Los hermanos se inclinan con los codos apoyados sobre la baranda, mientras observan cómo las chicas a las que acaban de conocer se quitan las camisetas para dejar a la vista sus bikinis y se meten al agua, con la tabla de surf flotando entre ambas.
—Seguramente esté usando lentes de contacto —dice Rayna—. Se hacen lentes de ese color, ¿sabes?
Él sacude la cabeza.
—No está usando lentes de contacto. La viste tan claro como me estás viendo a mí. Ella es de los nuestros.
—Estás loco. Ella no puede ser una de los nuestros. Mira su cabello, ni siquiera se lo puede llamar “rubio”, es casi blanco.
Galen frunce el ceño. El color de pelo lo había confundido a él también… pero eso fue antes de haberla tocado. El simple contacto de sostener su brazo, cuando ella tropezó, dispersó cualquier duda. Los Syrena siempre son atraídos por los de su especie, lo que los ayuda a encontrarse unos a otros a través de kilómetros y kilómetros de océano. Usualmente esa atracción está limitada a transmitirse a través del agua,donde pueden sentir la presencia de uno de los suyos. Nunca ha oído nada sobre que haya ocurrido en tierra alguna vez—y nunca lo percibió con tanta fuerza, punto—pero sabe lo que sintió. Él no hubiera… no podría haber reaccionado de esa forma con un humano, especialmente teniendo en cuenta lo mucho que los desprecia.
—Sé que es algo inusual…
—¿Inusual? ¡Es imposible, Galen! Nuestros genes no vienen con la opción “rubia”.
—Deja de ser tan dramática, ella es de los nuestros. Puedes ver lo mala que es siendo humana; pensé que iba a golpearse la cabeza contra la baranda.
—Está bien. Supongamos que por una rara casualidad, ella descubrió cómo decolorar miles de años de genética de su pelo. Ahora explícame por qué está saliendo—no, vacacionando—con humanos. Está rompiendo la ley justo enfrente de nuestros rostros, chapoteando en el agua con su odiosa amiga humana. ¿Por qué, Galen?
—Tal vez no sabe quiénes somos, —responde él, encogiéndose de hombros.
—¿Qué quieres decir? ¡Todo el mundo sabe quiénes somos!
—Obviamente no. Nunca la habíamos visto antes, ¿recuerdas?
—¿Estás deshidratado? —resopla ella—. La chica puede ver nuestra marca, no es como si la estuviéramos escondiendo.
—Quizás crea que es un tatuaje. —sugiere él.
—¿Un qué?
—Mira a tu alrededor, Rayna. ¿Ves las marcas en el tobillo de esa joven humana? —Señala hacia un hombre subiendo las escalinatas—. ¿Ves a ese macho? Tiene por todos lados marcas a las que los humanos llaman “tatuajes”. Puede ser que ella pensó…
Rayna levanta la mano.
—Para. Ella hubiera reconocido el tridente si fuera una de nosotros.
Galen asiente. Rayna está en lo correcto. Un Syrena reconoce a alguien de la realeza por el pequeño tridente azul ubicado en sus estómagos—y, dado que ellos están vestidos para la playa humana, es visible en ambos en aquel preciso momento. Entonces, ella tiene cabello rubio—blanco—, y no los reconoce como miembros de la realeza. Sin embargo, él sabe lo que sintió. Y ella sí tiene los mismos ojos…
—Ay, no. —gime Rayna.
—¿Qué?
—Estás poniendo esa cara.
—¿Qué cara?
—La cara que pones cuando piensas que estás en lo correcto.
—¿Lo estoy?
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Of Poseidon
FantasyGalen, príncipe de los Syrena, busca en tierra a una chica que, según ha oído, puede hablar con los peces. Es mientras Emma está de vacaciones en la playa que conoce a Galen. Aunque su conexión es inmediata y poderosa, Galen no está plenamente conve...