Capítulo 20

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Su cabellera castaña clara estaba desordenada, sus ojos un poco abiertos al notarme al lado de Eaden. Estaba en un pijama aparéntenme caro. Ella nos mira a los dos y de momento posa su mirada azulada en mi padre igual de sorprendida. En ese momento entendí todo lo que había pasado antes.

—¿Tú eres la “niñera” de Eaden? —la miro confundida.

—Si…

—¿Por qué actuabas tan rara conmigo?

—¿Por qué la metiste en esto? —Pregunta mirando al chico de mi lado—. Sabes lo peligroso que puede ser todo esto —se lleva la mano a la cabeza y suspira. Sus ojeras delataban que no ha dormido bien los últimos días, pero, ¿por qué?

—No es momento de lamentarse —habla mi padre haciéndose notar en el lugar—, tenemos que salvar a mi familia y a la amiga de Arie —con esas palabras vuelvo a la realidad.

Mi mamá y hermanos estaban desaparecidos al igual que mi mejor amiga. Y por alguna casualidad esto tenía que ver con Eaden y el yo saber su secreto.

—Estoy muy confundida —miro atónita a la mujer que estaba parada delante de mí.

—Hablemos adentro —se abre paso dejándonos entrar a su casa.

El lugar era bastante acogedor y tenía unos adornos muy sencillos, no se parecía en nada a comparación con lo que mostraba el exterior de la casa. Sus muebles eran suaves y cómodos, lo supe al sentarme en uno de ellos. Tenía cuadros que parecían caros de autores que no tenía la menor idea. Unas escaleras adornaban la sala de estar dando paso al segundo piso.

—¿Qué era esa carta de la que no me querías decir nada? —hago una incógnita recordando aquella noche en la dirección.

—Era mía —responde André— quería saber cómo estabas y gracias a Evelina podía saber de ti sin que la madre de Eaden se interpusiera.

—¿Cuál era tu parte del trato?

—Yo… —iba a seguir pero es interrumpido por ella.

—No sigas, André.

—¿Qué está pasando? —frunzo el entrecejo mientras mi cerebro maquinaba mas de cien preguntas a la vez. Desde paranoicas hasta otras que no entendía en nada el porqué las pensaba.

—Es malo saberlo todo, deberías ya saber eso —dice Evelina cruzándose de brazos— solo quiero que sepas que aquí yo no soy la mala.

—Eso es difícil de creer.

—Lo sé, pero gracias a mi hay posibilidades de ayudarte —su voz era calmada. No se mostraba arrogante, sino al contrario, estaba siendo un poco amable esta vez, al menos eso expresaba su rostro—. Y bien, quien me dice lo que sucede.

—La familia de Arie al igual que la amiga están desaparecidas —se hace notar el castaño en la habitación—, y creo se quien pudo haber sido.

—Yo también creo quien pudo haber sido —su rostro se torna de ¿tristeza?—, dame un momento.

—No te esfuerces mucho, recuerda que eso te hace daño.

—No te preocupes, es una urgencia ¿no? —sonríe al ver como el chico se preocupaba por ella. Eso en cierto punto me alegraba. El notar ese vínculo que habían creado era hermoso de ver.

—¿Que va a hacer?

—Evelina puede ver lo que ocurre en ciertos lugares, pero ese poder no lo resiste su cuerpo —agacha la cabeza mirando al suelo. Sus manos las mete en su pantalón y solo me daban ganas de abrazarle...

—¿Así fue como supiste lo de la dirección? —hablo apartando aquel deseo de mi cabeza.

—Así es. Me tomara unos minutos, solo no hagan ruido.

Un instante en tu mundo [#1] ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora