Después de tanto tiempo, tantos años, Stan al fin regresó a South Park. Randy y Shannon invitaron a todos su vecinos y amigos a una fiesta por su reintegración al pueblo. Los amigos de Stan también fueron invitados.
[...]
Se escaparon de entre la multitud tan solo un momento, huyendo a la habitación de Stan, querían disfrutar (como en los viejos tiempos) de la tranquilidad que le ofrecía el otro. Entre luces, mariguana y Metallica; se conocieron, la efusividad principal cuando todo era la felicidad del reencuentro se volvió pasional, chocando labios y dientes.
Los ojos del pelirrojo viajaron hacia la ventana, solo por distraer la mente, observando entre las penumbras del ocaso, entre tonos rojos y naranjas; como Eric y Kenny salían del patio para, desde afuera y muy atrás, casi sumergidos en la profundidad de los árboles, espiarles con unos binoculares, a través de la ventana abierta de la habitación del dueño de la casa, había sido tanta la emoción e inesperado el encuentro, que olvidaron ser discretos. Primero observaba uno y luego otro, en ese instante Stan se puso de rodillas y le empujó contra su escritorio, para buscar entre sus pantalones la virilidad envuelta en rizos rojizos. Se podía imaginar las muecas de asco del castaño, y las obscenas caricias del rubio al espiarles cuando la boca de Stan le rodeo, tragándole entero.
Quería protestar, avisarle a su amigo, sin embargo, una extraña emoción chispeante y oscura le detuvo de hacerlo, queriendo averiguar qué tal lejos podía llegar. Le ponía durísimo el saberse observado. Soltaba suspiros mientras se aferraba al escritorio y en su vientre bajo sentía el cosquilleo que el exhibicionismo ofrecía. Le quito el gorro de lana para acariciar la mata negra y revuelta, cuando aún en la distancia, observaba el movimiento de la mano de Kenny, un conocido vaivén de la mano derecha resaltado en naranja; casi podía afirmar se masturbaba viéndolos y en ese momento le preocupó que tanto se podía observar desde allá.
Mordiéndose los labios, quiso ser participe del acto, en donde tres eran conscientes; y para dar un espectáculo digno se admirar, le dio una fuerte bofetada a Stan y con esa misma mano se aferró al cabello cenizo con fuerza para acelerar marcar y su propio ritmo; por su parte el moreno, extasiado, había sacado su miembro para satisfacerse, a ambos. Los ojos verdes no se habían separado del reflejo anaranjado de los binoculares, arremetiendo al mismo ritmo que el rubio, en una insana sincronía; hasta que notó una mancha marrón detrás de sus amigos.
Fue demasiado tarde para reaccionar, abstraídos en el mundano deleite; cuando un oso en busca de comida se acerco a la fiesta y hambriento decidió atacarlos. Primero a Kenny que estaba muy distraído, dándole un fuerte zarpazo por la espalda, lo que provocó que el rubio cayera de frente sobre la nieve, bastó una mordida en el cuello para la nieve se tiñera de rojo; con las manos el rubio intentaba detener la hemorragia, en movimientos erráticos y desesperados. Kyle le podía ver gritar mas no le escuchaba por lo fuerte de la música en la fiesta, suponía nadie los escuchaba, cuando la nieve se volvió una gran y oscurecida mancha carmín, el judío le dio una bofetada más fuerte a Stan y aumento el ritmo de sus embestidas, metiendo también el pulgar a la boca, ahogándolo. Los ojos ennegrecidos de placer por la visión arrebatadora de un hombre cercano a la muerte.
Ahora fue el turno de Eric, que era menos ágil que el rubio y a pesar de tener ventaja el oso le dio alcance, que en cuatro patas se dirigía a su nueva presa, pronto entró en escena el tío de Stan con un file en la mano, dispuesto a matar a aquella criatura, que a pesar de los disparos no se detenía; tampoco eran tan letales, no quería lastimar a Eric. El oso masticaba brazos y piernas regordetas, hasta que Jimbo se colocó justo al frente y le metió unan bala al animal entre ojo y ojo.
Los adultos se aglomeraban entre los dos chicos, unos quitaban el cadáver de la bestia que, había caído enérgicamente sobre un maltrecho Eric, al momento de su muerte; otros auxiliaban a Kenny, los ojos verdes viajaban de un charco de sangre a otro, prestado especial atención al rubio; que intentaba afianzarse a la persona que lo sujetaba, sus manos pálidas y temblorosas cayeron con fuerza y se hundieron en la nieve, dando así, por finalizada su vida.
En ese instante, Kyle lleno de violencia y adrenalina bombeo tan fuerte y tan rápido que lagrimas se deslizaron por las mejillas de su amigo, llegando a la cúspide de su placer, desbordando su semilla en la cálida garganta ajena; el moreno deshizo el agarre sobre su melena para poder retirarse y vomitar en el suelo.
"¿Dude, qué pasa contigo?" Preguntó enfadado, limpiándose los ojos, sin embargo, sus mejillas enrojecidas denotaban que disfrutaba el acto y que inclusive, también había llegado a su propio éxtasis. Nunca ninguno de los dos había tenido un orgasmo tan bueno. El judío se acercó a su amigo que aún seguía de rodillas para acariciarle la mejilla y la melena, encarando aquellos ojos azules rojizos y ausentes por la droga. "Sigue" Ordenó el pelirrojo con voz severa, y así continuaron, Stan ajeno a la situación de afuera; Kyle, observando detenidamente como movían el cadáver de Kenny y hacían torniquetes en los brazos y piernas de Eric.
[...]
Días después ambos fueron al funeral de Kenny, que fue frio y triste; los señores McCormick no se comportaron a la altura de la situación, como era de esperarse, y aun muerto, culparon a Kenny de todo lo malo que les había pasado en la vida.
Kyle pasó a despedirse de su amigo, con el corazón hundido, no por el funeral en sí, sino de ver al rubio que era expuesto con la caja abierta y sentir en lo profundo de su subconsciente, el fantasma de un extraño goce. Inmediatamente después de eso tuvo que correr al baño para descargarse, Stan le siguió en poco tiempo, incapaz de ver el cadáver de su amigo. La culpa carcomía las entrañas del moreno casi tan fuerte como sus lamentos; mientras Kyle encerrado en uno de los cubículos se masturbaba violetamente; recordando el frio cadáver que acababa de ver, con las pestañas largas y pajizas que nunca más volvería a abrir y fantaseando con los ojos azules y vacíos, con probar los labios resecos y sentir la piel helada y la rigidez del rigor mortis. Entretanto, Stan dio un sollozo espacialmente doloroso, que fue suficiente para endulzar los oídos del judío y asegurarle un clímax pleno. Una vez recompuesto salió del cubículo para consolar a su amigo, apretando los laidos y meditando sobre sus deseos mas íntimos.
[...]
Horas más tarde se dirigieron al hospital. Stan lloraba amargamente la pérdida del rubio y las heridas de su amigo, "Fue por mi culpa" Decía de vez en vez, "Por mi estúpida fiesta",
El pelirrojo le abrazaba para tranquilizarlo mientras susurraba delicadamente. "Stan, no eres culpable de nada", la severa mirada gitana se dirigía al cuerpo inconsciente del castaño, siendo ahora solo ellos dos, los conocedores de la verdad. "¿Por qué no vas a casa?" Preguntó cuándo el otro se hubo calmado un poco, dejando húmedo el hombro de su traje. "Yo me quedo con Eric, ve a descansar" Con un contacto visual cargado de remordimiento en los azules, asintió hipando y lentamente salió de ahí.
[...]
Kyle se quedó largas horas esperando, ese día y días posteriores, a veces con Stan, a veces solo, hasta que, al fin, el castaño abrió los ojos.
—¿Dormiste bien? — Preguntó el pelirrojo sentándose a un costado de la cama, para encarar el rostro herido de su amigo. — Tenemos que hablar de lo sucedido el día de la fiesta.
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Aʟʟᴇsғʀᴇssᴇʀ
FanfictionLa culpa carcomía las entrañas del moreno casi tan fuerte como sus lamentos; mientras Kyle encerrado en uno de los cubículos se masturbaba violetamente; recordando el frio cadáver que acababa de ver.