Legalmente soy responsable de mi misma. Puedo tomar decisiones de donde y con quien quiero vivir.
—¡Feliz cumpleaños!—Apenas puse un pie en la planta baja y ya hay una lluvia de confeti de colores.
—Muchas gracias a todos, que lindo detalle.—Me abrace de todos y de igual forma felicite a Alma. A ambas nos llevaron a la mesa por un desayuno sorpresa.
—Hoy fue tu última noche aquí Aitana.—Hablo Pablo.—Te hechare de menos en las cenas.—Sarcastico el niño.
—Podrá ser mi última noche pero no la última vez que nos veamos.—Mire en especial a Louis.—Gracias por entender que quiero vivir con Hank.
—Debo confesar que me duele saber que no logré convencerte de quedarte.
—Quiero hacer un trato. Iré lo que resta de escuela y de verano a casa de Hank. Pero en la uníversidad no viviré en las recidencias. Viviré aquí, si me lo permites.
—¿Quieres ir a USF?
—Si, es la que tenía contemplada desde un inicio.
—¿Y Stanford?
—Stanford es imposible. Debí mandar mi solicitud. Además es demasiado cara.
—¿Es donde estudiará Mateo no?—Preguntó Alma.
—Si, y Eleazar.
—Entonces es una lástima que ya mandara el primer pago.–¿Que?—Nimodo Paolo, la platica con el decano no sirvió de nada.—Estan jugando.
—Es una lástima, ya estaba todo listo para que el siguiente año fueras una de nosotros, soy Orgullo Stanford.
—Ok esta muy bien organizada su broma, en verdad. Solo puedo soñar con esa universidad. —Paolo se levantó y volvió con una carpeta azul, la dejó en frente de mi.
—Deja de soñar, eso solo te distrae de lo que realmente puedes lograr.—Abri la cerpeta y es mi aceptación.—Feliz cumpleaños bonita.
—Es increíble lo que se puede hacer con dinero ¿no crees?—No me gustó par a nada el comentario de Pablo. —Acostúmbrate, aquí solemos arreglar todo así.
—¡Pablo!—Lo reprendió Louis.
—En verdad no lo entiendo, se esfuerzan demasiado en alguien a la quien no le interesamos. No esperen, si hay algo que le interesa, que pagues su universidad.
—Yo no sé los pedí.
—¡Pablo suficiente!
—No, papá si sabias que hay un baile escolar en eso que llaman escuela.—Ay no.—Es un padre he hija y no te llevara a ti sino a Hank.
—Si lo sabía.—¿Que?—Yo mismo pague el traje que usará Hank esa noche.—¿Que?—A él le corresponde ese lugar mientras me lo gano yo. No puedo exigirle algo que no me he ganado así como tu no puedes acusara de algo que por ley me corresponde darle, asi como te lo di a ti. Ambos son mis hijos y no me interesa como le de las cosas, siempre y cuando optenga lo que quiere que para eso soy su padre y mientras me tenga vivo no le faltara nada. ¿Has entendido?
—Cómo digas.—Se fue.
—Gracias, y en verdad perdón por no mensionar lo del baile.
—Como dije, ese lugar ya me correspondera más delante.—Me regalo una sonrisa que me tranquiliza.—Solo permite que te lleve hasta la puerta de Hank esa noche.
—Claro que si.
—Y hablando de bailes ¿Lista para esta noche?
—No, no tengo idea que tienen planeado pero tengo miedo. Conociendo a Mateo y ahora a ustedes.—Señale la carpeta.—Ya se que son capaces de hacer.
—Te va a gustar, te lo juro.—Paolo solo se levanto con la sonrisa de satisfacción más grande del mundo.
—Buenos días familia Garmendia, ¿cómo amanecieron?—Llegó Mateo.
—Y mi buen ánimo ya desapareció.
—Y alegro el mío.—Mateo dejó un beso en mis labios.—Ver a esta muñeca alegra el día de cualquiera.
—En algo estamos de acuerdo.
—Feliz cumpleaños hermosa.—Me susurro a oído.
—No empienzen par de dos, cariño ve a la escuela. Nos vemos en la noche.—Louis dejo un beso en mi frente y se fue junto con Paolo.
—Adios Alma.—Salimos de la casa para subir a...—¿Debo preguntar?
—Es mi regalo de cumpleaños adelantado por parte de mi tía Maraya.—Hay un maldito Masserati en la puerta. —Papá tuvo uno a mi edad.
—Llaves.—Me las dio.—Hora de llevar a este bebé a pasear.—Subi a él, es realmente hermoso y nadie me va a detener.
...
—¡900 dolares!—Compermiso, iré a lanzarme desde un punte. —Debe ser una broma.
—Iba a 110 millas cuando el límite permitido son 75 ¿le parece broma su multa? Y lo más grave, sin licencia.—No iba a tanto, según yo iba normal.
—No volverá a suceder oficial, lo lamento.—Mateo recogió sus documentos, yo solo quiero llorar. Subí del lado del copiloto después el subió al volánte.—900 dólares.—Esta demasiado serio, en verdad la regué.
—¿Cuánto crees que me den por mí riñón?—No me responde, solo mira por el retrovisor a la oficial.—¡Mateo!
—Mande.
—¿De dónde mierdas voy a sacar 900 dolares para pagar esa multa?—De nuevo me está ignorando.—En verdad Mateo, sabes que me enfada bastante cuando me ignoras asi.
—Por 110 millas fueron 900 ¿cuanto será por 164?—Ay dios.
—¡No Mateo!—Si lo hará, me puse de inmediato el cinturón de seguridad.
—Grabare esto.—Tomo su telefono y coloquo la cámara para ponerlo en una base en el tablero. Arrancó a toda velocidad, según Internet está cosa sube de 0 a 100 kilómetros en 5,2 segundos. A la oficial no se le vio ni el polvo.
—¡No vuelvas a hacer esto en tu puta vida Mateo!—Baje del auto furiosa, una cosa es 110 a otra muy difrerente a 164 y retando a un oficial. No pude evitar llorar.
—Aitana tranquila.—Me tomo de la cintura para pegarme a él.—No lo volveré a hacer, te lo juro. Jamás vuelvo a conducir así, perdoname.—Aun estoy temblando. —
Fui un estupido inconsciente, perdoname.—Mis piernas parecen de gelatina, no puedo ni dar un paso sin sentir que me caigo.—Estoy bien, solo prometelo.
—Lo prometo.—Me beso.—Te veo a la salida. Cuidala Iker.
—Tranquilo y lindo auto. ¿Que tanto levanta?—Mi vista asesina ahora fue hacia Iker el cual no entiende nada.
—Será mejor que no preguntes.—Me ayudó a entrar.—Te veo en la salida ancora.—No le respondí, sabe que estoy furiosa.

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¿Una Última Apuesta?
RomanceQuien diría que esta rivalidad me llevaría a este momento en la vida, jamás pensé siquiera que podría vivir algo así. Una simple chica de California en italia y todo gracias a una apuesta la cual la ganó haciendo trampa. Bueno eso no lo debe saber M...