El Primer Cumpleaños

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El tiempo pasaba volando y no podían creer que su pedasito de sol ya tuviera 1 añito prácticamente, Candy y la abuela Marta querían celebrar el cumple, Albert no.
-Amor nuestro pequeño ya va ha cumplir el primer año y la abuela se lo quiere celebrar a lo grande.
-No amor, no es justo para el, no lo disfrutará tanto como los otros niños más grandes, el duerme a un mucho.
-Pero mi vida, es un festejo a la vida que procreamos juntos, porfa-dijo Candy haciéndole ojitos a Albert.
- Hay amor, esta bien pero no quiero que se agoten tanto en la celebración.
- Claro amor, estábamos pensando en un restaurante de comidas rápidas, de esos que tienen juegos adentro e incluso sus propios animadores, sería con motivo de Pokemon, sabes como le gusta ese programa.
-Esta bien amor pero la figura de la piñata que reventaron háganla de los malos y un pikachu y un Ash más pequeño, solo de adorno, no te imaginas lo traumatico que puede ser que alguien rompa algo tan parecido a lo que mas te gusta o quieres, dijo Albert a la ves que recordaba aquel cumpleaños que su tía le había hecho una piñata con la forma de su amada pupet  que eran su mascota, una mofeta que había rescatado y había sido su compañía por mucho tiempo.
-claro amor, muchas gracias - dijo Candy dándole un beso en los labios que se volvió arrebatado y estaban listos para un rapidito. A un Seguían igual de fogoso o más a un que antes, así se entregaban al amor a un que sea muy rápido, pero de esos habían muchos durante todo el día, pero la verdadera entrega era en la noche, cuando era total, en cuerpo, alma y espíritu. Después Candy bajo a darle la buena nueva a su abuela, mientras Albert se quedaba un momento en el cuarto con su retoño jugando a los carrito y avioncitos o "casando" pokemos con sus pokebolas, su juego preferido, pues a un que era pequeño le encantaban mucho los animales y le encantaba ver animal planeta, sabu mafu, puro programas de animales.
Así que un mes antes del cumple la abuela y Candy se habían dedicado a encontrar el restaurante perfecto a mandar las invitaciones a los más allegados y supervisar que todo saliera simplemente perfecto.

Habrían juegos populares, ch odas sencillas como sacar la manzana, el baile de las sillas, tiro al blanco, poner la cola al burro, ya es, cuerda, chaine, con los empleados de Denys que les ayudarían en todo eso, pues habían alquilado el local por todo el día, además que mantendrían comida y bebidas sin alcohol en las manos de los invitados, todo estaba preparado para que fuera un día divertido; además que invitaría a ambas familias pues era momento de limar asperezas, pues no querían que su hijo o hijos crecieran en un ambiente de odio familiar.
Pero antes de eso, ya la abuela tenía listo los trámites para el matrimonio civil y eclesiástico de los chicos, porque no quería que siguieran en pecado les había avisado a ambos padres pero los únicos que irían irónicamente eran George el padre de Albert y la madre de Candy, pues los otros padres estaban en desacuerdo con esa unión, en una hermosa seremonio a un que sencilla y con un retoño como muestra de su amor, se jugaban el sí eterno Candy y Albert, ante las leyes de Dios y los hombres como era lo correcto, este contrato sería el más importante que firmarían por el resto de sus vidas y al que debían de respetar y lo harían, además que debían de luchar juntos una gran batalla, una que no debían dejar jamás y que la debían de luchar juntos tomados de la mano, una batalla que les dolería en el alma y a la ves los harían mejores padres y que los unirían a un más a sus familiares.

Pero eso no sucedería a un y debían disfrutar mucho de ese tiempo de paz que tendrían porque pronto se debían convertir en una familia guerrera, una en la que se apoyarían mutuamente, una que confrontaria una cruda realidad de la vida pero que el amor, la constancia, perspicacia, el tiempo y sobre todo el amor sería imprescindibles para poder ganar esa lucha, una guerra contra el viento.

Pero en este momento disfrutaría de la intimidad de la noche de bodas con más ahínco que las otras noches, pues en esta la abuela cuidaría de su pequeño y ellos se quedarían en un lujoso hotel, gozando de las mieles del amor, mieles que más pronto de lo esperado tendrían resultados pues el Diu, se le había movido a Candy después de su última revisión y era el día justo en el que su cuerpo se preparaba para la procreación.

Al día siguiente se levantaban muy alegres pues estaban al fin casados para toda la vida y se habían prometido estar juntos en las buenas y las malas, promesas que cumplirían.
Se levantaron y bajaron a desayunar al restaurante para después ir a la casa de la abuela a arreglarse y arreglar a su retoño con un traje de Pokemon, azul en el que salía Ashu y picachu y el primero lanzando una pokebola.
El niño parecía un remolino señal de lo que la abuela Martha tan consentidora le había dado para desayunar, seguro unos panqueques con chocolate.
Ambos pusieron los ojos como platos al velo aselerado, saltando por todos lados como si fuera el hombre araña.
Lo tomaron y se fueron a bañar los tres en el gran yacussy que la abuela les había construido en el baño de su dormitorio para que se bañaran juntos pues era bueno para el desarrollo emocional de su hijo y ellos lo hacían, jugaban a hecharse agua y a jugar con la espuma, así disfrutaban gratamente de ese tiempo en familia casi todos los días.
Se vistieron Albert se puso un geans azul, con una camiseta de Pokemon y una chamarra de cuero, Candy iba con unos geans azules y la misma camiseta y chamarras, solo que ambas estaban con los bordados de mamá, papá y una pequeñita que decía hijo, lucían fabulosos y así lo pasarían ese día, uno que se convertiria en uno de los más gratos recuerdos de la familia.
Nunca pensaron que su hijo iba a disfrutar tanto el cumpleaños, muchos conocidos fueron cos sus regalos, unos que quedarían guardados en el cajón de los recuerdos porque al niño le gustaba más la caja en la que habían sido envueltos o romper el papel en el que venía envuelto y el juguete, ni en cuenta, le había gustado la música y bailar, eso sí lo demás solo miraba y reía sin parar, pues a un que no podía jugar estaba feliz por todo lo que miraba, le encantaban los colores y sus dibujos favoritos por todos lados, le encantaban los colores y sus ojos brillaban al ver todo, si era feliz y le encantaba la gente, el sonido de la música, todo parecía tan bonito, algo de ensueño, la familia perfecta porque se les notaba el amor que se profesan y lo feliz que son.

Todo paso y la noticia del matrimonio de Albert y el posterior cumpleaños de su hijo, estuvo en todos los diarios en la parte de sociedad de estos, pero a la familia lo menos que le importaba era el que dirán, sino lo que ellos vivían dentro de su pequeño paraíso todo parecía perfecto, ese año se graduaria Albert y estudiaría posterior su especialidad y Candy iniciaría sus estudios, poco a poco y a distancia, para estar con su pequeño lo más que pudiera.

Así pasarían durante ese año llenos de paz y felicidad.

Cóntinuara......

Estrella en la ObscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora