semen up // larry

quinto día [part. 2]

—Y aquí estamos en mi apart-

Marie se detiene ante lo que sus ojos ven. La puerta se abre completamente y sabe que la chica junto a ella está igual de pasmada. Sus mejillas estan rojas de la vergüenza y del pensamiento de cómo saldría de aquello cuando Harry agarra del pelo a Louis, levantando su rostro, y en el proceso, quitando la polla de su boca. Louis frunce el ceño en la dirección de Marie y se levanta como si no hubiera una chica al lado de ella (y su pene no estuviera visiblemente duro entre su ropa interior).

—Me muero de hambre, no conseguí mi desayuno, —señala la polla de Harry a la vez que éste se pone sus pantalones—. y no veo ninguna bolsa con jodidas medialunas.

Marie vuelve a respirar, ignorando a Louis y a lo que ella llama mañanero-caprichoso, y se gira hacia la chica hablando en un susurro.

—Lo siento, yo no sabía que él... —Hace un par de señas con sus manos, intentando darse a entender y la chica le sonríe un poco incómoda.

—No, está bien. Debo acostumbrarme, ya sabes, mi hermano es homo también. —Marie asiente, aún alterada ya que no es algo que se veía todos los días.

—¡Quiero mis medialunas! —Vuelve a decir Louis. Marie lo mira y luego a Harry.

—Bueno, ve con él a comprar las putas medialunas. —Ella le dice entre dientes. Louis sonríe y agarra del brazo a Harry, tirándolo hacia la puerta y ambos saliendo de allí.

Pero entonces Louis vuelve, riendo. —Mi ropa.

Agarra lo que ve tirado en el suelo y, luego de cambiarse, se calza las sandalias, yéndose de nuevo saludando en la mejilla a ambas chicas. Stacy hace una mueca con los ojos bien abiertos mirando hacia el sujeto que... bien, en síntesis tiene olor a polla. Intenta no demostrar su pequeño disgusto (no porque sea gay, sino porque ¡Hola, lávate la boca luego de chuparla!) pero se retuerce.

Louis lo nota y se carcajea una vez fuera del apartamento, Harry alza una ceja (suponiendo) y ambos se van.

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—Bueno yo pienso que Madonna es mejor que Britney o cualquier otra. —Comenta Louis mientras se come una factura.

—Pero es racista.

—¿Y? Es la reina del mundo, amigo. —Harry rueda los ojos.

—Pero es racista.

—Ya lo dijiste. Espera, ¿estamos jugando a copiarnos a nosotros mismos? Bien, —Louis aplaude—. Ya lo dijiste. Espera, ¿estamos jugando a copiarnos a nosotros mismos? Bien.

Harry frunce el ceño y entonces el teléfono de Louis suena. Harry espera paciente mientras se toma su café, observando a Louis hablar con, al parecer, Marie, y entonces recuerda la charla de la noche anterior y su corazón se estruja.

Louis le había platicado un poco aquella mañana, antes de que se la chupara y mucho antes de que aparecieran Marie y su amiga. Le había dicho que como el chico era demasiado popular nadie intentaba enfrentarse a él por ser gay. No obstante, Louis era demasiado débil, indefenso, y a la vez tenía una bocota (hablaba de más y sin pensar y por eso se ganaba miles de palizas, pero en su dolorosa defensa; era con lo único que podía protegerse a pesar de que terminaba perdiendo).

La sonrisa de Louis se agranda y su rostro parece iluminarse. Harry lo mira inquisitivo cuando éste deja el celular en la mesa y lo observa.

—Marie y su amiga quieren que vayamos al parque de diversiones, para ayudar a su hermano o algo así. —Él se encoge de hombros.

—¿Ayudarlo, cómo?

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—Cuando me dijiste que lo ayudaríamos “entreteniendo a los niños”, no agregaste la parte de los disfraces. —Señala Harry, mirando entre ambos.