El rubio miró nuevamente por el ventanal de su despacho. Esperaba un paquete importante y debía bajar rápido para ser el primero en recogerlo ya que era una sorpresa para Naoki, su... ¿Novio? Como sea, el cigarrillo en sus manos temblorosas se estaba deshaciendo y las cenizas caían en el poyete de la ventana. Dejó lo restante del pequeño cilindro en un cenicero y suspiró profundamente. Al volver a mirar a través del cristal pudo avistar al cartero aparcando delante de la plaza. Sonrió emocionado y salió de la habitación como alma que lleva el diablo hasta llegar a la puerta, justo a tiempo para abrir los portones y firmar el papeleo por el reparto.
-Que tenga un buen día.-dijo el cartero con una sonrisa.
Isaías asintió emocionado y cerró las puertas. Miró el paquete por unos segundos y apoyó su espalda en las puertas.
-De verdad, Naoki... Me estás haciendo perder la cabeza.-murmuró para sus adentros.
El mero hecho de que él sólo le compraba baratijas a sus ex parejas y que ahora le comprase aquello a una persona con la que solamente llevaba dos semanas daba mucho en lo que pensar. Suspiró y se incorporó, poniendo rumbo nuevamente a su despacho. En el camino se encontró con Ame y Kenai quienes le preguntaron qué era ese paquete. Sus rostros mostraban una curiosidad parecida a la de los niños pequeños, cosa que hizo reír al mayor. "Un simple capricho", había respondido a la pregunta de la pareja. Ambos rieron tontamente y le miraron con las cejas elevadas. El rubio sabía lo que eso significaba, y con un ligero sonrojo subió en silencio lo que restaba de escalera. Abrió la puerta de su despacho y dejó el paquete en el escritorio con una nota que decía "No abrir, gracias." escrito con rotulador negro. Entró al baño y se dio una ducha refrescante, quería despejarse un poco y pasar tiempo a solas en sus pensamientos. Tras unos quince minutos bajo el agua salió de la cabina cuadrada en una esquina del baño, justo al lado de la bañera, y se puso el albornoz para secar su cuerpo. Salió del baño y pasó a su despacho, que a su vez era su habitación, y para tener mayor privacidad echó las cortinas del gran ventanal. Antes no le importaba que la gente que vivía en frente le mirase con morbo y lujuria, pero últimamente ese tipo de miradas le incomodaban. O al menos las del resto de gente, porque sabía de una persona que le encantaba que le mirase así. Se sentó en el sillón del despacho y se secó el cuerpo despacio; seguidamente se vistió con la ropa interior y unos pantalones vaqueros un tanto ceñidos. Dejó su torso al descubierto; estaba más cómodo así vestido, si es que se le podía llamar así a como estaba en ese momento. Examinó nuevamente el paquete con una sonrisa boba.
-Espero que le guste...-dijo para sus adentros. Se le notaba nervioso.- ¿Debería llamarle ya o esperarme a qu-?
No le dio tiempo ni a acabar la frase. Se escucharon algunos golpecitos en la puerta y un "¿Se puede?" que los acompañaba. El rubio sonrió al reconocer la voz y se levantó de su asiento.
-Por supuesto. Pasa, mon maître.-habló lo suficientemente alto como para que quien fuese que estuviera fuera le escuchase.
La puerta se abrió, dejando ver a un hombre moreno de cabello rosa. Cuando vio a Isaías una sonrisita apareció en su rostro.
-¿No tenías otro apodo que ponerme?- pasó al interior de la sala, cerrando la puerta tras de sí. Se acercó al escritorio y observó el paquete con curiosidad, acariciando la superficie de cartón con las yemas de sus dedos.
-Es que queda perfecto contigo, ¿no crees?-su tono cambió a uno más seductor, aunque no duró mucho porque al notar la curiosidad que el chico mostraba por el paquete la emoción llenó su cuerpo.- ¿No quieres saber lo que hay dentro?
-Querer quiero; el problema, -señaló el mensaje del cartón- es que no tengo permiso para abrirlo.
-No te preocupes por eso, querido.- una sonrisa pícara apareció en su rostro. Se levantó y se acercó a Naoki quien le miró sonrojado, sin poder evitar bajar la mirada hacia su torso.- Tienes el permiso para abrir lo que quieras...-susurró en su cuello. Seguidamente lo besó con dulzura y miró el paquete, apoyando su mejilla en el hombro del más alto.- Venga, ábrelo. Lo estás deseando.
El pelirrosa hizo caso al hombre y abrió el paquete, dejando a la vista papel de burbujas en su interior. Lo sacó y desenvolvió lo que fuese que hubiera debajo. Dejó caer el papel de burbujas y admiró con una sonrisa boba el primer regalo.
-Isaías...- susurró lleno de felicidad. Dejó el objeto sobre la mesa y se giró para abrazar al rubio y llenar su rostro de besos.- Es precioso...- murmuró, alejándose de Isaías y tomando de nuevo el objeto. Era un collage de fotos de ambos juntos con corazones y cosas cursis escondidas por las esquinas.
-Dale la vuelta.- ordenó Isaías con una gran sonrisa.
El pelirrosa asintió e hizo lo que el hombre le pidió. Una carta estaba pegada en el reverso del marco.
-Espero que te guste... No soy muy bueno con las cursilerías.- avisó el rubio. Dejó sus brazos alrededor de la cintura del más alto y besó nuevamente su cuello.- Hay un regalo más.-anunció sin separar su rostro de su cuello.
El pelirrosa arqueó una ceja y metió las manos en la caja, sacando algo envuelto nuevamente en papel de burbujas. Lentamente lo desenvolvió, aguantando la risa que le provocaban las cosquillas que Isaías hacía en su cuello con su perilla. Sacó una paleta de acuarelas, un bloc de dibujo y un libro que recogía varios hechizos únicos que Isaías había presenciado. Naoki abrió los ojos como platos y dejó las cosas nuevamente en la caja, quedándose estático. Isaías suspiró, se le notaba triste.
—No te han gustado, ¿cierto?-se alejó dos pasos de él y se llevó una mano a su rostro, cubriendo sus ojos y su frente.- Sabía que era mala ide-
No pudo terminarla frase ya que los labios del menor hicieron presión en los suyos de manera repentina. Abrió los ojos, estupefacto, y correspondió al muchacho posicionando ambas manos detrás de su cabeza, acercándole más a él. Se separaron tras unos segundos y el rubio le miró con el entusiasmo de un niño pequeño que va al parque por primera vez.
—¿Te han gustado?
Naoki negó con su cabeza, conteniendo la risa. Besó la punta de la nariz del rubio y sonrió lleno de felicidad.
—Me han encantado.- besó sus labios fugazmente.- ¿Cómo se te ocurrió regalarme esto? No te veía como ese tipo de novio.
—Cosas de la vida, supongo.- Isaías se encogió de hombros y escondió su rostro en el pecho de Naoki.- Me alegra que te hayan gustado... No sabía si lo estaba haciendo bien, si me estaba adelantando o algo por el estilo...-rió entre dientes con nervios.
—Tonto.- el pelirrosa rió y besó la nariz del sacerdote.- Todo lo que hagas por mí estará bien.- sonrió dulcemente para transmitirle confianza.
—Está bien...- rió entre dientes y rodeó la cintura de su amante con un brazo, caminando hacia el sofá. Se lanzó en este y tiró de Naoki para que cayese sobre él, quedando el rubio debajo y el demonio sobre su pecho. Ambos sonrieron.- Te amo.
—Yo más.- besó los labios del mayor y se acurrucó en su pecho, escuchando los latidos de su corazón.- Me han encantado... Ha sido una grata sorpresa.- rió tontamente.
El mayor no pronunció ninguna palabra, pero una pequeña risa nerviosa y el hecho de que cubrió su rostro fueron actos suficientes para que Naoki se diese cuenta de cómo se sentía. Ambos cerraron los ojos, Isaías enredando sus dedos en el cabello de Naoki y este último besando de vez en cuando el torso desnudo del rubio. Tras un rato en un cómodo silencio se durmieron, pudiendo así descansar por una vez en varios días.
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¡Hola, hola! Daphne por aquí reportándose. Espero que os haya gustado este one shot y que lo hayáis disfrutado (sí, Mary, te miro a ti). Es el primero que escribo seriamente en bastante tiempo, espero que haya sido de vuestro agrado. Y ya no alargo más esta nota, ¡os quiero! <3
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- ̗̀↳𝐇ⁱˢᵗᵒʳʸ 𝐎ᶠ 𝐌ᵘᵗᵃⁿᵗˢ
Romance•.*꒰ ¡One-shots entre personajes de un roleplay que hemos creado unos amigos y yo! Espero que os guste este libro xd. Probablemente lo lleve con más personas, al fin y al cabo esto es sobre shippeos en el rol. Dicho esto, ¡a leer!