo intento, pero no creó que este demasiado de acuerdo.- Aseguró Regina que ya había tenido esa charla con su hermana tiempo atrás.

-Ella sólo piensa en salir de fiesta, se acordará cuando tu padre y yo dejemos de pagarle todos los caprichos.- Dijo provocando que Regina negase con la cabeza.

-Llevas diciendo eso desde que salí de la facultad, han pasado...- Regina hizo el cálculo aunque lo sabía muy bien.- ¿7 años?- Soltó haciendo que su madre se molestase.- Nunca harías eso, madre. Acéptalo no pasa nada.- Regina se levantó pues ya había terminado de desayunar.

Wines MillsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora