PRÓLOGO

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   La vida: <<espacio de tiempo que transcurre desde el nacimiento de un animal o un vegetal hasta su muerte>>. Esta definición estarás de acuerdo conmigo en que es algo superficial, bastante objetiva. La vida es mucho más que una simple época y no se reduce únicamente al tiempo. Tenemos que ir más allá y pensar: ¿qué es la vida? ¿Qué es vivir?

   La filosofía se encarga en gran parte de encontrar el sentido de la vida, un tema muy extenso y sujeto a numerosas perspectivas. Me remonto al siglo IV a. C. para hablar de la mayor figura de la filosofía antigua: Aristóteles. Posiblemente, su definición del sentido de la vida sea el más genérico y al mismo tiempo el más compartido por todos: la búsqueda de la felicidad y el bienestar. Aunque los griegos hablaran de una felicidad colectiva, es indudable creer que todos nosotros existimos y vivimos buscando estar lo más felices posibles. Por ello mismo tenemos sueños.

   Nuestras metas y objetivos a corto plazo nos brindan un bienestar corto, pero satisfactorio. Estos nos ayudan a romper con la monotonía y conseguir sobrevivir día tras día, cumpliéndolos. Pero existimos por y para los objetivos grandes. ¿Quién no tiene un sueño que requiere tiempo y paciencia de conseguir? Seguro que hasta tú, después de leer esto, has pensado en los que tienes o una vez tuviste. Y quien mejor para recordarte que todo sueño requiere su esfuerzo que el propio Buda: <<no pienses que no pasa nada simplemente porque no ves tu crecimiento… las grandes cosas crecen en silencio>>.

   Sin embargo, sé muy bien lo difícil que debe ser pensar en ello, aún más definir qué es la vida. Esta puede ser descrita de mil maneras, dependiendo de quién la defina. Un buen proverbio japonés dice lo siguiente: <<estudiar el pasado es la mejor forma de aprender para el futuro>>. Esta es una posible descripción de lo que consiste nuestras vidas, tanto la tuya como la mía. Vivir es fallar, aprender de esos errores y no volver a cometerlos. La vida es aprendizaje y maduración.  Y no solo debemos aprender a no cometer los errores individuales, sino también los que involucra a toda una sociedad. Y, ¿cuál es uno de los mayores errores de la humanidad que jamás debe repetirse? Sin duda, la 2ª Guerra Mundial.

   1939. Hitler se hace con Polonia y declara la guerra. Diferentes potencias mundiales comienzan a unirse a la batalla, tales como Inglaterra, Francia, Italia, la Unión Soviética, Estados Unidos y Japón. Se dividen en dos bandos: los Aliados (Inglaterra, Francia, Estados Unidos y, más adelante, la Unión Soviética) y los Ejes (Alemania, Italia y Japón). Y, con ello, da lugar a uno de los mayores periodos de crueldad y sufrimiento que la humanidad jamás haya sufrido.

   Destrucción de ciudades completas, torturas inhumanas sobre personas inocentes, experimentos despiadados sin consentimiento alguno, familias rotas, niños luchando contra su propia voluntad, atroces asesinatos, pérdida de toda fe en la humanidad… Todo esto culmina con la llegada de los soviéticos a Berlín en 1945 y la llegada del resto de aliados en abril, el suicidio de Adolf Hitler el día 30 y la derrota y rendición de los alemanes el 8 de mayo de 1945. Pero todavía quedaba una última acción, el mayor horror jamás realizado: las bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki, que dieron fin a la guerra.

   Entre 50 y 60 millones de personas aproximadamente perdieron la vida y más de mil millones de vidas quedarían trastornadas por el resto de la historia. Y de todo lo que supuso la guerra, una de las heridas más difíciles de cicatrizar no fue otra que el trato desalmado que los nazis tuvieron con los judíos. Más de 6 millones de judíos fueron sistemáticamente exterminados, 11 millones de personas víctimas de los campos de concentración y muchas otras más víctimas de crímenes contra la humanidad.

   Todo lo anterior jamás debe ser olvidado y necesitamos que nunca vuelva a repetirse. La vida, por tanto, está llena tanto de felicidad como de sufrimiento. Pero, ¿de qué forma podemos llegar a comprender qué es la vida y en qué consiste realmente vivir? Sencillo, con una historia.

   Para comprender todo de lo que he hablado, tengo una historia. Me la contaron hace ya mucho tiempo, cuando tenía yo solamente diez años. Pero, aun siendo tan pequeño, te aseguro que lo comprendí todo a la perfección. Esta historia no es otra que la de Christopher Wahnon.

El Dédalo de la VidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora