-Four

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El viento golpeaba violentamente contra mi cara, mi cabello despeinado no me dejaba ver mucho, corría lo más rápido que mis piernas me lo permitían, mis músculos ya dolían intensamente por la distancia que ya había recorrido,sentía mi corazón latir de una forma tan violenta contra mi pecho, el miedo me invadía de pies a cabeza, esto era una puta locura. Realmente mi cerebro no comprendía lo que pasaba en ese momento, solo podía escuchar que venía detrás de mi.

Venía por mi.

El estruendoso sonido de sus enormes patas impactando contra el suelo era demasiado aterrador, sus ladridos que sobaba como si de una bestia estuviéramos hablando, el miedo y la cobardía me inundaron. A lo lejos pude divisar unos contenedores de basura, huyendo de aquella cosa yo solo me oculte detrás de estos sin hacer el más mínimo sonido.

Mis latidos seguían siendo intensos tanto que sentía que el corazón se me saldría por la boca, mis pulmones bajaban y subían muy rápido, gruñidos le hicieron segunda a los latidos de mi corazón, sin hacer movimientos bruscos me di la vuelta y ahí estaba, negro como la noche y con unos grandes orbes amarillos mirándome, sin previo aviso salto sobre mi haciéndome caer sobre mi espalda, sus enormes patas cayeron sobre mi pecho privandome de oxígeno y causandome un dolor punzante.

— Quítale de encima, alejate!— le grite al enorme perro empujándolo con ambas manos. Este simplemente bajo de mi alejándose.

Lo mire asustada, tal vez sea de alguien y este entrenado, moví mi mano de un lado al otro y este la siguió con la mirada. Estaba muy atento.

— Sentado!— ordene en un tono severo, el animal ladeó su cabeza pero obedeció al instante.

Era realmente enorme, tenía unas grandes patas y su pelaje era muy denso en un tono negro azabache, trague saliva y me acerque a él lentamente.

Con su tamaño podría comerme de un bocado.

Pase mi mano por su cabeza y era muy suave, el perro cerro sus ojos y movió la cola dejándose caer al suelo.

—Eres adorable, pero casi me matas del susto amigo— dije rascando su panza.

—Vaya no tienes collar, ¿No tienes casa amigo?— le pregunté.

Claro, como si me fuera a responder el animal.

—Eres un buen chico— seguí rascandolo y una idea cruzó por mi mente.

¿Y si me lo llevo?.

—Bien, vamos chico— dije palmeando mi pierna, camine siendo seguida por aquel perro.

Creo que me acabo de robar un perro de la calle, tal vez mi padre nos tire a ambos a la calle pero jamás había tenido un perro y bueno, intento asesinarme aunque creo que más bien era porque olía a comida o yo que se. Entre con el perro a la casa, tuve que llevármelo como pude en los brazos para que no hiciera ruido con sus patas en el suelo de madera.

—Ev, ya llegaste— mi padre dijo acercándose mientras se secaba ambas manos en un trapo de cocina, mientras yo trataba de esconder al perro en el descanso de las pequeñas escaleras.

—Si ya llegué— rei nerviosa empujando al perro con mi pierna suavemente para no lastimarlo pero simplemente salió sentándose frente a mi padre.

—¿Qué es eso?— señaló al gran animal.

—Un perro, ya sabes, uno de esos animales que andan en cuatro patas y dicen wuff— le expliqué.

—No se quedará, sacalo— exigió mi padre a lo que el perro comenzó a llorar y yo a rogar.

—Por favor— pedí por quinta vez.

—Bien, se queda, ya dejen de llorar ambos y no quiero desorden— dijo caminando de regreso a la cocina.

𝐓𝐇𝐄 𝐆𝐎𝐃𝐃𝐄𝐒𝐒 𝐎𝐅 𝐃𝐄𝐀𝐓𝐇 | 𝘓𝘈𝘜𝘙𝘐𝘛𝘚 𝘚𝘌𝘐𝘌𝘙Donde viven las historias. Descúbrelo ahora