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Me enamoré.

El me llamaba y tenía la necesidad de ir por el. Dentro de la vitrina un bolso llamo mi atención deseando llevarlo a casa. Era un bonito bolso de boucle, la Correa era de cuero y cadena para el hombre y el sello de mi marca favorita en el frente y lo mejor es que era de lana, mi material favorito para vestir.

— quiero ese también

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— quiero ese también.
Hable para la vendedora.

Lo mejor era hacer unas buenas compras luego de unos días pesados. El olor a nuevo era lo mejor de lo mejor.

— aquí está.
La vendedora tenía el bolso en sus manos con guantes para no mancharlo. Lo tomé y me miré con el en el espejo, se veía bien en mi. Traía un saco blanco abotonado de el botón medio dejando ver un camiseta de encaje azul que hacía juego con los pantalones de mezclilla desalvados, y en mi calzado unas zapatillas bajas de correas blancas. Dando justo en mi estilo.

— se ve genial.

— lo se.

Tome mi otro bolso y cambie lo que tenía dentro a este nuevo.

— ten puedes quedártelo.

Avance para ir pagar, detrás mío la vendedora cargando mis compras. Las personas veían enonadas mi estilo al caminar.
Llegamos a la caja registradora y la cajera comenzó a ser las cuentas. La sucursal de mi marca favorita era me dejaba un buen sabor de boca cada vez que venía. Le entregué mi tarjeta de crédito a la cajera antes de que la pidiera. Habeces las vendedoras son creídas y se portaban mal con las clientas, pero yo no era cualquier cliente. Yo soy Odrid Parker una de las comediantes más populares y obviamente cada detalle o errar que pudieran cometer las personas a mi alrededor termino convirtiéndolo en anécdotas llenas de jugo en el entretenimiento.

— disculpe.

— si.

— su tarjeta a llegado al límite.

— ¿qué?

— que su tarjeta a llegado al límit...

— ya se que dijiste, pero eso no es posible.

— pues es lo que marca.
Ella volvió a pasar la tarjeta y esta volvió a marcar al límite. Busque en mi cartera y saque otras tarjetas y se las entregue.

— prueba con estas.

— solo logra pagar la mitad.

— espera un momento.

Agarre mi teléfono y le marque a mi mánager. Me alejé considerablemente para que las vendedoras no escucharan.

— Rodrig.

que.

explícame por qué mis tarjetas no tienen el saldo suficiente?

esa pregunta astela tu misma.

simple comedia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora