Antes del asalto (parte 1)

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Jaskier sabía que viajar con Geralt luego de tanto tiempo sería incómodo, pero aún así el brujo lo sorprendía.

Cuando llegaron a la Aribor y a la bendita posada, luego de cinco largos y dolorosos días de viaje a través de los bosques de Temeria, Jaskier estaba tan cansado que ni siquiera se había molestado en escuchar mientras Geralt pagaba su estancia y simplemente había seguido al brujo escaleras arriba, deseando más que nada en el mundo poder dormir en una cama decente.

Pese a considerare más un cadáver que otra cosa, Jaskier tuvo que detenerse en la puerta de la habitación al notar que sólo había una cama.

Geralt entró con tranquilidad en la estancia, dejando espadas, laúd y demás bolsas sobre la mesa (el brujo había insistido en cargar todo y en dejarlo ir sobre Roach) para después sentarse sobre la cama y comenzar a quitarse las botas.

Jaskier entendió entonces, el brujo debía de haber alquilado dos habitaciones, si, eso debía ser, tenía todo el sentido.

–Geralt, podrías darme las llaves de mi habitación?- preguntó, deseoso de acostarse.

–Sólo es una habitación Jaskier respondió Geralt con tranquilidad, comenzando a desprenderse de su armadura. Jaskier sentía sus muslos arder tras cinco días a caballo y definitivamente no estaba de humor para lidiar con el críptico brujo.

–Pero sólo hay una cama Geralt- señalo con obviedad. Al oírlo, el brujo se volteó a verlo.

–Es lo más económico Jaskier, ya sabes eso-

–Sí, y también sé que tengo suficiente dinero como para comprar toda la maldita posada- siseó Jaskier, no queriendo llamara demasiada atención sobre ellos. Tras el funeral se había leído la última voluntad de Dyalan y, aparentemente había decidido incluirlo en su testamento, antes de ser asesinado por el doppler, claro.

–No pensé que la idea de dormir juntos te resultara tan desagradable- masculló Geralt, claramente ofendido.

Jaskier tiró las manos al cielo antes eso. Sinceramente ¿con qué derecho lucía tan abatido?

Sin mediar más palabra Jaskier había dado media vuelta y marchado directamente al posadero, decidido a cambiar su acomodación por dos habitaciones, o por lo menos una con dos camas.

15 minutos después agotado física, mental y emocionalmente, Jaskier regresaba al cuarto del brujo. Aparentemente toda la maldita posada estaba llena y ellos habían tenido la suerte de conseguir una de las últimas habitaciones disponibles.

Cerrando la puerta d un portazo, Jaskier ignoró la mirada inquisitiva e Geralt, avanzando hasta quedar de pié al borde de la cama, antes de dejarse caer.

Un gemido escapó de sus labios al hacer contacto con la cama y Geralt soltó un gruñido.

–En realidad te olvidaste de que tienes una herida abierta en el estómago?- preguntó, furioso, mientras ayudaba a Jaskier a girarse sobre su costado bueno

–Me duele todo el cuerpo, brujo- escupió Jaskier –Uno empieza a perder la cuenta-

Geralt dejó salir un bufido. –No piensas cambiarte?- preguntó, mirando críticamente las ropas del bardo.

–No puedo, despiértame para la cena, luego me cambio- murmuró el bardo, antes de quedarse dormido.

Geralt dejó salir un suspiro cansado. El bardo lucía realmente demacrado, ojeras, el cabello desgastado y los labios cuarteados. Habían sido unos duros cinco días y, si no fuera por lo apremiante de la situación en Cintra, Geralt habría permitido que el viaje durara el doble, deteniéndose a descansar más a menudo, parando en las posadas...en realidad el bardo había aguantado estoicamente el esfuerzo y sólo ahora que estaban cerca de su destino, Geralt comenzaba a notar lo mucho que el viaje le había afectado.

Había jurado compensar a Jaskier por lo ocurrido en la montaña, había jurado demostrar que su amistad era importante, que él era importante y en cambio, se había encargado de hacerle perder la poca fuerza que había recuperado en los cinco días que pasaron en el predio de Dyalan.

Recordando las heridas del bardo, Geralt decidió llamar al médico de la ciudad para que les diera un nuevo tratamiento, después de todo, una infección podría ser letal.

Mirando a su compañero, Geralt susurró un "lo lamento" antes de quitarle los zapatos al bardo y colocarlo bajo las mantas de la cama.

Tras esto Geralt se concedió la oportunidad de descansar unas cuantas horas antes de la cena y, tras terminar de retirarse el resto de la armadura, se unió a Jaskier bajo las mantas.

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–No te diste mucho tiempo de descansar eh chico?- masculló el médico, observando la cadera de Jaskier con ojos críticos. El corte estaba curando bien, aunque lo enrojecido de la piel demostraba el rudo trato que la herida había recibido. –Será mejor que tome algo, no me gusta el color que tiene, y con el estado en el que estas no creo que sobrevivas una infección- Jaskier tuvo que bufar a eso.

–Pensé que los sanadores eran siempre más positivos de lo que la situación demandaba- comentó, voz tensa por el dolor.

–Lo estoy siendo- respondió tajantemente el sanador –Ya está infectada-

Geralt y Jaskier palidecieron a la vez.

–Qué?- gruñó el brujo, sintiendo el peso del mundo caer sobre él, Jaskier estaba enfermo, por él, por su culpa, porque no había podido-

–Estoy bromeando- dijo el médico, sin un atisbo de risa en la voz –No me gusta tu actitud muchacho, te hace falta un buen susto- respondió, rebuscando ente su botiquín.

Ambos hombres miraron al sanador con odio pero el hombre siguió sin inmutarse.

–Tomarás esto, una cucharada en la mañana y una en la noche, con cinco días debería ser suficiente. No más esfuerzos, por los menos por unos dos días- masculló el hombre.

Geralt le pagó y tras volver a vendar al bardo, el médico se marchó.

–Deberías tomarla ahora- dijo Geralt, tras un largo silencio.

Jaskier estaba sentado sobre la cama, con el torso desnudo y los pies descalzos. Tras su siesta, Geralt había despertado a Jaskier y junto sabían bajado a cenar. Comieron en una mesa apartada, evitando llamar demasiado la atención y, para su fortuna, un pequeño grupo de malabaristas que venían del festival de Temería había decidido presentarse en la posada, consecuentemente logrando desviar toda la atención del comedor hacia ellos.

Tras la cena, Geralt había llamado por el médico de la ciudad, forzando (y ayudando) a Jaskier a cambiar su incómodo traje por un par de pantalones suaves y una camisa holgada.

–Sí, supongo que sí- dijo Jaskier, abriendo el frasco que el médico le había dado y aceptando con una breve sonrisa la cuchara que le ofrecía Geralt.

–Oh, Melelite, que asco!- gimió el bardo, tragando con dificultad la medicina. Geralt rio por lo bajo, pero se calló al notar la mirada que le dirigió el bardo.

–Tal vez sería mejor tomarlo antes de comer- apuntó con fingida indiferencia, esquivando ágilmente la almohada que le tiró Jaskier.




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He he, me tardé un poco, sorry :D

I'm week, but no more, love.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora