Capítulo único

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MI SOLEDAD Y YO | GINSTORIA AU

El alcohol siempre había guiado sus malas decisiones, precedido sus malos ratos y desencadenando sus desgracias, lo sabía muy bien, aunque su orgullo nunca le permitiría admitirlo en voz alta. Sin embargo, ni siquiera la premisa de que tendría que añadir esa noche a su larga lista de errores detuvo a sus manos de tomar el teléfono con una única intención.

Fue fácil llegar a su nombre, pero fue doloroso verla en la fotografía que nunca se había dignado a cambiar. Su rostro sonriente se sintió como una estocada ardiente en su ya molido corazón. Él no quería seguir con eso y le transmitía el mensaje con latidos furiosos, pero ella, terca y obstinada como siempre había sido, los ignoró.

Su dedo se deslizó por la pantalla e hincó en el ícono de llamada. Ya no había vuelta atrás.

Sus piernas cedieron a su peso y Ginny se derrumbó de espaldas sobre el colchón mientras su celular pitaba una y otra vez. Sus tripas se revolvían de forma dolorosa y una horrible presión se instaló en su pecho, dificultándole la respiración. El teléfono seguía pitando, una y otra y otra vez y ese angustiante sonido la golpeo como si de un dolor físico se tratara.

La tortura terminó en el momento en el que ya había perdido toda la fe. Su llamada fue contestada, pero la persona detrás de la línea no hablo. Sin embargo, Ginny era capaz de escuchar su respiración y supo que estaba esperando.

Se preguntó cuando tardaría en cortarle en el momento en el que se diera cuenta que era ella, cuando hablara y su voz la delatara, aunque cabía la posibilidad de que Astoria ya lo supiera.

—Astoria —pronunció con un hilo de voz. No obtuvo respuesta y temió que hubiera cortado, pero un rápido vistazo a la pantalla le indicó que ella seguía en línea. Eso le dio el valor para continuar—. Astoria, ¿cómo estás?

Su habitación estaba tan callada que fue capaz de escuchar el jadeo desde el otro lado.

—Bien, gracias. ¿Cómo estás tú? —contestó Astoria con alegría. Ginny sabía que estaba fingiendo, la conocía demasiado bien como para no notar que ocultaba algo detrás de su voz eufórica, sin embargo, decidió ignorar ese detalle.

—Bien. —Una autentica mentira porque no había habido un solo momento después de su ruptura en el que Ginny se encontrara genuinamente bien y nadie más que ella lo sabía porque para el resto, su familia, amigos y muchos conocidos, mantuvo la fachada de felicidad y (cuando la estupidez la rebasa) alivio. Y cuanto dolía sonreír y asegurarles que no extrañaba a Astoria, que era cosa del pasado, que todo había terminado mientras todo se desgarraba en su interior—. Muy bien, gracias.

El silencio se instaló entre ellas. Estaba claro que Astoria no deseaba seguir con esa conversación, aunque el hecho de que no acabara con la llamada le dio una vaga esperanza a Ginny.

Tragó saliva.

—Me enteré que saliste del país.

—Lo hice, necesitaba un respiro.

Las cosas no estaban prosperando y tampoco parecía que fueran a hacerlo en el futuro. La verdad era dolorosa, pero ¿bastaría para detener a un corazón obstinado?

—¿Allá es de día o es de noche?

—Son las ocho de la mañana, Ginny. —Escuchar a su nombre ser pronunciado por esos labios se sintió como una victoria

—Perfecto. ¿Es bonita esa ciudad para ir de vacaciones?

—Lo es.

—¿Y cómo es el hotel, romántico y lujoso? He visto las fotos, la vista a la playa debe ser espec...

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