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Y despertó, en un sueño con un destino ya escrito, él con espada en mano se encaminó al país, un extraño y loco país. Dentro encontró miles de extravagantes cosas que poco después lo llevarían hasta un hombre de mediana edad, este lo llamó por "Alicia" aunque él se llamara SeokJin, a las demás personas parecía no importarles pues todos le decían igual.

Tal nombre le molestaba a él pero nadie hacía caso en que lo dejaran de llamar así, en cambio aquel trato aumentaba más y más hasta que se apartó y buscó respuesta a todas las dudas que tenía, ¿por qué estaba en ese lugar?, ¿estaba muerto?, ¿cuándo pasó de estar en batalla a estar en ese extraño país?, ¿por qué no estaba herido si en la batalla sintió el filo de su espada cortarle el cuello?

Miles de preguntas sin respuestas rondaban su cabeza, no lograba conservar la calma y el ruido de todas esas personas era estresante, no lograba encontrar nada que lo llevara a algún lugar por lo que no se molestó en preguntarse si estaba perdido pues era como estaba.

Su mente se vio abruptamente interrumpida cuando de repente un par de hombres armados lo detuvieron y lo llevaron a lo que parecía ser un castillo, ahí se encontró con el rey, extrañado pero siendo cortés para no ser asesinado preguntó el por qué de su llamado... la respuesta fue por mucho interesante.

–Sé mi soldado.– había escuchado salir de los finos labios del rey. Extrañado preguntó:

–¿Por qué yo de entre todos sus súbditos?, mi lord.– aunque esa pregunta no tuvo más que una leve sonrisa y un "pronto lo sabrá", aceptó el cargo, él no tenía posada y mucho menos comida, por lo que se dispuso a apoyar las fuerzas armadas del país a pesar de no saber el por qué de todo.

Parecía una marioneta... una con destino devastador.

 una con destino devastador

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Ya eran las 17:56 pm. Un pueblo entero de Epistolaria había sido arrasado, no hubo supervivientes más que el soldado Kim Seok Jin, él estaba bajo los escombros de lo que fue su casa, a su veredicto él estaba durmiendo... ellos sabían que no era verdad.

Esa noche entre lamentos y tristeza de muchos el país entró en luto, y lejos de ellos estaba el Guerrero SeokJin, sin algún alma en su cuerpo, teniendo dentro aún su pequeña y única parte buena gritando de dolor, tratando de matar al demonio en su interior que trataba de tomar el poder pero el bueno era débil.

Días después escapó, ya no se preguntaba el por qué de estar allí o cualquier otra cosa, solo deseaba alimentar al demonio en su interior.

Y como había llegado al país salió, con su espada de doble filo y su armadura roja, matando y robando para sentir una pizca de "felicidad" pero no encontrando tal cosa que le volvía aún más descabellado.

Noche tras noche él cambiaba, su alma, su ser lo abandonó... sólo quedó un cuerpo con hambre de muerte. Su destino había sido torcido y no se podía reparar.

Guerra en sueños - KookMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora