Caminos Cruzados

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Las nubes de la tarde se tornaron grises, gotas traz gotas caían del cielo. Soltaste tu cabello y alzaste la mirada al cielo empapando tu rostro, te gustaba la lluvia.

Suspiraste, para continuar el camino a casa en un caminar lento, con propósito de postergar tu llegada. No es que tuvieras una razón para no hacerlo, tenias una familia común, con sus altas y bajas pero agradecías, sin admitirlo en voz alta, tenerla.

Faltaba poco para llegar, y miraste a la izquierda inconsciente, a un joven cerezo del centro de la plaza común, donde una cabellera negra resaltaba.

Sentiste curiosidad al ver su presencia sin imitarse de la llovizna, te acercaste y oiste unos leves sollozos.

No notó cuando te arrodillaste frente a ella, preguntaste calmadamente que le pasaba y por que no estaba en casa, ella dudó. Notaste eso y sonreiste aclarando que querías ayudarle. Fue asi como te contó  que unos chicos habían tomado algo suyo y lo habían colocado encima del cerezo, solo por el hecho de no haber aceptado ser la novia de un amigo de ellos.

Frunciste el ceño por aquel acto de inmadurez, pero al final de cuentas eran niños como la chica al frente tuyo. También notaste las rodillas rapadas de la niña y supiste que ya había intentado subir. Te lavantaste y retrocediste unos pasos para observa el cerezo. La de cabellos negros iba a preguntar sobre tu accionar hasta que noto que señalabas un extremo del cerezo y preguntabas si la tela roja amarrada era el objeto que perdió.

La menor asistió.

Dejaste a un lado tu mochila, junto a tus zapatos y medias, por suerte tenias experiencia escalando árboles no habia caducado, ya que antes lo hacías para robar unos cuantos mangos de tus vecinos.

Tuviste sumo cuidado, por qué  a causa de la lluvia el tronco estaba humedecido y unas partes resbalosas. La lluvia aumento su caída, acompañado de un rayo, haciendo que resbalaras pero gracias a un buen movimiento evitaste que tu entrepierna saliera comprometida.

Subiste hasta que tus manos pudieron rescatar el objeto,  retrocedites tus pasos sobre el árbol hasta saltar a una distancia prudente al suelo.

La fémina te esperaba de pie al cerezo, viste su mirada de agradecimiento, sus ojitos oscuros brillaban y sentiste una presión cálida en tu pecho. Ya tenido el objeto mas de acerca notaste que era una bufanda de color rojo gruesa.

Mi lady su objeto perdido Dijiste, sobre una de tus rodillas para luego levantarte y colocarle la bufanda con cuidado en su cuello. Le queda algo grande.

Sabías que aun así eso no evitaría que la menor cogiera un resfriado, ya que estaba completamente empapada al igual que tu.

Poco a poco fue escampando.

Viste con horror la hora en tu reloj mojado pero funcional,  por lo cual te despediste rápidamente mientras tomabas tu mochila, zapatos y medias; retornando el camino hacia a casa pero paraste de golpe nuevamente.

"Que idiota ni siquiera pregunte su nombre" . Pensaste que  ya era muy tarde para volver y literalmente ya estabas a dos casas de llegar a tu hogar ,por lo cual si, regresabas también cabía la posibilidad de que la menor no estuviera.

"Tal vez, mañana este allí otra vez" Sonreiste ante aquel pensamiento. Tristemente no la volviste haber en aquel joven cerezo no en dias lluviosos.

Bufanda Roja 🌹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora